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La extrema derecha

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Estos días hemos visto que Geert Wilders, líder del partido de ultraderecha Partido por la Libertad, ha arrasado en las elecciones de los Países Bajos (Holanda), obteniendo 37 escaños, 12 más que la coalición socialdemócrata y ecologista; la mayoría absoluta está en 76 parlamentarios. El ex – primer ministro, Mark Rutte y el actual líder de su formación, Dilan Yesilgöz-Zegerius, que ha obtenido 24 escaños, se han mostrado abiertos a pactar con Wilders. Igualmente, Pieter Omtziget, líder de Nuevo Contrato Social, también se muestra dispuesto a pactar. Así, esta triple coalición, sumaría 86 escaños, a los que podrían sumarse el Movimiento Campesino Ciudadano, con 7 escaños. Por su parte, Frans Timmermans, líder de la coalición socialdemócrata, con 25 escaños, se ha mostrado resignado.

El xenófobo Wilders, que ya había sido condenado por discriminación y delito de incitación al odio, por haber considerado a Mahoma como pedófilo y el islam como una ideología fascista, tiene, en su programa, cerrar las mezquitas, prohibir el Corán, cobrar un impuesto extra a las mujeres musulmanas que lleven el velo, un referéndum para salir de la UE (llamado Nexit), políticas migratorias reducidas. Medidas que, obviamente, al precisar pactar con las otras fuerzas políticas, deberá limitar, al menos formalmente.

Y ese fenómeno de resurgimiento de la extrema derecha es bastante generalizable a nivel mundial, y, en Europa, lo hemos visto en Italia, Francia, España, Hungría, Polonia, etc. Y eso es debido a que los partidos conservadores y socialdemócratas clásicos, no han sabido, o no han querido, dar una respuesta adecuada a los problemas actuales. Por lo que veremos que, en pocos años, la ideología de extrema derecha será dominante en nuestro continente. Y este proceso es inevitable, hoy por hoy.

Y si ese fenómeno es peligroso por sí mismo, lo es más, todavía, ya que comporta que los partidos conservadores y socialdemócratas, tiendan a virar sus programas hacia ese polo ultraconservador, por miedo a perder electorado. Y eso es muy grave, claro, pues denota, una vez más, que sobre las ideologías priman los intereses personales y de partido, mostrando, así, sus vergüenzas, si es que les quedan.

Este fenómeno se explica muy bien tomando como símil, la tensión eléctrica (o diferencia de potencial), que es una magnitud física que cuantifica la diferencia de potencial eléctrico entre dos puntos. Es decir, el voltaje con que la electricidad pasa de un cuerpo a otro, por eso, comúnmente, se le denomina voltaje, su unidad de medida es el voltio.

‘Si dos puntos (A y B) que tienen diferencia de potencial se unen mediante un conductor, se produce un flujo de electrones. El punto de mayor potencial (A) cede parte de su carga al punto de menor potencial (B) a través del conductor, hasta que ambos igualen su potencial eléctrico. Este traslado de cargas es lo que se conoce como corriente eléctrica, que, en función de su voltaje, puede ser: baja, media y alta tensión.

El ánodo es un electrodo (polo negativo) que tiene menos potencial, en el que se produce una reacción de oxidación, es decir, que el material del cual está hecho el ánodo pierde electrones (que van al cátodo, pues el polo negativo los repele), incrementando, así, su estado de oxidación. El polo negativo, asimismo, cumple la función de proporcionar un camino de retorno para los electrones, es decir, una vez que los electrones han entregado su energía al circuito, regresan al polo negativo para completar el ciclo. Suele estar conectado a la tierra.

El cátodo, por el contrario, es el electrodo (polo positivo) que tiene un mayor potencial, es un electrodo que sufre una reacción de reducción, mediante la cual, la materia del que está formado reduce su estado de oxidación al recibir electrones del ánodo, pues el polo positivo los atrae.

El electrodo es el conductor eléctrico utilizado para hacer contacto con la parte no metálica de un circuito.

Los electrones son partículas subatómicas con carga elemental negativa.

El electrolito es la sustancia que contiene iones libres, lo que permite que se comporte como un conductor eléctrico.

En definitiva, el sentido de la corriente va del polo positivo (rojo) al negativo (negro), y el funcionamiento de ambos polos se basa en el concepto de la ley de Coulomb, que establece que las cargas de signos opuestos se atraen y las cargas del mismo signo se repelen, por eso, los electrones con carga negativa fluirán hacia el polo positivo, que tiene carga positiva.

La corriente alterna es un tipo de corriente eléctrica que se caracteriza por variar en el tiempo, ya sea en intensidad o en sentido, a inérvalos regulares.

La corriente continua es un tipo de corriente en el que el sentido de la circulación del flujo de cargas eléctricas no varía. La corriente Galvánica es un tipo de corriente que, además de continua, es ininterrumpida y constante.

(fuente: diferentes páginas de Wikipedia)

Pues bien, aterrizando de nuevo en el campo político, podríamos asimilar los partidos de izquierdas con el polo positivo (rojo) pues la corriente va de ese polo al negativo (negro) que podríamos asimilar a los partidos de derechas. Y eso es así, pues, por lo habitual se produce una evolución en las creencias políticas a lo largo de la vida, ya lo dijo Winston Churchill (1874 – 1965): ‘Quien no es de izquierda de joven, no tiene corazón. Quien no es de derecha de adulto, no tiene cerebro’, si bien, esa sentencia de carácter general admite notables y morales excepciones.

Pero en la actualidad se constata que gran parte de la juventud tiende ya hacia la derecha y ultraderecha, y esa es una importante peculiaridad de nuestro tiempo. En la actualidad, y de forma casi generalizada, la juventud tiene más estudios que sus padres, por lo que se ha roto con la tendencia de mantener la ideología de los mayores. Ahora bien, la juventud, en todas las épocas ha sido rebelde, necesitada de cambios, y esa es otra constante.

Charles de Gaulle (1890 – 1970) dijo: ‘ustedes, los ingleses, solamente luchan por el dinero, deberían aprender de nosotros los franceses, que luchamos por el honor y la dignidad’. Y el citado Churchill le contestó: ‘Bueno, cada uno lucha por lo que no tiene’.

En el momento político actual, una rápida lectura podría mostrarnos que, salvo honrosísimas excepciones, los mayores y los jóvenes luchamos por el dinero, por la economía, sacrificando el honor y la dignidad. En general se ha perdido la capacidad de sacrificio que exigía el mencionado Churchill: ‘sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor’.

Es preciso matizar que los partidos políticos actuales ya no se ajustan a las ideologías de izquierdas o derechas, la división es económica (ni eso); y la corrupción ideológica y económica, han acabado de rematar las añejas etiquetas de izquierdas y derechas.

Así, las izquierdas, el polo positivo (rojo), tiene más potencial (originariamente más popular), es el electrodo (ideología) que sufre una reacción de reducción, mediante la cual, la materia del que está formado reduce su estado de oxidación, al recibir electrones del ánodo (polo negativo), pues el polo positivo los atrae. Y respecto al símil de la electrónica, es que las izquierdas, atraen, pero el fenómeno le hace reducir su oxidación; y la oxidación es una ganancia de oxígeno, mientras que la reducción (que es lo que sufre el polo positivo) es una pérdida de este elemento. Y, haciendo un salto, sabemos que el oxígeno es la esencia de la vida.

Las derechas, el polo negativo (negro), que originalmente tiene menos potencial, presenta el proceso inverso, con el tiempo, pierde electrones (valores morales y éticos), pero gana oxígeno (masa de votantes)

Y ese proceso de la corriente eléctrica, entre dos puntos que tienen diferente potencial y están unidos mediante un conductor, hasta que su potencial se iguala. Y así vemos que los partidos de izquierdas y derechas (unidos por la economía, y en España por su unidad y el rey), con el tiempo han ido perdiendo ese diferencial ideológico, y prácticamente han igualado su potencial eléctrico.

Fenómeno que ha comportado y está comportando una gran abulia, un desinterés. Y, ante esa indiferenciación ideológica, los votantes se han vuelto más pragmáticos, más movidos por la economía (la verdad es que la crisis, la precariedad, también ayudan); la comodidad hace que la tensión (por la acción de fuerzas opuestas) sea más llevadera. Y, como ejemplo, tenemos a la sociedad neerlandesa, que ha sufrido un cambio cultural, desde los años 60 y 70, pues de ser unos adelantados ideológica y socialmente, y de ser unos de los socios fundadores de la Comunidad Europea, han acabado, ahora, votando masivamente al fascista Geert Wilders; y según las encuestas electorales, en Alemania las fuerzas de extrema derecha ya van segundas. Y las próximas elecciones europeas (junio 2024) va de eso, de acabar dominando.

El escritor Julià de Jòdar Muñoz lo comentó ayer en su twitter (actual X): ‘Los franquistas, prietas las filas, van a Europa a reclamar el estado de derecho. Y el gobierno de coalición y aliados hacen como los gobiernos liberales de entreguerras: no se dan cuenta que ya tienen el fascismo en la cocina’.

Y el escritor, político y compañero Carles Castellanos, lo señaló muy claramente, en su artículo titulado ‘Les misèries ideològiques i la nostra lluita’ (las miserias ideológicas y nuestra lucha), del pasado 11 de noviembre:

‘Nuestra lucha es compleja y es preciso hacer un importante esfuerzo de pensamiento y de acción. Nada nos será regalado. Nada nos será mágico ni gratuito. Pero todos los cambios profundos, como los que necesitamos para llegar a ser libres, no son otra cosa que el resultado de la unión de pensamientos y voluntades.

(…)

La difusión de una ideología banal que es el fundamento de base que refuerza el mantenimiento del sistema llevando a la mayor inocuidad la posibilidad de cambio social y político. Esta base ideológica, difundida ampliamente, refuerza el mantenimiento de este marco ideológico banalizado y circunscrito (completamente por la fuerza represiva policial, judicial, etc. como contrapunto y amenaza siempre presente) que es el centro de las formas de dominación del sistema capitalista actual, reforzado encima por dos factores añadidos que ayudan a mantener el inmovilismo: la dispersión de las formas de trabajo y la despersonalización del poder en los conflictos sociales.

(…)

Los pseudo socialistas españoles (es más preciso denominarlos así) han ido convirtiéndose en unos defensores dogmáticos del estado capitalista parlamentario (…) el régimen español es implacable para el mantenimiento de su poder y su ‘orden’. Y el PSOE es el ejecutor más fiel de esta voluntad.

(…)

Nuestro movimiento, es importante tener un conocimiento suficiente y no caer en simplificaciones ni ideas falsas sacadas del enemigo. También en este ámbito es preciso hacer un esfuerzo de partir de unas bases suficientemente claras: el criterio para determinar qué nos puede ser válido para el futuro se ha de basar en hechos políticos y de compromiso personal a la vez: cualquier proyecto de futuro ha de agrupar todas las personas y colectivos que permitan construir la agrupación de voluntades capaz de avanzar hacia la independencia partiendo de la coincidencia en la práctica de la confrontación y la movilización (…)

(…)

Como pensamiento y acción permanente es preciso que, en todo momento, denunciemos los abusos del poder en diferentes aspectos, social, económico, ideológico, político, etc.

(…)

La conquista de la República Catalana Independiente no nos vendrá regalada por un suceso mágico ni por la simple idea de la desobediencia como panacea que lo puede resolver todo, sino que será el resultado y la consecuencia lógica del fortalecimiento de nuestro movimiento, y más concretamente de su capacidad de movilización y de organización como un reflejo de la voluntad asumida colectivamente de luchar por el avance de nuestro movimiento por todo nuestro país.

(…)

La clave es el aumento constante de la movilización y del fortalecimiento de una organización unitaria masiva propia

(…)

Todos los cambios profundos, como los que necesitamos para llegar a ser libres, no son otra cosa que el resultado de la unión de pensamientos y voluntades. La Independencia y la República Catalana llegarán por este camino’.

(https://laveu.poblelliure.cat)

Es triste constatar que los seres humanos, tendamos, cada vez más, a movernos por las leyes físicas (y las instintivas), y menos por las ideologías y criterios éticos y morales. Que nos dejemos arrastrar hacia la mentalidad y credo de derechas, dirigidas por políticos corrosivos, tóxicos, sin corrección política, y con una ideología propia de fanáticos racistas y xenófobos.

El cantautor Joan Isaac, en su canción ‘Però no em robareu la força’ (Pero no me robaréis la fuerza) (1975) explicó de forma muy clara la complejidad en la que seguimos estando y que nos debería forzar a movilizarnos:

‘Però no em robareu la força’

Podréis volver a llamar

a la puerta de mi vida

que fue cerrada por vosotros

que sois fuerza que frena

las palabras de la boca

y el reloj de una vida.

¡Pero no me robaréis la fuerza!

Podréis olvidar si queréis,

desde vuestras alturas,

los gritos lejanos y las dudas

de esta juventud que grita,

también que me siento herido

por lanzas de hipocresía.

¡Pero no me robaréis la fuerza!

Ahora que sé lo que es

sentirse solo algún día,

luchar por causas vendidas,

tener hambre de justicia

hoy que está tan herida.

¡Pero no me robaréis la fuerza!