Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll, 1832 – 1898), escribió el poema ‘Jabberwocky’, y lo incluyó en su obra ‘A través del espejo y lo que Alicia encontró allí’ (1871), y es considerado uno de los mejores poemas sin sentido escritos en inglés; así, el título del poema ha pasado a ser considerado como un sinsentido, un galimatías. Por eso me parece muy apropiado en la situación actual, como expongo a continuación.
Todos tenemos muy presentes las graves situaciones extremas actuales:
- la continuación de las guerras, Ucrania, Gaza / Líbano, y otra cincuentena de conflictos armados;
- la problemática toma de posesión de Nicolás Maduro, en el caos venezolano, potenciado por los EUA y su coro de países subalternos;
- la prevista caótica presidencia de Donald Trump, con sus amenazas a Panamá, Groenlandia, Oriente Medio, etc.;
- el acercamiento de Mark Zuckerberg (Meta) a Trump, con el consiguiente aumento del desprestigio y descrédito de las redes sociales;
- el cambio climático con sus graves repercusiones (incendios en California, gota fría (DANA) en Valencia, etc.)
- etc.
Y ante estos retos ingentes, inmensos, constatamos, asimismo, la total ausencia de estadistas, de líderes políticos con capacidad y voluntad de hacerles frente; ya que, lo que abunda, son ‘relojeros ciegos’ (recordando la metáfora de Richard Dawkins, que cité hace un par de días)
Por eso me parece apropiado recordar el mencionado poema de Lewis Carroll, ‘Jabberwocky’ y el encuentro (en su obra citada de Alicia) con Humpty Dumpty, el vanidoso huevo antropomórfico sentado en un muro (dibujado por John Tenniel, 1820 – 1914), y que Lewis Carroll denominó Tweedletum y Tweedledee (Patachunta y Patachún, Tararí y Tarará, Do MI Sol y Sol Mi Do o Zanco Panco, según las traducciones)
En el inglés de la época, Humpty Dumpty se usaba para designar a alguien torpe y pequeño, que no iba a sufrir daños irreparables tras una caída del muro, al menos, no tanto como los que un huevo sufriría.
Lewis Carroll tomó ese personaje de una canción de cuna inglesa anónima, que, en su primera estrofa, mostrando el sinsentido, dice:
Humpty Dumpty se sentó en un muro,
Humpty Dumpty tuvo una gran caída.
Ni todos los caballos ni todos los hombres del rey
pudieron a Humpty recomponer.
(pues, al caer el huevo antropomorfo, se cascó, como no podía ser de otra manera)
Estos versos hacen referencia a un relato sobre la guerra civil inglesa que cuenta que, en 1648, durante el asedio a la ciudad amurallada de Colchester, por las tropas Parlamentaristas de Oliver Cromwell, estas derribaron un poderoso y enorme cañón que los Carlistas tenían sobre uno de los m uros y que, al acudir los hombres del rey a intentar moverlo para ponerlo sobre otro muro, no pudieron debido al peso que tenía, lo que daría sentido a los versos citados.
Y en la obra de Carroll, Humpty Dumpty discute semántica y pragmáticamente con la heroína Alicia, y le explica, a su manera, el significado de las palabras extrañas del poema ‘Jabberwocky’, palabras inventadas por Lewis, como: chortled, galumphing, frabjous, etc., que, posteriormente, se incorporaron a la lengua inglesa, como la misma jabberwochy (que es utilizada para referirse al lenguaje sin sentido)
Y, como he comentado, me parece que estos sinsentidos expuestos por Lewis Carroll, los podemos observar, claramente, en la verborrea de la totalidad de los políticos, y con ella, solo buscan ‘marear la perdiz’ y despistarnos, dejarnos desorientados, ‘nefelibatos’ (del griego ‘nephelé’, nube, y ‘bátës’, andar, estar), es decir, estar en las nubes, sin percibir la realidad.
Todo son engaños y despropósitos, propios de mediocres mindundis (o mindunguis), personas insignificantes y un claro ejemplo lo hemos visto hoy, como explica Jordi Martín en elnacional.cat: que la casa real ha sustituido, en la web de la Zarzuela, el discurso publicado, del ‘preparaO’ Felipe VI, en la pascua militar (6 de enero), por el efectivamente leído por el rey, en el que se había eliminado el siguiente párrafo:
‘En el calendario de 2025 tenemos también muchas fechas señaladas: en primer lugar, se cumplen cincuenta años de los hechos que dieron paso al proceso de transformación de nuestras Fuerzas Armadas, ya desde los albores de nuestra democracia; un proceso de transformación que empezó después del final de la dictadura – una página oscura de nuestra historia común y un tiempo de división de los españoles, hoy felizmente superada – y después de la llegada al trono de mi Padre, el Rey don Juan Carlos. Una metamorfosis que fue vital para el afianzamiento de la democracia en España y en la cual la Corona ejerció un papel esencial’.
La casa real ha señalado, que ese párrafo figuraba en un borrador previo (que por error ‘mecánico’ se colgó en la web de la casa real), pero no en el texto definitivo que finalmente leyó Felipe VI, por lo que sólo hay un discurso oficial, el pronunciado por el rey.
Lógicamente, ese párrafo hubiera sido una posición contundente respecto al pasado, pero, claro, Felipe VI, como ha venido demostrando, tiene una mentalidad afín a la extrema derecha, por lo que nunca reconocería el franquismo como una página oscura de la historia. Y este es el principal problema, el núcleo duro.
Por todo eso, los independentistas catalanes deberíamos ser capaces de romper con la dependencia que nos coloniza desde 1714, alejarnos de toda esa casposa casta que configura la metrópoli.
Necesitamos líderes que respondan al perfil de Prometeo (nombre que significa ‘previsión, pensamiento-delante, el que reflexiona antes, que prevé las cosas, prospección’), y evitar a los que tienen el perfil de su hermano Epimeteo (Epimëtheús), (nombre que significa ‘pensamiento-posterior, el que reflexiona después, retrospectivamente, el que actúa de forma precipitada’).
La mitología griega, mediante esos dos hijos del titán Jápeto y de la oceánida Clímene, nos enseña el beneficio de prever el futuro, como Prometeo, y la conveniencia de desterrar pensamientos como el de Epimeteo, descuidado y poco precavido.
En un posterior escrito profundizaré sobre las diferentes formas de actuar de ambos modelos, pues me parecen muy aleccionadores, pero, para finalizar el presente escrito, considero preciso reflexionar para:
- evitar caer en ‘la parálisis por el análisis’, que la revisión excesiva nos lleve a retrasar las decisiones; que superemos el miedo a actuar, con la excusa de que cuanto más analizamos, más razones encontramos para no actuar y así, perdamos las oportunidades; ya que esta forma de proceder genera ansiedad, desmotivación y desmovilización;
- y claro, también debemos evitar la posición contraria ‘extinto por instinto’, que expresa las decisiones sin un pensamiento previo, decisiones precipitadas fruto de reacciones intestinales (por decirlo de forma suave)
solo así evitaremos ser unos nefelibata Humpty Dumpty con discursos jabberwocky.