Todos conocemos la facilidad de Pedro Sánchez para acomodar el ritmo político (mejor dicho, arritmia) a sus necesidades personales y, en segunda instancia, de su partido, así el PSOE; obvia, en todo momento, el verdadero interés de la ciudadanía.
Y esta arritmia (sin ritmo) es una desviación del ritmo normal esperable desde una perspectiva ética y moral exigible, obviamente, a toda persona con responsabilidad.
De ese modo, Pedro Sánchez, con su arritmia, tiene a todos los partidos en un estado de bradiarritmias (por considerarlo excesivamente lento) o con taquiarritmias (que lo consideran excesivamente acelerado)
El término ‘ritmo’ proviene del latín rhythmus y éste del griego fluencia. Platón, en sus Leyes, definió el ritmo como el ‘movimiento ordenado’.
Pero vemos que ese ‘movimiento ordenado’ no se aplica en función del orden esperable, sino del ‘ordeno y mando’ de Pedro Sánchez, seguido por sus acólitos.
En el inicio de las negociaciones con Junts, el president Carles Puigdemont intentó marcar su propio ritmo, señalando un cambio de rumbo, diciendo que, a partir de ese momento, se ‘cobrarían’ los acuerdos con antelación, dada la desconfianza acumulada históricamente con los acuerdos establecidos y después incumplidos.
Una primera muestra fue la permisibilidad del uso de las lenguas catalana, euskera y gallega en el congreso, como paso previo al reconocimiento de esas tres lenguas en el parlamento europeo. Y, en base a este acuerdo, Junts votó a favor de la presidencia del congreso (Francina Armengol) y la composición de la mesa. Pero, la traducción en el parlamento europeo va para muy largo; y, ahora, fuentes del PSOE van filtrando que posiblemente no se producirá antes de la investidura de Pedro Sánchez (que tiene, como fecha tope, el 27 de noviembre).
Así, vemos que realmente, el que se sigue cobrando los acuerdos con antelación es el PSOE, pues tiene la presidencia del congreso y la mayoría en la mesa, de momento, a cambio del uso de las lenguas minorizadas (que no minoritarias) en el congreso.
Y, por parte de los independentistas, por lo tanto, ha comportado un pobre cobro, a cambio de dichos cargos.
Otro ejemplo lo tenemos con la amnistía, que, según Carles Puigdemont, debía ser la base para empezar las negociaciones de investidura; mientras que Pedro Sánchez se lo ha tomado como una negociación final. Y, aún si fuera así, la amnistía pretendida por Puigdemont era general (para los más de 4000 independentistas encausados), mientras que el PSOE, empezó con la propuesta de Òmnium (limitada, incomprensiblemente, a unos mil), y ahora, según esas fuentes del PSOE, en el supuesto de aprobarse, beneficiaría, únicamente a unos 300 ó 400.
De ese modo, esa amnistía descafeinada, incumpliría las pretensiones de Junts.
Otro ejemplo, lo tenemos con el reconocimiento de la nación catalana; y, ahora, según se ha filtrado, el PSOE propone el reconocimiento de la ‘minoría nacional catalana dentro de España’. Y esto no deja de ser un retroceso evidente, ya que el artículo 2 de la constitución española, dice, exactamente:
‘La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas’.
Si bien este artículo nunca ha sido desarrollado, ni se ha explicitado que las nacionalidades son las históricas catalana, la vasca y la gallega, está claro que el concepto de nacionalidad es legal, o debería serlo, para los que defienden tanto la constitución.
Pero ahora, Pedro Sánchez rebaja ese concepto de nacionalidad al de minoría nacional catalana; y eso es vergonzante; así que nunca podrá ser aceptado, o no debería serlo, por parte de Junts.
Igualmente, la figura del mediador o relator exigida por Puigdemont, ahora Sánchez pretende que sea un mediador entre partidos, no con el gobierno.
Y, claro, van pasando las semanas, y se va agotando el plazo para la investidura de Pedro Sánchez. Y esa arritmia (bradiarritmia) de Sánchez, no es una simple dejadez, está estudiada y calculada, ya que cree que el tiempo le beneficia, y, al final, Puigdemont aprobará los pequeños avances, ante el temor de que en las próximas elecciones (que deberían ser el 14 de enero), beneficien a la derecha y extrema derecha.
A mi modo de ver, todo este proceso de negociación secreto no es más que pura opacidad, un insulto a la inteligencia de la ciudadanía.
Y a eso juega el trilero Pedro Sánchez, que piensa ganar ‘de todas todas’: si consigue esa investidura con unas cesiones mínimas, será un gran triunfo para él; y si finalmente no consigue el apoyo de Junts, podrá ir a las elecciones mostrándose como el gran pactista que no ha cedido, que no se ha rendido a las exigencias de los independentistas.
Y, consecuentemente, los independentistas, ‘de todas todas’, tenemos las de perder, como siempre. Está claro que el poder es el poder.
Y, claro, si ERC, con su labor pro-Pedro Sánchez, juega con los trucos de humo del acuerdo de claridad, la vía escocesa pactada, etc.; no hace más que poner, acríticamente, la alfombra roja al PSOE, como ha venido haciendo estos últimos cuatro años.
Así, los independentistas de base nos sentimos maltratados, pues nos tememos que al final, incluso Junts nos ‘venderá’ esos mínimos avances, como grandes logros. Por eso, nos sentimos como en la siguiente fábula de Esopo (siglo VII a.C.):
‘El hombre bueno y el falso
Viajaban juntos dos hombres, uno era bueno y el otro falso.
Cuando llegaron al país de las monas, el rey de estos animales los mandó detener y traer a su presencia: ¿Qué se dice de mi en otros países?, les preguntó.
El hombre falso contestó, deshaciéndose en elogios, diciendo que era un excelente monarca, por lo que el rey mono mandó que fuera premiado.
Luego, el soberano mono preguntó al hombre bueno: ¿quién soy yo y qué te parecen los que me rodean?
Considerando el hombre bueno que el falso había obtenido mercedes diciendo mentiras, creyó que sería mejor premiado si decía la verdad, y contestó sencillamente: No son ni más que menos simples monas.
Indignado, el rey mandó encerrar al hombre bueno.
Moraleja: quien ama la lisonja, no aprecia la verdad’
Y me parece que esta fábula, desgraciadamente, la podremos ver de forma diáfana, ya que, con gran probabilidad, nadie nos dirá la verdad, Junts no se atreverá a decir que no ha conseguido apenas nada. El falso ERC, por hacer de palanganero, será premiado. Y el rey de las monas (Pedro Sánchez como extensión de Felipe VI) seguirán reinando tan anchos y cómodos, sobre una Catalunya que dirán pacificada.
Y, en el interin, veremos que la derecha y extrema derecha (PP y Vox), así como todas las cúpulas de poder (judicial, militar, policial, financiera, mediática, etc.) se felicitarán por la destroza que todo ello comportará, según su opinión, pues desprestigiará al PSOE y, en paralelo, desmotivará todavía más a los independentistas.
Sobre el particular, me parece didáctica la lectura de la siguiente fábula:
‘El perro y la oveja:
Un perro demandó falsamente a una oveja cierta cantidad de pan que dijo haberle prestado, y que la oveja negó.
Disputando sobre esto, acudieron al juez, ante quien fue interpuesta la demanda: el perro afirmaba y la oveja negaba.
El perro se ofreció a probar lo que decía con testigos dignos de fe, y se compinchó con el lobo, con el buitre y con el milano, para que atestiguasen contra la verdad.
Presentado el lobo por testigo, dijo: ‘Sé que el pan que demanda el perro a la oveja, se lo prestó’.
Y el buitre dijo: ‘La oveja niega haber recibido el pan que se le prestó’.
El milano, lo confirmó.
Por todo ello, el juez condenó a la oveja obligándola a que devolviera el pan, más las costas.
No teniendo la oveja con qué pagar, aunque ya era invierno, tuvo que trasquilarse la lana, con lo cuál pagó el pan, aun que no lo debía, y así pasó aquel invierno con muchas penalidades y frío.
Moraleja: quiere decir esta fábula que los hombres malos y falsos, buscando a otros semejantes y falsarios, hacen mucho mal y daño a los inocentes y a los que tiene poco poder’
Esta fábula refleja a la perfección el proceder de todos los partidos que aplicaron el 155 contra Catalunya. Y entre esos partidos, no lo olvidemos, está el PSOE, y Pedro Sánchez, durante estos años, se ha vanagloriado de ello. Y he dicho contra Catalunya, ya que la represión aplicada no ha afectado únicamente a los independentistas, sino a toda la población catalana, que ha visto decapitado el gobierno y el parlamento, con las consiguientes repercusiones, y que, también ha visto como se ha recortado, todavía más, la financiación autonómica.
Y en ese proceso, al grito del perro, todos los poderes han actuado como el lobo, el buitre y el milano, declarando falsamente en los juicios, aportando pruebas inventadas, etc. Y, los jueces de las diferentes causas, han hecho y siguen haciendo como el de la fábula, es decir, alejándose del papel de ‘iudex’, quien indica, dice o decide en derecho, algo previamente establecido como norma o ley.
Por todo ello, muchos independentistas de base, seguiremos deprimidos, ya que no vemos ninguna alternativa motivadora. Pero, a pesar de esa falta de ánimo, seguiremos reivindicando la República Catalana. Ya que, si dejamos de hacerlo, realmente todas las actividades realizadas en esta última década habrán sido en vano; y no queremos rendirnos.
Seguiremos activos, aunque sea de forma mínima, pero la simbología es importante, como vemos cada día en la manifestación de la avenida Meridiana de Barcelona, pues al cruzar semáforos en verde, con la ‘estelada’ (bandera independentista catalana), somos criticados por muchos unionistas, que se molestan por vernos; también hay otros viandantes que nos dan ánimos, claro.
Y constatar ese rechazo, nos anima a seguir, pues evidencia que, por pequeño que sea nuestro colectivo, tiene su efecto; un efecto que desearíamos que fuese mayor y en muchos otros lugares, pues, como dice el refrán ‘ladran, luego cabalgamos’, como le dijo el Quijote a Sancho (frase que erróneamente se atribuye al Quijote, pero que no aparece en la obra de Cervantes), si bien se tiene referencia del poeta alemán Johann Wolfgang Goethe (1749 – 1832), en su poema de 1808:
‘Ladran (Kläffer)
En busca de fortuna y de placeres
más siempre atrás nos ladran,
ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
por siempre acompañarnos
pero sus estridentes ladridos
sólo son señal de que cabalgamos’