El GAL fue una organización terrorista que actuó en España y Francia entre 1983 y 1987. Era controlada secretamente por la Guardia Civil por encargo del presidente del gobierno español, Felipe González, del PSOE (partido socialista). Se contrataron mercenarios y delincuentes de Marsella para asesinar a miembros de ETA, la organización armada a favor del independentismo vasco. El GAL fue responsable de secuestros, horribles torturas y «desapariciones» de jóvenes vascos refugiados en el País Vasco francés, con un total de unas 60 víctimas, muchas de ellas sin ningún tipo de relación con ETA. En los juicios al GAL se establecieron algunas responsabilidades políticas y militares como con Barrionuevo, Ministro del Interior, que fue condenado en 1998 a 10 años de prisión, de los que cumplió solo 3 meses, indultado por el gobierno de Aznar del PP (Partido Popular). También, en el año 2000, el general Galindo de la Guardia Civil (en 1995 había sido ascendido a general por González) fue condenado a 71 años, pero cumplió solo 4 años, indultado por Zapatero del PSOE. Ahora documentos desclasificados de la CIA destapan que el grupo terrorista GAL fue creado y controlado por el entonces Presidente del Gobierno, Felipe González. Él nunca ha sido molestado por la justicia española y forma parte de los consejos de administración de multinacionales españolas de la energía. Los partidos independentistas vascos y catalanes han pedido que se cite González a declarar en el Parlamento, pero los dos históricos partidos (PSOE y PP) han anunciado que vetaran esa posibilidad, junto con otros partidos del nacionalismo español, Cs y Vox. Podemos, el partido de izquierdas que gobierno con el PSOE, quería abstenerse, pero ante las críticas votaran afirmativamente. Al final no se podrá citar a González porque el sistema político español encubre este caso de terrorismo y asesinatos. El actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en una intervención televisiva en 1995 criticó que se juzgara el GAL argumentando que todo respondía a la vanidad de un juez y a la manipulación de un medio de comunicación, y que había otros casos que interesaban más a los españoles. Des de Cataluña, sentimos que el Estado español tiene sus cimientos corrompidos.
Rolando d’Alessandro