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Jornada escolar 2025: Una oportunidad para crear espacios libres de violencia para niñas, niños y adolescentes

Desde Reinserta reconocemos como un avance relevante en la protección de los derechos de la infancia y adolescencia la incorporación de la Jornada de concientización sobre la gravedad del abuso sexual y el maltrato infantil al calendario escolar 2025. Esta medida representa no solo el reconocimiento institucional de una problemática urgente y persistente en nuestro país, sino también la oportunidad de transformar los espacios escolares en entornos de prevención activa, escucha y protección.

En México, el abuso sexual infantil continúa siendo una de las formas de violencia más invisibilizadas, normalizadas y con menor índice de denuncia. Según el estudio de Reinserta «Niñas, niños y adolescentes en contacto con el Sistema de Justicia Penal en México» (2023), siete de cada diez agresiones sexuales contra niñas, niños y adolescentes ocurren dentro del hogar.

La implementación de esta jornada en las escuelas es una oportunidad clave para romper el silencio, generar conciencia y fomentar una cultura de prevención y denuncia, especialmente en contextos donde los agresores forman parte del entorno cercano.

En Reinserta hemos trabajado con más de 3,000 niñas, niños y adolescentes en contacto con la violencia, y hemos identificado que la escuela puede fungir como un espacio seguro donde las infancias sobrevivientes se sienten con la confianza de hablar. Sin embargo, en muchas ocasiones el personal escolar no está capacitado para atender adecuadamente estos casos, lo que subraya la urgencia de establecer protocolos claros y brindar capacitación continua a quienes están en contacto directo con esta población.

Por eso, desde Reinserta hacemos un llamado urgente a que esta jornada no sea vista como una fecha más en el calendario, sino como un compromiso hacia una verdadera cultura de cuidado, escucha y protección para nuestras infancias y adolescencias. La misión de los centros educativos no solo es promover la adquisición de conocimientos teóricos, sino también convertirse en lugares de socialización y de paz en la comunidad.

Proteger a las infancias y adolescencias es una responsabilidad compartida. No podemos seguir postergando el compromiso de crear entornos seguros donde niñas, niños y adolescentes vivan sin miedo.