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La errónea etiqueta de la ‘psicología inversa’

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Como sabemos, las maquinarias de los partidos políticos tienen dos objetivos básicos: aumentar su poder para perpetuarse, y hacernos creer que lo hacen por nuestro bien; tenemos muchos ejemplos que confirman ese proceder. En este escrito intento explicar esta estrategia.

Podemos recurrir a muchos ejemplos, como la actual corrupción de Koldo García (PSOE) o la del poder judicial, empeñado en seguir imputando por terrorismo a muchos independentistas catalanes.

El psicólogo Paul Bloom (n. 1963) estudió ‘cómo los niños y los adultos entienden el mundo físico y social, con especial énfasis en la moralidad’, llegando a explicar ‘que él -como cualquier abogado o fiscal ante un jurado-puede hacernos recordar con cuatro preguntas lo que nunca nos sucedió. El caso paradigmático es el de una pregunta clásica en los experimentos de psicología conductual: ‘A que velocidad iba el autobús que pasaba cuando usted presenció el atraco? Usted responderá que rápido o lento, pero ese autobús, en realidad, nunca pasó. Sin embargo, con cuatro o cinco preguntas en las que su interlocutor incluya el vehículo, será implantado en su memoria’

(Wikipedia)

Últimamente he leído en diferentes artículos, referencias a la ‘psicología inversa’, que, para mi, es una etiqueta que puede tener un cierto éxito mediático, para explicar el marketing, pero que, a mi modo de ver es un error en sí mismo, pues el término ‘psicología’, etimológicamente, proviene del griego ‘psico’ (alma o actividad mental) y ‘logia (estudio), por lo que psicología es la disciplina que analiza los procesos cognitivos, afectivos y conductuales.

A nadie se le ocurre hablar de ‘historia inversa’, ‘pedagogía inversa’ o ‘filosofía inversa’; pues, por ejemplo, la ‘arquitectura inversa’ sería la destrucción de edificios en lugar de su construcción. Así, la ‘psicología inversa’, a mi modo de ver, sería el anti-análisis del entendimiento de los procesos mentales.

Pero vemos que se ha dado un significado diferente a la ‘psicología inversa’, reducido a:

‘La táctica psicológica con la que pretendemos inducir a alguien a hacer algo que en realidad no quiere hacer’ (…) para vencer nuestra ‘reactancia psicológica contra lo que nos oprime’, y ‘ahí es donde entra la psicología inversa, para que realicemos una acción contraria y hagamos realmente lo que quieren que hagamos (…) una táctica es decirnos justo lo contrario (así nos motivarán para que no hagamos algo, buscando el efecto contrario.’

(https://gabineti.com)

‘Theodor Adorno y Max Horkheimer caracterizaron. El efecto de la industria cultural como ‘psicoanálisis al revés’, mediante el análisis dialéctico que funcionaba en Alemania cuando los herederos del movimiento romántico se convirtieron en buscadores de ‘Fuerza a través de la alegría’, sólo por que su movimiento se viese apropiado por una combinación de los medios de comunicación de masas y el nacionalsocialismo.

(…)

Hay numerosos ejemplos de psicología inversa en la ficción, el cine y los dibujos animados, incluyendo la obra ‘Julio César’ de William Shakespeare, en que Marco Antonio hace servir la psicología inversa para conseguir que la gente de la ciudad de Roma provoque un motín. Marco Antonio pretende ponerse al lado de Bruto, complementando sus acciones que han llevado al asesinato de César, mientras que, en realidad, incita la ira de la multitud’.

(Wikipedia)

Un ejemplo de esta estrategia, para evitar que nos manifestemos y movilicemos, es defender el derecho de manifestación y expresión, pero, en paralelo, reprimir toda acción en ese sentido, imputando (incluso por terrorismo) a los que se manifiesten. De ese modo, introducimos en nuestro esquema mental, que manifestarse es inútil y así, ‘superamos’ nuestra reactancia, nuestra oposición, al ver mermar nuestra libertad.

Siguiendo con el ejemplo de las manifestaciones, vemos, asimismo, que utilizar mensajes basados en el escaso número de los participantes, de nuestra edad y de nuestra irrelevancia, encaja, perfectamente en la manipulación en la que estamos.

Otro ejemplo lo vemos con el ‘olvido’ interesado de la detención de Julián Assange, para, en realidad, no criticar al todopoderoso gobierno de los EUA.

Pero, como he dicho, eso no es psicología inversa, eso es aprovechar la psicología para manipularnos; y, por lo tanto, es un método totalmente inmoral y falto de toda ética.

Por eso, debemos ser cautos, y documentarnos mejor, contrastando la información y preguntándonos porqué no se tratan determinados temas, pues, mediante nuestro análisis nos permitirá ver su campaña de persuasión y de manipulación (que no, psicología inversa).

En la práctica vemos que las modas nos ‘imponen’ el constante cambio del modelo de nuestros teléfonos móviles, de ordenadores, de coches, etc., de cada vez con más aplicaciones, que nunca utilizaremos ni necesitaremos, pero que ‘queremos’ tener. Y esa técnica de venta no deja de ser una trampa, un engaño, para vencer nuestra reactancia cognitiva; pero, aún así, muchas veces caemos en la trampa y hacemos justo lo contrario que nuestra racionalidad nos aconseja.

Lo ideal sería que se fomentase y promoviera la comunicación asertiva, en lugar de la persuasiva y manipuladora, propia de las ‘malas artes’.

Pero sabemos que cuando nos prohíben hacer una cosa, cuando nuestra razón nos indica lo que realmente nos conviene, o cuando nos cansamos de ciertas discusiones en las que carecemos de argumentos convincentes, con frecuencia bajamos el listón de nuestra reactancia cognitiva, y cedemos al ‘y tu más’, y, en ese momento, hemos perdido.

Por todo eso, debemos ser capaces de priorizar nuestras necesidades y nuestros deseos, por ejemplo, la consecución de la República Catalana, y reafirmar nuestro trabajo e interés para conseguirla, prescindiendo de los mensajes que sobre el particular nos lancen los partidos mal llamados independentistas (como ERC), que, en realidad, se han rendido al autonomismo.

Simone Veil (Simone Jacob, 1927 – 2017) apuntó que, en determinados momentos, en lugar de ser conscientes de que tenemos hambre y que no tenemos ni pan, acabamos creyendo que no tenemos hambre; y esa manipulación, es la que debemos superar.

Debemos rechazar todo tipo de engaño, de mentira, como, por ejemplo, la que desde hace meses van manteniendo Pedro Sánchez y sus acólitos del PSOE, diciendo que la mención a la exclusión de los actos de terrorismo en la futura ley de amnistía está enmarcada y respaldada por su estudio que confirma que así encajará bien en la constitución española y será aceptada por la UE.

Pero ayer vimos que el Consejo de Europa, mediante un informe de la Comisión de Venecia, destaca que solamente Brasil (con su constitución de 1979, promulgada por el general Joao Figuereido y el respaldo del ejército, para proteger a la dictadura) y Kirguistán (Kirguizistán, Kirguisia, con su constitución del 2017), excluyen el llamado terrorismo de las leyes de amnistía, como pretende hacer el PSOE.

Y eso no es ‘psicología inversa’, esto es una pura mentira, una más, de Pedro Sánchez y de su fiel servidor Félix Bolaños.

Por todo ello, debemos ser conscientes de la situación en la que estamos y de la que tenemos que liberarnos.

La película ‘El poder del perro’ (The power of the dog’, dirigida en 2021 por Jane Campion, acaba con la cita del salmo 20-21:

‘Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, y líbrame de los cuernos de los búfalos salvajes’

Metafóricamente, esas expresiones se referían al poder del mal que, en la actualidad lo representan los poderes que, a toda costa, nos quieren imponer sus intereses, aprovechándose de nuestra ignorancia. Pero, claro, esos poderes se basan también en su propia ignorancia, y toda ignorancia es atrevida. La de ellos y la nuestra.

Nuestra ignorancia, ya que, como dijo la mencionada Simone Veil:

‘Cuando dejamos de pensar en lo que nos rodea, nos hacemos cómplices de lo que ocurre. Hay que hacer todo lo contrario: asumir nuestro lugar en el actual estado de cosas y hacer algo al respecto’.

Para finalizar, me parecen interesantes los siguientes pensamientos, que nos pueden ayudar a recapacitar y superar todos los engaños que nos impiden llegar a ser lo que realmente somos:

‘El comportamiento es lo que el hombre hace, no lo que piensa, siente o cree’ (Emily Elizabeth Dickinson, 1830 – 1886)

‘No es que tengamos poco tiempo, sino que desperdiciamos mucho’ (Lucius Anneus Séneca, 4 a.C. – 65)

‘Cuando todo parezca estar en tu contra, recuerda que los aviones despegan con el aire en contra, no a favor’ (Henry Martin Ford, 1863 – 1947)

Sólo así podremos superar las contradicciones como las que nos presentan Pedro Sánchez y Félix Bolaños, pues con su falsa fachada de ‘inocencia’ nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino, como he dicho.

Hasta hace unas décadas, las iglesias utilizaron unas bolsas de tela, para recoger las ofrendas monetarias de los fieles (en la actualidad, en algunas parroquias todavía sigue utilizándose); con la idea de que así nadie pudiera ver lo que se depositaba, y evitando, de ese modo toda ostentación. Pero esas bolsas, llamadas ‘alfolíes’ fueron eliminadas, pues se corría el peligro de ocultar que, en algunos casos, en lugar de poner, se cogía.

Pues bien, haciendo un salto sin red, me parece que podríamos calificar de ‘alfolíes’ a muchos de los políticos que nos rodean, a esos falsos ‘líderes’, que ocultan lo que les interesa.

El escritor Maksim Alexandrovitx Óssipov (n. 1963), en una entrevista realizada por Silvia Marimón Molas, publicada en el Ara del pasado 22 de febrero, comentó que:

‘Cuando Karl Marx escribió el Manifiesto Comunista, un chico le pidió la mano de su hija. Y él lo rechazó porque era demasiado pobre. Marx sabía distinguir entre su trabajo y la vida real (…)’

Como vemos, el engaño es generalizado, por lo que debemos estar siempre alerta.