Desde que inició su administración el presidente, Andrés Manuel López Obrador ha tenido cierto resentimiento con el gobierno de España, podemos recordar la carta que envió en 2019 a pocos meses de haber iniciado su administración en la que exigía a Felipe VI que pidiera perdón por los abusos cometidos durante la conquista, dicho reclamo fue ignorado por la diplomacia española y, claro está, a AMLO no le cayó en gracia y, todo parece indicar, que aún guarda resentimientos por ello.
Y esto quedó aún más en evidencia en su famosa conferencia matutina de este miércoles, en la que no tuvo reparo en sugerir una ruptura en las relaciones bilaterales con España pues considera que las empresas españolas “nos están robando”, señalando particularmente ejemplos de contratos que se hicieron en las administraciones de los expresidentes: Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña.
Para AMLO los contratos que se establecieron durante estos tres sexenios con empresas españolas estaban plagados de contubernios, corrupción y “promiscuidad económica, política, en la cúpula de los gobiernos de México y España”, y que, según él, tanto el pueblo mexicano como el pueblo español se beneficiaría en este momento de una pausa en las relaciones bilaterales, que podrían retomarse una vez que él ya no sea presidente.
Evidentemente, en materia diplomática esto ha sido desastroso, pues a pesar de que lo que dijo no fue de manera oficial sino como una sugerencia a algo que podría suceder, pareciera que el mandatario sigue sin medir sus palabras, pues hoy estas ponen en entredicho cualquier proceso de negociación al que se estuviese llegando con España en cualquier esfera social.
Por su parte, España a través de su Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares se mostró sorprendido por las declaraciones del presidente, por lo que consideró que estas se dieron en un contexto informal y no como una decisión oficial; Les restó valor -al menos de manera pública- al señalar que la relación entre ambos países es “estratégica y va más allá de declaraciones súbitas…” y que, por el contrario a lo que dice AMLO, el flujo de inversión mutuo ha crecido en los últimos años.
Ciertamente, el discurso del mandatario mexicano está generando una controversia que bien se pudo haber evitado, más cuando la relación con España -hace al menos unas semanas- parecía estar mejorando, pues acaban de dar su beneplácito a Quirino Ordaz como embajador de México en dicho país. De momento, su imagen tanto en México como en el extranjero, ha recibido varios golpes, y es que especialmente en España se han mofado fuertemente de él por sus declaraciones y peticiones de disculpas y, sin duda, estas últimas agarraron a todos en curva. Por algo, el mismo secretario de relaciones exteriores -encargado de la diplomacia en nuestro país- Marcelo Ebrard se negó a comentar sobre el tema a su salida de Palacio Nacional. Queda claro, que los asesores de AMLO deberían trabajar con él en el manejo de su discurso -tanto su estilo pausado como lo que dice- y lo que quiere posicionar en agenda, pues hoy en vez de que estemos hablando de la reforma energética, el enfoque está en un comentario al aire que, aunque tiene relación, no debió ser relevante.
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