A menudo, todos hemos pensado alguna vez que teníamos una situación bajo control, y realmente sólo era una ilusión, un deseo, pues las situaciones reales son complejas, multifactoriales, con diferentes inputs. Y un detalle menor puede desmoronarlo todo, causándonos una cierta frustración, al caérsenos el castillo de naipes mental que nos habíamos hecho.
Pero, efectivamente, es racional que nos esforcemos en planificar, organizar, ordenar y controlar, pues nos permite prepararnos para la realización y consecución de algún objetivo; pero, como pasa siempre, los excesos son perjudiciales, y la sobreactuación del control, por ejemplo, es negativa, y el control absoluto es imposible.
Según los especialistas, ‘la incertidumbre no se puede reducir, pero sí gestionarla’. Y está claro que los independentistas catalanes de base debemos saber gestionar la actual incertidumbre.
Ahora bien, los prepotentes, por su propia soberbia, presentan lapsus en las tareas de planificar, organizar, controlar, etc.; pues consideran que están muy por encima de los pequeños detalles. Y si las consecuencias de sus errores no las asumen ellos, sino que las paga el erario, las arcas públicas, o se difumina la responsabilidad, esos prepotentes aún ‘pasan’ más de su tarea de planificar y controlar.
Un ejemplo claro lo tuvimos la semana pasada, cuando se constató que 31 trenes (entre máquinas y vagones) adquiridos para la red de conexión entre Cantabria y Asturias, no pasaban por los túneles existentes, pues esos trenes son más anchos. El coste total de esos trenes ha sido de 258 millones de euros. Y solucionar el problema requerirá una demora de 3 años.
Y ese no es un ejemplo aislado, en el aó 2016 supimos de un submarino, con un coste de 500 millones de euros, que no flotaba por exceso de peso de entre 70 y 100 toneladas, y que después no entraba en el muelle de Cartagena, la base de la armada española, por exceso de longitud.
Evidentemente, la dejación de las funciones, incluso las más básicas como son las de efectuar las mediciones y verificaciones precisas, son, a mi modo de ver, un claro ejemplo de malversación. Pero, al no pertenecer al ‘grupo objetivamente identificable’ (GOI) independentista catalán, la fiscalía sigue autista.
Ahora bien, sabemos que el estado español pretende aplicar a nuestro GOI un control férreo, incluso saltándose todo tipo de líneas rojas éticas, como lo es infiltrar a policías en colectivos sociales pacíficos.
‘En España, la infiltración policial y la figura del Policía Encubierto se regulan en el art. 282 bis del Título III relativo a la Policía Judicial de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim). Esta norma establece en su apartado primero que cuando se trate de investigaciones que afecten a actividades propias de la delincuencia organizada exclusivamente, ‘el Juez de Instrucción competente o el Ministerio Fiscal, dando cuenta inmediata al Juez, podrán autorizar a funcionarios de la Policía Judicial, mediante resolución fundada y teniendo en cuenta su necesidad a los fines de la investigación, a actuar bajo identidad supuesta y a adquirir y transportar los objetos, efectos e instrumentos del delito y diferir la incautación de los mismos.
A modo de especificar qué se entiende legalmente por delincuencia organizada, la ley enumera una lista cerrada de los delitos que entran dentro de este tipo de delincuencia:
- Delitos de obtención, tráfico ilícito de órganos humanos y trasplante de los mismos.
- Delito de secuestro de personas.
- Delito de trata de seres humanos.
- Delitos relativos a la prostitución.
- Delitos contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico.
- Delitos relativos a la propiedad intelectual e industrial.
- Delitos contra los derechos de los trabajadores.
- Delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.
- Delitos de tráfico de especies de flora o fauna amenazada.
- Delitos contra la salud pública.
- Delitos de falsificación de moneda, falsificación de tarjetas de crédito o débito o cheques de viaje.
- Delito de tráfico y depósito de armas, municiones o explosivos.
- Delitos de terrorismo.
- Delitos contra el patrimonio histórico.
Solamente en estos casos se podrá llevar a cabo la autorización de investigaciones con policías encubiertos. Fuera de ellos no cabe legalidad alguna para poder infiltrar a un agente de policía actuando bajo una identidad supuesta.
(…) Siendo ilegales las investigaciones de agentes con identidades supuestas cometidas fuera de los casos mencionados en la ley. Aún más si se tratasen de infiltraciones policiales en movimientos sociales sin ningún tipo de actividad delictiva con el único fin de la vigilancia y el control políticos’.
(Marina Olmo Sastre, 4 de febrero del 2023, elsaltodiario.com)
Pero todos sabemos que no pasará nada, y tampoco con el caso de espionaje (Catalangate) mediante el sistema Pegasus, a pesar de las críticas de los organismos jurídicos internacionales, pues en el carpetovetónico reino español, todo está justificado para defender la sacrosanta unidad del ‘negocio de la familia real’.
El ministro de interior, Fernando Grande-Marlaska, justificó en el congreso de diputados la infiltración en movimientos sociales de Barcelona, ‘por la necesidad de prevenir la comisión de delitos y generar los datos y la información necesaria para garantizar la seguridad de todos. Vivimos en una democracia no militante y aquí no se persiguen las ideologías o las ideas, sino hechos, para garantizar el ejercicio de nuestros derechos y libertades’.
Igualmente, en su momento, la ministra de defensa, Margarita Robles, dijo ‘¿Qué tiene que hacer un Estado cuando alguien declara la independencia? Les viene muy bien ahora aparecer como víctimas’
Es decir, actúan de forma preventiva, prospectivamente, basándose en un sistema sistemático de conjeturas, y, claro, sabemos que el sistema judicial español, como ejemplo de la mayor INjusticia, lo acepta y autoriza todo. Y así nos va.
Y para poner la cereza en el pastel, ayer salió el pastelero mayor del reino, el inquisidor de la secta gubernamental, el ministro de la presidencia, Félix Bolaños, descartando el cierre de la comisaria de la policía nacional en la Vía Laietana de Barcelona. Un lugar de infausta memoria, por su largo historial represivo de torturas y asesinatos durante el franquismo y años siguientes, e incluso en la actualidad, como hemos visto por algunos de los represaliados del 2017.
Bolaños dijo ayer que no hay motivo de ceder el edificio, como reclaman la Comissió de la Dignitat y la sectorial de las personas represaliadas de la ANC, que se manifiestan periódicamente ante ese edificio para exigir la construcción de un memorial que clarifique la historia y evite su olvido, en el marco de la ley de memoria democrática.
Y Bolaños dijo que la comisaría en cuestión ya ha sido ‘resignificada’, porque lo que fue un ‘símbolo de la peor represión franquista, hoy es un lugar donde los hombres y las mujeres que forman parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado trabajan por la seguridad de todos nosotros y de acuerdo con la constitución y los valores democráticos’
Todos estos ejemplos son muestras de prepotencia, de personas acríticas, con unas ideas monolíticas ancladas en el pasado franquista. Pero, lo triste es que estamos hablando del gobierno de Pedro Sánchez, en coalición con Unidas Podemos, y que ellos mismos autodenominan ‘el gobierno más progresista de la historia’.
Y efectivamente, además de su ideología ‘españolista’ en el peor sentido del término, esas respuestas muestran su nula empatía, su nula inteligencia emocional y, también, su mínima inteligencia histórica. Además de su falta de ética y moral.
Pero, claro, la clase política, en general (y eso también es un ‘grupo objetivamente identificable (GOI)), tiene facilidad y posibilidad de hablar y hablar, aunque sea sin decir nada. Y Bolaños hace una empanada mezclando y confundiendo las fuerzas policiales con el edificio.
De momento, mientras no seamos independientes, sabemos que tendremos policía nacional y guardias civiles en nuestro país; por eso no exigimos al gobierno que se vayan (como querríamos), sino que cambien de sede, que cedan la de Via Laietana 43, por su historia. No es difícil encontrar otra sede, y tampoco es un problema logístico que justifique tener que estar en un lugar tan céntrico.
Pero el gobierno de Pedro Sánchez, en su prepotencia, es el que dice que el independentismo catalán ha acabado, que la comisaría en cuestión ya está ‘resignificada’, etc.
Que ésa sea su voluntad, vale, todo cabe. Pero que su pensamiento, mágicamente, deba ser traducido en la realidad, no deja de ser patológico.
Si no saben o no les interesa ni medir los trenes ni los submarinos, que son objetos físicos y objetivos, sus ideas y opiniones, todavía pasan menos cualquier tipo de control de calidad.
Pero saben que ‘el medio es el mensaje’, como dijo el filósofo Herbert Marshall McLuhan (1911 – 1980), que consideraba, asimismo, que ‘el contenido de todo medio es otro medio’. Y todos los gobernantes saben, usan y abusan de los medios de comunicación, subvencionándolos, para que se conviertan en medios de propaganda, olvidando la comunicación, claro.
El citado McLuhan comentó, también, que en la historia de la civilización hay tres fases: el estadio tribal, el estadio de destribalización y el estadio de retribalización, siempre basado en una vecindad analfabeta, inculta (y, en la actualidad, en la época de la información, estamos más desinformados, como sabemos).
Y en estas estamos, en la retribalización entorno al eje franquista más duro y esencialista, como vemos los independentistas catalanes, ya que todos los ámbitos de poder: político, policial, judicial, militar, financiero, económico, mediático, etc., todos, se han quitado la máscara (y no la del Covid). Pero, debajo de esa máscara, su cara es idéntica, ya que la máscara modela el rostro de carne, y viceversa. Todos sabemos que en las antiguas guerras, los guerreros se ponían máscaras para atemorizar a sus enemigos, y, al considerarnos sus enemigos, actúan bajo esa ‘lógica’.
Todos nos quieren controlar por todos los medios a su alcance, ya sea mediante las porras, para controlarnos físicamente, hasta por los sermones descarados, para intentar modelar nuestro imaginario, nuestro pensamiento. Y todo para conseguir ‘dividirnos para vencer’; por eso hemos visto las tremendas presiones del gobierno español al TJUE, para que no incluyeran en la sentencia la expresión ‘grupo objetivamente identificado’ (GOI), pues esa consideración sí que es un arma de destrucción masiva contra su ‘unidad de destino en lo universal’ falangista.
Ahora, tras cinco largos años de mayor y desvergonzada represión, ya nos conocemos todos, pues todos se han quitado las máscaras y nos han mostrado sus verdaderas caras (similares a las máscaras, como he dicho). Con la máscara, el hombre se siente más deshumanizado, pero, al presentarse con su máscara de carne, vemos que su individual no difiere, así que la psicología de masas explica su violencia indisimulada.
Sabemos, también, que los ‘débiles’ (siempre es relativo, claro), como Anonymous, en algunas ocasiones deben ponerse una máscara, por ejemplo, la del militar católico inglés Guy Fawkes (1570 – 1606), muerto en el fallido levantamiento de la ‘conspiración de la pólvora’, y representado en ‘V de Vendetta’ (1982-87), obra escrita por Alan Oswald Moore y dibujada por David Lloyd); pero, en la actualidad, no para perseguir métodos anarquistas, sino como defensa, para no ser identificados indiscriminadamente, con las consiguientes consecuencias represivas.
Para finalizar, seguidamente transcribo una canción tradicional inglesa sobre Guy Fawkes, que muestra como el conservadurismo consigue tergiversarlo todo, imponiendo su ‘lectura’ en la memoria colectiva:
‘Recordad, recordad el cinco de noviembre
Rima de la noche de Guy Fawkes
Recordad, recordad el cinco de noviembre,
La conspiración de la pólvora,
No conozco razón alguna
Para que un día se olvide
La conspiración de la pólvora.
Guy Fawkes, Guy Fawkes, era su propósito
De volar el Rey y el Parlamento.
Tres veintenas de barriles de pólvora por debajo
Para derrocar a la vieja Inglaterra de un solo tajo;
Gracias a Dios, fue atrapado
Con una linterna sorda y una cerilla encendida en la mano.
Vamos muchachos, vamos muchachos,
¡toquen las campanas, toquen!
Vamos muchachos, vamos muchachos,
¡Dios salve al Rey!
¿Y de él, qué haremos?
¡Lo quemaremos!
(https://www.mamalisa.com)
Así, vemos cómo la retribalización señalada por McLuhan consigue mantenerse, para preservar sus poderes y prebendas. Es el ‘círculo vicioso’ del que no nos dejan salir, y contra el que tenemos que seguir movilizándonos, para romperlo y hacer la ‘cuadratura del círculo’ con la República Catalana.