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La expansión de la IA y la desaparición de la inteligencia natural

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Una vez más se ha constatado que las encuestas electorales americanas han vuelto a fallar, pues pronosticaban un empate entre los dos candidatos; pero no han fallado las aplicaciones informáticas, ha fallado, como siempre, la intervención humana, por su falta de sinceridad; y sobre esto va el presente escrito.

En general, muchos de los encuestados no son sinceros, por temor, para dar otra imagen de sí mismos, para fastidiar las encuestas, para incidir, indirectamente, en la tendencia de voto al presentar unas encuestas tendenciosas, etc.; y eso ya es sabido, es lo que se denomina ‘el voto oculto’, pero ese no es el tema del presente escrito, sólo es un ejemplo más del gran engaño.

Otro gran engaño es presentar la democracia como un sistema verdaderamente democrático, y valga la redundancia. No hay sistemas que garanticen la regla de ‘un hombre un voto’, pues todos los sistemas aplican reglas correctoras, para ‘beneficiar’ determinadas zonas menos pobladas, por ejemplo. Y no me vale la famosa expresión de Winston Leonard Spencer-Churchill (1874 – 1965): ‘la democracia es el peor sistema de gobierno, si exceptuamos todos los demás’. Sabiendo sus deficiencias de voto, de control y de exigencia de responsabilidades. Todo lo que no sea trabajar para su mejora, es seguir empozoñándola.

Y otro gran engaño, son los relatos que hacen los gobiernos, los partidos, los sindicatos, etc., es decir, todos los poderes, especialmente, los mediáticos. Ayer, a modo de ejemplo, vimos las diferentes manifestaciones organizadas para expresar su cabreo contra el president Carlos Mazón, y el PP en su conjunto, como ‘defensa’, sacaron el ‘gran Cristo’, que no es otro que acusar de politización de esas manifestaciones a … el independentismo catalán, que es el saco del boxeo, al que todos dirigen sus golpes, y les salen rentables electoralmente, como sabemos. El PP valenciano dijo, en la red X: ‘las entidades catalanistas de los Països Catalans, vienen a montar lío y colapsar la ciudad de Valencia. No les importa nada las víctimas, solo la política’.

Todo es un cúmulo de despropósitos, una gran cantidad de chupópteros inmorales, dispuestos a matar políticamente a quien haga falta, para salvarse, y no morir, para no sacrificarse socialmente.

Y todo esto nos demuestra que la inteligencia natural, a nivel general, va mermando (si es que la ha habido alguna vez), los 400 días de guerra en Gaza, son otra buena muestra de la falta de esa inteligencia natural que, como es lógico, se basa, en buena medida, en la inteligencia empática.

Ayer, un compañero, productor de cortometrajes (y alguna película comercial), me explicó que había participado en una mesa redonda de profesionales del sector, en Madrid, y que en la sala habían instalado tres bastones, en la parte delantera de la sala, con el objetivo de medir el estado de ánimo del público, su reacción ante cada ponente y, en concreto, poder determinar los puntos de más ‘interés’.

Ante mi ignorancia, pues yo sólo conozco, y teóricamente, sensores de este tipo, que funcionan por contacto, ya sea mediante el propio reloj de pulsera, en el volante del vehículo, o por la lectura de los gestos faciales; es decir, básicamente, basados en el sentido háptico (del griego ‘háptö’: tocar) (*) estudio de la percepción a través del tacto.

(*) en analogía con la acústica, para analizar el oído; y la óptica, para la vista.

Pero, por lo que me comentó, esos contactos son invasivos, y, no legales, obviamente, por lo que se basan en su sistema biométrico termosensible de la sala, establecido de acuerdo con parámetros predeterminados, los famosos algoritmos.

Me comentó, asimismo, que en el sector cinematográfico se utiliza esa información, para seleccionar las secuencias, los momentos más ‘emocionales’, para montar los tráilers de las películas.

Y lo grave, es que me comentó que las grandes cadenas cinematográficas, no buscan que las películas nos gusten o no, lo que buscan es que piquemos el señuelo y las vayamos a ver a las salas o en las plataformas.

Sucede lo mismo con los libros, pues las editoriales se centran en algunos, que promocionan al máximo: campañas publicitarias, inclusión en la parte más alta de las listas de más vendidos, entrega de premios, etc.; y todo eso, para que la ciudadanía nos lancemos a comprarlo obsesiva y acríticamente. Que después los leamos o no, ya les importa un bledo, por más que digan que ’un libro sin lector, no es una obra literaria’, que únicamente es un objeto físico más. Esa es otra gran falacia, otro engaño, pues dicen una cosa y pretenden otra totalmente diferente.

Yo desconozco los avances de la IA para reconocer los estados emocionales, los estados cognitivos, pero intuyo que, dentro de unas décadas, los estudios psicométricos serán piezas arqueológicas, y los psicólogos deberemos actualizarnos para aplicar todas las nuevas tecnologías, (mejor dicho, deberán actualizarse, pues los que ya estamos jubilados, en todo caso lo intentaremos a título meramente personal)

A mi modo de ver, las pruebas dinámicas, las basadas en la teoría freudiana, están en línea, en cierto modo, con las nuevas tecnologías, ya que ‘miden’ reacciones orales / gestuales, básicamente, ante estímulos variados; la única diferencia, es que el análisis, en el futuro, pasará a ser efectuado por la IA, no por profesionales.

Y el gran peligro, obviamente, estará en el control y diseño efectuado por los ingenieros de las corporaciones más importantes; y, por lo tanto, al desconocer los algoritmos utilizados, poco o nada podremos hacer para ratificar, verificar y garantizar la bondad de los análisis en cuestión.

Por lo tanto, y volviendo al ámbito político, nos cabe la posibilidad de continuar con el actual sistema (controlado por intereses personales (en manos más o menos ineptas), partidistas, o de otros poderes ‘ocultos’) o dejar que la IA lo controle y determine todo.

Viendo la nula inteligencia (de todo tipo) de Carlos Mazón, president de la Generalitat valenciana, de todo su equipo, y de todo su partido (PP), es evidente que la aplicación de la IA (con sus muchos defectos) mejoraría el sistema, por ejemplo, si el aviso de alarma hubiese sido controlado y emitido por el sistema informático, hubiese sido automático, y no se hubiera demorado a la espera de localizar a Carlos Mazón (ilocalizable durante horas, con la consiguiente pérdida de vidas y patrimonio)

En definitiva, con la proliferación de la IA, la desaparición de la inteligencia natural, la progresiva devaluación de la democracia, etc., podemos intuir que dejaremos a nuestros nietos un mundo invivible, ya que, sin la ilusión de mejorarlo, no habrá motivación para buscar una mayor equidad, una distribución igualitaria y moral.

Me parece evidente que en ese mundo futuro, en el que todo estará medido y controlado, aparecerán otro tipo de estímulos que motiven cualquier tipo de revolución, aunque ahora nos sea inimaginable escapar al súper control, al gran hermano, un personaje ficticio  de la novela ‘1984’ de George Orwell (Eric Arthur Blair, 1903 – 1950), un gran hermano enigmático, totalitario y dictador, pues, como en la novela, todos sabemos, y tenemos interiorizado y aceptado, que estamos bajo vigilancia, que se nos controla todo, desde la aceptación, de forma desinformada y acrítica, de los teléfonos móviles, que nos tienen geolocalizados, conocen nuestros gustos y preferencias, etc., y, claro, nos manipulan para motivarnos a ciertos consumos, hasta el extremo de pensar que los decidimos voluntariamente.

En ese cúmulo de despropósitos, ayer (Ara, 9/11) leí una entrevista a Fernando Caballero, arquitecto y urbanista, autor del libro ‘Madrid DF’ y, entre otras perlas, argumentó que:

‘criticar desde Barcelona el crecimiento de Madrid, es cínico e injusto’, que ‘Madrid se ha de convertir en una metrópoli de 10 millones de habitantes, pues, a pesar de sus múltiples problemas, también será multiplicadora de opciones (…) como lo es la Blue Banana (una gran conurbación humana que reúne 40 millones de habitantes, entre Alemania, Bélgica y Países Bajos’ (…) si tu eres un joven de Albacete o Múrcia que no tiene trabajo en su ámbito, ¿no es preferible que lo tenga en Madrid, a dos horas de su casa y que pague los impuestos aquí’ (…) Si Madrid funciona muy bien, toca continuar invirtiendo más aquí, pues eso crea potencialidades (…) pues allí donde Madrid está bien conectado, no funciona como aspiradora (…) la política económica y de infraestructuras que se ha hecho desde Madrid durante 150 años, es lo que ha permitido la existencia de la Pedrera o la Sagrada Familia, sin eso, los Milà no habrían hecho su casa, y seguramente, la mitad de los andaluces seguirían en su pueblo (…) ahora Madrid está creciendo a un ritmo de 100.000 personas año, y lo has de hacer muy bien para que no descarrile y acabe siendo como Los Ángeles de Blade Runner (…) Madrid no hemos tenido una Zona Franca, y Catalunya, durante 100 años ha sido una aspiradora de recursos del resto del estado (…)’

Me parece interesante destacar que la Zona Franca de Barcelona, es un polígono industrial y logístico del delta del Llobregat; y fue una propuesta de Foment del Treball Nacional, en 1915, para dotar al sector industrial de las ventajas de eliminar ciertos aranceles. El consorcio de la ZF fue creado en 1916, y el año 1920, el estado español expropió los terrenos. En 1926 empezó a funcionar el polígono y su máxima expansión fue en 1960 (instalación de SEAT, Mercabarna, etc.) Desconozco si en la actualidad sigue habiendo algún tipo de disminución de los aranceles.

Para finalizar, desconozco si los anunciados avances de la IA en la domótica, nos acabará controlando hasta la más mínima acción que efectuemos en privado, y nos dirán que será por nuestro bien. Pero, la desaparición del espacio privado, personal, a mi modo de ver, tendrá repercusiones negativas, que deberían controlarse, pero ya vemos que no vamos por ese camino. Y si el futuro del 2050, confirma una Madrid DF como la que anuncia Caballero, en Catalunya lo tendremos muy negro.

Por eso, me parece que todavía estamos a tiempo para movilizarnos, y despertar el movimiento independentista, para que, nuestro futuro no acabe siendo el de una mera región turística, la playa de Madrid y de los europeos.

Ese será el futuro que dejaremos a nuestros hijos, si no actuamos ya, para evitar esa distopía, esa contrautopía.

Quiero confiar que tendremos la inteligencia natural suficiente, para mantener que tengamos la libertad para leer lo que nos plazca, ver las películas que nos motiven, trabajemos en actividades que nos realicen profesionalmente, y que todo eso lo hagamos donde nos plazca, en nuestros pequeños pueblos y ciudades que, con toda seguridad, han de tener una medida más humana, y con los servicios pertinentes, que la Madrid DF.

Todo depende de nosotros, y el primer paso es hundir a los miserables políticos, como Carlos Mazón, responsable de más de 200 muertos.