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“La Generala”, María Santísima, regresa a su basílica de Zapopan

Se acerca la celebración de La Romería, donde la Virgen regresa a su Basílica luego de recorrer las iglesias de la ciudad durante el año

Por Dr. Ernesto Ávalos, Académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)

A pocos días de la realización de la tradicional Romería, con la cual el pueblo católico de Jalisco acompaña a Nuestra Señora de Zapopan en su retorno a su Basílica, nos ha parecido oportuno compartir con ustedes unas líneas sobre la taumaturga imagen.

Historia de la Virgen de Zapopan
La historia de esta pequeña, pero milagrosa, escultura tiene sus orígenes en el siglo XVI. Aquellos eran tiempos complicados y sumamente peligrosos, y sobre los hombros de algunos pocos frailes franciscanos recaían los esfuerzos de hacer llegar la luz del Evangelio a los indígenas de la región, entonces conocida como Nueva Galicia.
Fue precisamente uno de aquellos heroicos hijos de San Francisco, Fray Antonio de Segovia, quien solía traer la pequeña imagen sobre su pecho como parte de su material pedagógico.
Según informaciones históricas, la imagen fue elaborada en uno de los talleres artesanales creados por Don Vasco de Quiroga entre los años 1560 y 1570, en la región de Pátzcuaro, Michoacán, aunque se desconoce el nombre del artesano que la elaboró.  
La pequeña escultura mide 34 centímetros y está elaborada con pasta de caña; la carita y sus manos son de madera y sus facciones son más bien toscas, pese a lo cual despierta en quien la observa una grata sensación de paz y ternura.
La advocación a que corresponde la representación es el de la Expectación, con lo que se alude al estado de feliz espera de María Santísima, de quien habría de nacer el Divino Redentor. Haciendo alusión a este feliz estado, la imagen porta una cinta en su vestimenta.

Virgen de Zapopan: La Pacificadora
Incontables son los milagros que se le atribuyen a la venerada imagen, pero de especial relevancia fueron su prodigiosa intervención para lograr la paz en la Guerra del Mixtón, motivo por el cual fue llamada La Pacificadora, así como su poderosa intervención contra las recurrentes pestes que asolaban a la región.
La primera casa que tuvo la portentosa figura fue una pequeña construcción de adobe, con piso de tierra y techo de paja, la cual se mantuvo en pie hasta el año de 1690, año en que se cayó. Posteriormente, se edificaron nuevas construcciones hasta llegar a la actual Basílica.
El título de Generala le fue conferido en el año de 1821 por el Ejército Insurgente de la Nueva Galicia, y desde entonces luce las insignias correspondientes a este encargo: la banda generalicia que cruza su pecho, el bastón de mando militar, y los honores de su rango.
Además de los títulos antes mencionados, al paso del tiempo fue coleccionando los siguientes:
«Taumaturga»(concedido por el Sr. Obispo Don Juan Ruiz Colmenero en 1655), «Patrona y Abogada de la Ciudad de Guadalajara, contra tempestades, rayos y epidemias» (1734). «Generala y Protectora del Estado libre y Soberano de Jalisco» (1823), «Reina de Jalisco» (así la proclamó en 1921 el arzobispo Don Francisco Orozco y Jiménez), «Patrona de la Provincia de los Santos Francisco y Santiago» (1934) y «Madre de la Ciudad de Guadalajara» (1942), entre otros.

¿Qué es La Romería de la Virgen de Zapopan?
La tradicional romería que año tras año se realiza para acompañar el retorno de la Virgen a su Basílica data del siglo XVIII. Se sabe que la imagen ya visitaba la ciudad de Guadalajara desde 1693, pero su visita anual se formalizó a partir de 1734 con acuerdos entre el Cabildo Eclesiástico y el Ayuntamiento de Guadalajara, donde el poder civil se obligaba a costear los gastos que se originaban con motivo de las procesiones a su llegada y despedida. Desde entonces, casi de manera ininterrumpida, el día 12 de octubre es un día festivo para nuestro Estado.
En nuestros días, “La llevada” de la Virgen consiste en un recorrido de cerca de nueve kilómetros, el cual inicia en la Catedral Metropolitana de Guadalajara y concluye en la Basílica de Zapopan, reúne a más de dos millones de fieles y se caracteriza por su gran colorido, danzas, música, pirotecnia y rezos constantes, lo cual le ha valido ser considerada, desde 2018, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

  • El Dr. Ernesto Ávalos López es Director del Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).