Todos sabemos que los magos se aprovechan de trucos realizados de forma rápida y oculta, para conseguir deslumbrar al público de forma artificiosa.
Y conocemos bien las malas artes de Pedro Sánchez, para manejar conceptos, como el ‘trilero’ hace con la bolita.
El último ejemplo, de momento, lo tenemos con la derogación del delito de sedición, pero aumentando la represión, añadiendo más casuísticas al nuevo delito de desórdenes públicos agravados.
Pedro Sánchez se muestra orgulloso, hasta el extremo de besar su reflejo en el espejo, como buen narcisista. Y no se besa a sí mismo, por no llegarse.
Pero el mago Sánchez, no nos engaña a los independentistas de base. Conocemos que es la personificación de Casandra que, en la mitología griega, era la que ‘enredaba a los hombres’.
Casandra engañó a Apolo, y éste, al verse traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca, y anunciándole que seguiría teniendo el don de la profecía, pero que nadie creería jamás en sus pronósticos: anunció la caída de Troya, el engaño del caballo de Troya, etc.; pero nadie la creyó.
Y así nos pasa con Pedro Sánchez, y también con Oriol Junqueras, y sus respectivas cohortes de ‘subordinados’ pagados y compensados.
Al menos en el PSOE hemos visto que los ‘varones’ más próximos al PP, han criticado esa medida; pero en ERC, su configuración es estrictamente sectaria, cerrada, y no se da la posibilidad de críticas internas; todos salen en los medios de comunicación con su lección bien aprendida, que reproducen como buenos papagayos.
Es vergonzoso que unos partidos teóricamente de izquierdas, como el PSOE, Unidas Podemos y la propia ERC, legislen para limitar la libertad de expresión; y que lleguen al extremo de reconocer que el 2017 nuestros líderes políticos cometiesen varios delitos, cuando la convocatoria de referéndums no estaba ni está prohibida.
Pero, claro, la sacrosanta unidad del nefasto reino de España está por encima de todo.
Esta mañana, en una entrevista a La Vanguardia, Sánchez se ha vanagloriado de que esta reforma seguirá penalizando todos los actos del 2017, y que permitirá que Carles Puigdemont rinda cuentas ante la justicia española. Y reconoce que el error del PP fue aplicar de forma tardía el artículo 155 de la constitución; pues él hubiera sido partidario de aplicarlo mucho antes de que ‘el tren ya estuviera descarrilando’. Asimismo, sigue con su mantra de que esa reforma ‘pacificará’ la convivencia entre los catalanes.
No se pueden decir más falsedades en menos tiempo. Pero, la vergüenza, es que ERC se apropie de esa ‘medalla’, y la haga suya, como un fruto del diálogo (cuando Sánchez lo desvincula, ya que únicamente reconoce la necesidad de adaptarse a las leyes de los países europeos para extraditar a Puigdemont)
Con esa propuesta de modificación, que ha de pasar por el parlamento, y se han de debatir las enmiendas que propongan los diferentes grupos políticos, lo que consigue Sánchez es la aprobación de los presupuestos del 2023, con el voto favorable de ERC; y, consecuentemente, ERC conseguirá el apoyo del presupuesto de la Generalitat, con el voto del PSC/PSOE y los Comunes. Y éstos, conseguirán la aprobación de los presupuestos del ayuntamiento de Barcelona. De ese modo, todos se garantizan la continuidad de sus respectivos gobiernos.
Pero nadie se plantea el verdadero núcleo del problema, es decir: la posibilidad de la realización de un referéndum y la inconstitucionalidad de la aplicación del 155, que no permite la destitución de un gobierno autonómico, ni de la presidencia del Parlament.
Eso no preocupa a nadie. Incluso Pedro Sánchez reconoce que lo hubiera aplicado antes.
En definitiva, que consideran normal y democrático tener sujeta y sometida una población; actúar como el marido machista que no permite que su esposa se quiera divorciar. Quieren seguir con esa mala convivencia y con los agravios que comporta.
Y eso es vergonzoso, obviamente.
Asimismo, vemos que diferentes fuentes próximas al tribunal supremo, que se verá obligado a revisar las penas del falso juicio (y mucho me temo que procurarán que el beneficio sea mínimo), se plantean que, a los líderes en el exilio, en el momento de ser juzgados (que es su mayor objetivo) no se les aplique el delito de desórdenes públicos agravados, si no, que se les imputará el delito de conspiración para la rebelión.
En el juicio farsa, la fiscalía y el instructor del supremo, Pablo Llarena, ya acusaron de rebelión; la sala de admisiones del supremo contempló la conspiración para la rebelión; mientras que la juez Carmen Lamela y la abogacía del estado dejaron sus acusaciones en sedición.
La conspiración supone el intento, la provocación o la proposición para cometer rebelión, pero sin llegar a consumarla.
Vimos como el presidente del tribunal, Manuel Marchena, en su fallo final, acogió el delito de sedición, descartando que los hechos pudieran encajarse en desórdenes. Por eso, no es descartable que, en los futuros juicios, si desgraciadamente se dieran, subirían un peldaño, y les acusasen de conspiración.
Esa es la ‘desjudicialización’ de la que tanto se vanaglorian Sánchez y Junqueras / Aragonès.
Volviendo a Pedro Sánchez, sabemos que su proceder, al estilo de los gobernantes absolutistas, actúan mediante dádivas, engañando, así, a sus súbditos.
Es sabido que no es moral ni ético, cuando alguien cede algún objeto o, en este caso, la reforma en cuestión, al verse presionado por la UE para que adecúe el código penal al respecto. Ceder a la presión de la UE, pensando en su propio beneficio, ya que el segundo semestre del 2023 Sánchez asumirá la presidencia rotatoria; y ‘vendernos’ que lo hace para ‘pacificar nuestra convivencia’, es una inmoralidad más.
Es como el rico que da una limosna, cuando regala lo que le sobra. Eso no es generosidad. Es una falsa modestia y empatía.
En esa línea, cuando esté aprobado el nuevo artículo del código penal, Sánchez podrá derogar la ley mordaza del PP, que en el 2015 dio más poderes a las policías, para frenar los movimientos del 15 M. La ley mordaza, denominada ‘ley de protección de la seguridad ciudadana’ (ley orgánica 4/2015), ese es el eufemismo con el que juegan los políticos. En el año 2020, la policía impuso un cuarto de millón de multas por desobediencia. Esta es nuestra ‘seguridad’.
Pues bien, el programa electoral del PSOE llevaba la derogación de esa ley. Derogación que, estando en el gobierno, Sánchez no ha cumplido. Pero ahora, teniendo el nuevo instrumento, el delito de desórdenes públicos agravados, ya quedará obsoleta esa ley mordaza, pues los supuestos quedarán incluidos en el nuevo delito. Así, Sánchez derogará la ley mordaza (sin eliminar sus efectos, por estar subsumidos), y el ‘trilero’ Sánchez se podrá poner otra medalla delante de su público, y lo hará cuando falte poco para las elecciones generales, claro.
Ese será su nuevo ‘regalo’, siguiendo la teoría del filósofo Jacques Derrida (1930-2004), en su aporía del regalo, de que cada regalo comporta el supuesto de intercambio. Y el intercambio que quiere es el voto, evidentemente. No se basa en el mero dar de obsequiar.
Ayer, en nuestro colectivo de la Meridiana, un pequeño grupito estuvimos comentando el ejemplo de la Revolución de los Claveles (Portugal, 25 de abril de 1974), y recordamos la figura de José Moreira da Silva, uno de los capitanes del movimiento, y que actualmente vive en Catalunya, con su pareja, la exdiputada del Parlament, Àngels Martínez Castells (la diputada que retiró las banderas españolas que dejó el PP en un acto del Parlament, en setiembre del 2017)
En una entrevista efectuada por Àlex Milian a Moreira (El Temps, 25 de abril de 2019), a la pregunta de ¿Por qué triunfó el golpe en Lisboa nueve días después?, respondió:
‘Por que, en el momento que salieron las primeras noticias del levantamiento, el pueblo se lanzó a la calle para dar soporte a los militares, y ofreciéndoles claveles. Por eso se llama la revolución de los Claveles. Y empezó la revolución’.
Moreira, en esta entrevista, elogió el papel de Otelo Saraiva de Carvalho (1936-2021), que, sin ser político en aquel momento, fue el responsable ideológico de la movilización, que salió perfectamente bien.
Asimismo, Moreira explicó todas las malas prácticas seguidas por el gobierno, para anular y desprestigiar el movimiento; pero la población se expresó de forma adulta y madura.
Pero el golpe militar de noviembre de 1975, del general Eanes, acabó atacando todas las conquistas de la revolución.
Ese movimiento popular, se inició al grito de la canción ‘Grândola Vila Morena, de José Afonso, empieza con los siguientes versos:
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
En Catalunya tenemos también muchas canciones en esa misma línea reivindicativa, como: ‘Si tothom calla hem perdut la batalla’ (Si todos callamos, hemos perdido la batalla), de Gertrudis, que empieza con los siguientes versos:
Si tothom calla hem perdut la batalla
Si tothom calla hem perdut la batalla
Si tothom calla
Si tothom calla
La nostra veu falla si el teu cos no balla
(…)
Gira la terra, gira la vida
Mentre donem voltes la lluna ens mira
Gira la terra, gira la vida
(…)
En definitiva, que sólo (y no sólo) nos tenemos a nosotros, y esa es nuestra fuerza.
No podemos callar ante los atropellos que nos aplica el estado español. Quieren imponernos su ‘convivencia’ aprovechando todo momento y ocasión para seguir machacándonos, pues les da votos. Esa es su inmoralidad, su amoralidad y su falta de ética.
Y si tragamos con esto, y con todo, al final nos encontraremos totalmente amordazados, habremos perdido muchos grados de libertad. Tenemos ejemplo de que las conquistas sociales cuestan mucho de conseguir, y se pueden perder en un rápido momento.
No nos queda otra que seguir manifestándonos, pacíficamente, pero de forma efectiva y visible, si queremos seguir trabajando por nuestra independencia.
Nos quieren desmovilizar y desmotivar, más si cabe. Y ante ello, más movilizaciones.