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Jubilados y ancianos, pero válidos

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Estoy asqueado de la mayor parte de los medios de comunicación: escritos, televisivos, radiofónicos, redes sociales, etc., pues, una vez más, con la cobertura de la cumbre franco – española, hicieron un flaco favor a su profesionalidad y ética.

Era previsible, pues ya les conocemos bien, que el poder central, y todos sus medios subvencionados, elogiarían la estatura política de Pedro Sánchez, y criticarían al independentismo catalán. Esto es sabido y por vergonzoso y vergonzante que sea, nunca cambiará.

Que Pedro Sánchez, encima, en su borrachera narcisista, comparase a los manifestantes independentistas con la extrema derecha que el fin de semana se manifestará en Madrid contra la reforma del código penal, diciendo que, entre unos y otros, está la normalidad de los demócratas, es del todo inaceptable.

Y, claro, el monosabio Félix Bolaños, SU ministro de SU presidencia ha salido diligente con SU jefe, para decirnos que los manifestantes representábamos el pasado, el conflicto, la crispación, la ilegalidad; mientras que la gran mayoría de los catalanes ya no están en esta onda, si no, en el diálogo, la constitución, el progreso, etc.

Igualmente, que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, chupando cámara con un claro objetivo electoral, diga hoy que ‘la tensión en Catalunya ha bajado, y que la situación actual dista de la del 2017’, ‘estamos en otro momento’, y que ‘consideró que las palabras de Bolaños diciendo que el ‘procés’ había terminado, fueron unas palabras un poco gruesas y, a su juicio, requieren un cierto matiz’. ‘Decir que la cuestión catalana está totalmente resuelta y ya no hay nada que hablar, o dar a entender eso, es pasarse’. ‘Y ha lamentado los gritos proferidos por manifestantes independentistas en la protesta por la cumbre y contra el líder de ERC, Oriol Junqueras que, según ella, pedían su retorno a prisión, y ha pedido respeto’.

Ya comenté ayer que yo no vi ni oí los gritos contra Junqueras, que yo no hubiera hecho, creo que hubiese sido mejor hacerle un ‘Tortosa’, es decir, ignorarle; de todos modos, él se ha ganado a pulso la mayor de nuestras repulsas, pues ha hecho dar a su partido un giro impensable. En cuanto a desearle el retorno a la prisión, si alguien lo dijo, que no lo sé, en todo caso debió ser una persona, y, por lo tanto, no puede tomarse un caso particular como ejemplo general para descalificar la manifestación.

Sabemos que la libertad de expresión y de manifestación difícilmente son asumidos por el poder. Siempre hay cosas que no nos gustan. Y si se está en el poder, les va en el sueldo asumirlas. Y salir en defensa de Junqueras, no es más que un juego farisaico que a nadie engaña.

¿Es respetar la libertad de expresión, que la alcaldesa Colau pusiera a trabajar todas las brigadas de limpieza por la noche previa a la cumbre, para eliminar todas las pintadas que había contra la cumbre, en las zonas próximas? Más bien, eso es prevaricar, malversar dinero público para eliminar críticas que le disgustan, para cercenar el derecho de expresión.

Todo esto no es nada nuevo, todo esto es la basura en la que estamos inmersos. Y los políticos, dada su escasa relevancia y limitadas cualidades y luces, prefieren enfangarse, pues en ese medio se encuentran a gusto. No saben hacer oposición crítica, ni asumir réplicas.

Pero, en el presente escrito quería centrarme en el colectivo que nos manifestamos, sin entrar en discusiones sobre los números, siempre interesados. Pero sí que creo que todo periodista y todo político objetivo, deberían ponderar los condicionantes de la manifestación de ayer, sin entrar en aspectos climáticos, pero sí, en el aspecto diferencial: era un día laborable.

Así, por lo tanto, todos los ciudadanos en activo, y los estudiantes, etc., no tenían posibilidad de asistir. Y este importante detalle, imposibilita e invalida todo tipo de comparación con las anteriores manifestaciones efectuadas en días festivos.

Y en este detalle no ‘han pensado’ la mayor parte de políticos y periodistas interesados y manipuladores, en el momento de hacer sus tramposos análisis comparativos. Los primeros en dar ese ‘ejemplo’ fueron los portavoces de la Moncloa, para elogiar la labor pacificadora de su jefe Pedro Sánchez.

Y otro aspecto que me supo mal, también, es que la mayor parte de los medios, describieran a los manifestantes como jubilados.

Ciertamente era verdad, ya que, a nivel general, éramos los únicos con posibilidades de ir en un día laborable; a pesar de la ola de frío y lo distante del lugar.

Pero, a nivel general, ese calificativo de ‘jubilado’ se entendía como despectivo; ya no digamos el programa cómico de ‘Polònia’, de TV3, que me gusta bastante, que ayer describió a los manifestantes de la Meridiana, como ‘cuatro ancianas’, en femenino, pensando que con ese género, todavía quedábamos peor. Además de machistas, mentirosos.

Los jubilados, como yo, sabemos que somos viejos, en un mundo que elogia y visibiliza la belleza de la juventud.

Históricamente, los ancianos han tenido diferente valoración y estatus, en función de las características culturales y económicas propias de las respectivas épocas y lugares. Y no fue hasta el Renacimiento, con el reencuentro y atracción del legado del arte griego clásico, basado en la belleza y la perfección de la juventud, que se acabó rechazando la fealdad, la imperfección y, como no, también la vejez. Y el mundo moderno sigue ese patrón.

Volviendo a la manifestación y a nuestro entorno. Se acepta que políticos como Xavier Trias (76 años), Ernest Maragall (80 años) se presenten como candidatos a la alcaldía. Y Joe Biden, con 80 años, sea presidente de los EUA.

Particularmente, creo que todos ellos estarían mejor en casa, dejando lugar a personas más jóvenes y capaces. Su momento, ya ha pasado y han de reconocerlo. Y sus respectivos partidos, si los ‘utilizan’ como reclamo, muestran, evidentemente, su falta de ética, y su falta de personal válido.

Pero volvamos a la manifestación: los jubilados y viejos (yo tengo 72 años) hacemos y podemos hacer mucho todavía. No debemos estar en primera línea, pues la construcción del futuro la debe asumir el que tiene ese futuro. Pero, en segunda fila, en las manifestaciones, en actividades que requieran menos actividad física, podemos y somos válidos.

Pero los políticos sólo se acuerdan de los viejos en las campañas electorales, pues nuestro voto vale y cuenta como el de los jóvenes.

¿A qué viene entonces el carácter despectivo de los jubilados, cuando hacemos o mostramos algo que les disgusta?

No pretendo hacer una competición sobre actividades que podemos hacer mejor que la juventud, nada más lejos de mi interés. Sé que la experiencia puede ser positiva, pero también negativa. Por eso, no siempre ‘es un grado’, salvo para tener preferencia en los asientos en el transporte público.

Sé que la juventud tiene muchas obligaciones, familiares, económicas, laborales, etc., pues la competitividad y la precariedad actual lo han complicado todo mucho. Pero, aún así, me gustaría verles más implicados. Evidentemente, en las manifestaciones en días festivos, muchos están presentes. Pero me parece que han perdido la chispa, se han desmoralizado más que los viejos.

Ayer, en el programa del canal 324 (de la televisión catalana), el periodista Xavier Graset entrevistó al científico (médico e investigador) Salvador Macip y a la escritora y actriz Àngels Bassas, por su nueva novela, a cuatro manos, titulada ‘Doble vida’ (que compraré de inmediato), en la que explican un amor obsesivo entre dos personajes a los 40 años.

La novela, que se puede empezar por delante, o por detrás, girando el libro, narra las visiones masculina y femenina de los mismos hechos; y, según los autores, puede empezarse por delante, por detrás, o de forma intercalada. Y en la novela, se explica que los personajes se mueven y motivan por sus relaciones sexuales; y, según comentaron, eso puede pasar a los 40, a los 60, etc., ya que todo depende del deseo y de la ilusión. Totalmente de acuerdo, claro.

Y esto me viene a cuento para finalizar el presente escrito, ya que los ‘viejos’ que nos manifestamos ayer, como hacemos en cada manifestación, y seguiremos haciendo; así como los que vamos cada día a participar en la manifestación de Meridiana Resisteix, seguimos con la ilusión de conseguir una Catalunya mejor.

Seguramente no la lograremos a ver. Pero por nosotros no será.

Y seguimos deseando, ilusionados, que más pronto que tarde nos pueda volver a liderar Carles Puigdemont, nuestro president legítimo, ya que fue depuesto por el infame Mariano Rajoy, apoyado por Pedro Sánchez, haciendo un uso abusivo del artículo 155 de la constitución; y eso que los unionistas, los nacionalistas españoles, dicen que ellos sí que respetan la constitución, pero claro, como también hacen los jueces del tribunal supremo, interpretándola según sus conveniencias.