Buscar

La inmoralidad del estado español y su Libro de las bestias.

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Esa inmoralidad no nos sorprende en absoluto, la conocemos bien, por desgracia, desde hace muchos años, desde 1714, pues hace más de 300 años que la sufrimos y no olvidamos, por ejemplo, que tras ser derrotada la ciudad de Xàtiva (Valencia) por las tropas de Felipe V y haber negociado y ratificado la capitulación, fue incendiada el 17 de junio de 1707, y quemó durante una semana. Eso fue un tremendo castigo como venganza por las pérdidas borbónicas en la anterior batalla de Almansa.

Y cada día tenemos nuevas muestras, como ayer, la sentencia del tribunal supremo (Manuel Marchena) y las nefastas declaraciones del presidente del consejo general del poder judicial (Carlos Lesmes) contra el indulto de nuestros presos políticos, mostrando su negativa a su indulto. Y ya no tengo adjetivos suficientes para mostrar esa maldad, esa perversión.

Sabemos que estamos en un estado castigador y vengativo, como ha demostrado Pedro Sánchez, con su tristemente famosa mensaje: ‘Hay un tiempo para el castigo y un tiempo para la concordia’, que ya comenté ayer, pues refleja un claro pensamiento que supera, con creces, el código penal, que habla de penas y sanciones.

·       Castigar, según el diccionario de la RAE, es:

·       Ejecutar algún castigo en un culpado.

·       Mortificar y afligir.

·       Estimular con el látigo o con las espuelas a una cabalgadura para que acelera la marcha.

·       Escarmentar o corregir con rigor a alguien por haber cometido una falta.

·       Etc.

Y ese cariz castigador se ve claramente en la sentencia de Marchena contra los indultos, que es demoledora, castigadora, vengativa e irregular, ya que hace un tratamiento colectivo (en lugar de individualizado, como ha de ser), y se acoge a las declaraciones de Jordi Cuixart de que ’lo volveremos a hacer’. Pero, claro, Cuixart, como presidente de Òmnium Cultural, sin ningún cargo político, se limitó a convocar manifestaciones en el marco de la libertad de expresión. Y, Lesmes, que ya he citado, señaló que, en el momento actual, en la sociedad española no se da la concordia precisa para conceder indultos.

Y hoy, toda, TODA, la prensa madrileña (El País, La Razón, El Mundo, ABC, etc.) se muestra totalmente belicosa contra el indulto. Mientras que, en la prensa catalana, todos están a su favor como medida para rebajar tensiones y favorecer el diálogo; lógicamente, los diarios independentistas (Ara, PuntAvui, etc.) lo consideran insuficiente, un paso correcto, pero que el objetivo ha de ser la amnistía.

Es preciso señalar que en estos 40 años de pseudo democracia, tanto Felipe González como José María Aznar, indultaron a Alfonso Armada (jefe del golpe de estado del 23 de febrero de 1981) y a José Barrionuevo y Rafael Vera (ministro del interior socialista y secretario de estado de seguridad; acusados por su responsabilidad en el GAL, por la detención y secuestro de Segundo Marey; y estuvieron en prisión tres meses, a finales de 1998), y Barrionuevo, posteriormente condenado por la utilización de los fondos reservados, fue indultado por José Luis Rodríguez Zapatero.

Es decir, tenemos ejemplos de favoritismos, con tratamientos exprés, sobre temas gravísimos, y concedidos por los dos partidos institucionales (uno indulta a los delincuentes del otro partido, y viceversa). Y, en todos los casos, el tribunal supremo estuvo de acuerdo, e, incluso, los propició.

Y ahora, Felipe González, el inmoral, amoral y falto de ética, de honor y responsabilidad histórica, salió ayer, en un programa de humor (El hormiguero), diciendo que está en contra de los indultos a los líderes catalanes. Y en esa misma línea, los barones carcomidos del PSOE, y ya no digamos de Pablo Casado, líder del PP, y de Inés Arrimadas (líder de lo que todavía queda de Ciudadanos), que están descargando toda su bilis venenosa.

Si finalmente Pedro Sánchez concede el indulto, lo hará de forma parcial, ya que esa es su forma de proceder, ‘ni chicha ni limoná’, como se dice; su decisión será descafeinada, para intentar no molestar a unos y no disgustar a los otros. Ese es su nivel de ‘estadista’, que actúa únicamente con la máquina de calcular sus sondeos.

Y Pedro Sánchez, si quiere tener aprobados los presupuestos generales del 2022 en tiempo y forma, necesitará el voto de ERC y Junts, y por eso dará un pasito en los indultos (si bien, todo lo que represente la libertad, es muy positivo, claro).

Finalmente, el PP y Vox han anunciado que, en el supuesto de concederse un indulto, por mínimo que sea, lo denunciarán al tribunal contencioso administrativo. Si bien, en principio, sólo podría interponerlo Vox, de ultraderecha, ya que estaba personado en la causa.

Este tribunal únicamente puede declinarlo, si ve un defecto de forma, o si lo considera insuficientemente justificado.

Es de suponer que defecto de forma no lo habrá, ya que Pedro Sánchez ha obtenido todos los informes preceptivos (de la abogacía del estado, de la fiscalía y del tribunal supremo); informes preceptivos, pero no vinculantes.

En cuanto a la suficiencia en la justificación, es un tema subjetivo que la justicia no debería aplicar, ya que el indulto, al ser tomado por el poder ejecutivo, se trata de una decisión política, no jurídica.

Pero aquí en el reino de España sabemos que todo puede pasar, y podemos temernos lo peor.

Otro ejemplo de esa inmoralidad citada, lo tenemos en la instrucción a las tropas saudís en El Ferrol (Galicia):

‘Un jugoso contrato cerrado durante el gobierno de Mariano Rajoy con Arabia Saudita, ahora se ejecutará con el gobierno de Pedro Sánchez. Desde la sobra, los borbones continúan manteniendo buenas relaciones con el régimen saudí, primero fue Juan Carlos I, y ahora continua el legado Felipe VI. También lo hacen los gobiernos, sea el PP o el PSOE, con el objetivo que las relaciones comerciales y militares sigan adelante a pesar de las advertencias de Amnistía Internacional (A.I.) al estado español de favorecer formar militares con conocimientos de guerra y armas a un país que lleva años atacando al Yemen.

Los marineros del régimen de Salmán bin Abdulaziz y su hijo Mohammed bin Salmán están recibiendo formación esta semana en El Ferrol sobre el uso de buques de guerra. Las clases las da Navantia, que también tiene las atarazanas de Cádiz donde se están construyendo cinco buques de guerra o corbetas para ese país, dentro de un macro contrato conocido como Al-Sarawat que desde Riad confían que ‘eleve el nivel de preparación’ de sus militares y ‘consolide la seguridad marítima de la región y proteja los intereses del reino’.

El negocio que la ministra de defensa, Margarita Robles, ha tirado adelante es muy jugoso: 1800 millones de euros y una alianza de futuro entre la compañía Saudí Arabian Military Industries y Navantia. Los mismos saudís han sido los que han hecho público este estrecho contacto con las fuerzas armadas españolas.

El contrato, si se cumplen los plazos marcados, prevé que la compañía española entregue el primer buque en enero del 2022. A cambio, la formación es muy extensa y en total se han presentado 500 saudís para especializarse en su uso, en un curso exprés de dos meses.

(…)

A.I. alerta que estos buques serán utilizados en la guerra del Yemen que condena a la población civil a la muerte y al hambre permanente por parte de ‘un país que comete continuamente crímenes de guerra’.

A.I. también ha dirigido una carta al gobierno de Pedro Sánchez a quien le exige el cese inmediato de las transferencias de armas a Arabia Saudita y le recuerda ‘la obligación de respetar y hacer respetar el derecho internacional humanitario’. Es preciso recordar que el Tratado sobre Comercio de Armas, suscrito por el estado español, ‘prohíbe exportar si el gobierno tiene conocimiento que pueden ser utilizadas para cometer graves violaciones del derecho internacional humanitario.

La denuncia de A.I. ha estado apoyada por FundiPau, Greenpeace y Oxfam. Desde el 2018 alertan que España ‘deje de vender de una vez equipamiento militar a los saudís’. Por su parte, el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salmán, que actúa como ministro de defensa y controla la política económica y energética, fue recibido por el rey español Felipe VI en el palacio de la Zarzuela, justo después de cerrarse el contrato’.

(Núria Casas, elnacional.cat, 26 de mayo del 2021)

Todo este negocio es inmoral y vergonzante, por eso, el gobierno español lo ha mantenido en secreto, y ha salido a la luz por el gobierno saudí. Una muestra más de la política española, que se ajusta a la frase ‘mas cuando tú des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público’ (Evangelio de San Mateo, cap. 6, vers. 3-4). Pero, en este caso, como siempre, el estado español lo tergiversa, y lo utiliza para que una maldad no sea conocida.

Y eso es una inmoralidad más, y son…; por eso me parece interesante reproducir la siguiente fábula:

‘Llibre de les bèsties’ (Libro de las bestias), de Ramón Llull, Raimundus Lullus, (1232-1316)

Ese libro es la séptima de las diez partes que conforman el ‘Félix o Llibre de les meravelles’ (Libro de las maravillas’) (1288-1289).

‘Los animales se reunieron en un viejo prado para elegir rey. Escogen al león, a pesar de la oposición del buey, que no lo encontró adecuado y propuso como alternativa al caballo.

Se formaron dos grupos, pero un discurso de Renard (el zorro) convenció a los animales más desconfiados (el oso, el leopardo y el guepardo)

Un día, el rey tuvo gana y, aconsejado por Renard, devoró un ternero y un pollino (hijos del buey y del caballo, respectivamente). Eso hizo que el buey y el caballo abandonasen el reino y se fueran a vivir con los hombres que, en lugar de ayudarlos contra la tiranía del león, los esclavizó y los hizo trabajar en sus campos.

El rey león decidió elegir a sus consejeros y no incluyó a Renard. Por este motivo, éste quedó lleno de rencor y urdió una traición: se alió con el elefante y el jabalí para que matasen al rey y les prometió ser los sucesores del león.

Renard buscó también el soporte del caballo y del buey, proponiendo a este último que se quedase en un prado, bramando fuerte. Todos los animales se espantaron al oír ese fuerte bramido del buey, menos Renard, lógicamente, que se ofreció al rey para investigar y solucionar el problema. Y eso le hizo ganar mucho prestigio.

A continuación, Renard fue a buscar al buey y le propuso que pidiera perdón al rey. Cosa que el buey hizo y también le explicó la maldad de los hombres. Por eso, Renard propuso que los animales enviasen embajadores al rey de los hombres, para evitar enfrentamientos. Renard consiguió que el rey nombrase embajadores a los animales que le habían mostrado su enemistad (leopardo, guepardo, gato y perro) y así pudo ocupar su lugar en el consejo del rey.

El rey encontró muy bella a la leoparda, y el zorro le aconsejó que la tomase por mujer.

Los embajadores se sorprendieron de la frivolidad y malicia en la que viven los hombres. Y al volver al reino animal, el leopardo descubrió que el rey había forzado a la leoparda, por lo que desafió al león.

El rey delegó en el guepardo su defensa y empezó la larga batalla del guepardo y el leopardo. Este último resultó vencedor (demostrando, de ese modo, la culpabilidad del rey), pero el león, aprovechando la debilidad del leopardo tras la lucha, también mató a éste.

El rey y Renard, el zorro, se ganaron la desconfianza de muchos animales, por lo que el zorro pensó un nuevo plan: aconsejó al león que transmitiese al rey de los hombres unos cuantos animales que le eran incómodos: la serpiente, el oso y el lobo. El objetivo era conseguir el poder dentro del consejo y, así, mandar más desde la sombra.

Como el buey le era enemigo, preparó también un plan para eliminarlo y, así, consiguió, sutilmente, que el león lo devorase. En este momento, Renard es el jefe del consejo al que colocó animales que podía controlar fácilmente: el conejo, el pavo y el gallo.

Entonces, recordó que había prometido al elefante que le haría rey, y que éste podría descubrir su traición. Por lo que le propuso que preparase la muerte del león, pero el elefante no se confió y, haciendo como si siguiese el plan de Renard, le preparó una trampa para que se descubriesen sus intenciones.

El rey acabó enterándose de la traición, mató a Renard, y organizó su corte de manera digna, con el elefante y el jabalí’.

A pesar de las apariencias, ese libro no va de zoología, más bien es un tratado, una reflexión política.

El cuento está basado en fuentes orientales y en ‘Roman de Renard’ (novela del zorro), resumen de cuentos medievales franceses; y le sirven a Llull para ilustrar las facetas más tenebrosas de la condición humana.

Es fácil buscar paralelismos, algunos muy fidedignos, entre esta fábula y la situación actual española (excepto el final utópico), pero prefiero no arriesgarme, ya que todos recordamos las críticas y juicio que tuvo el president Quim Torra, por su artículo ‘La llengua i les bèsties’ (La lengua y las bestias), publicado el 19 de diciembre del 2012, en el diario digital ‘El Món’, que reproduzco:

‘En casa de mis padres circulaba un viejo ejemplar de un libro que todos los hermanos habíamos leído: ‘De quan les bèsties parlaven’ (de cuando las bestias hablaban) de Manel Folch y Torres. Mi padre era inflexible y, como ‘La rosa i l’anell’ (la rosa y el anillo) de Thackeray y en ‘Bolavà’ de Josep Maria Folch i Torres, consideraba que uno no podía hacerse mayor sin haberlos leído. Era un libro delicioso donde lechuzas, osos, elefantes, cervatillos y abejorros hablaban, un compendio de fábulas destinadas a la educación de los niños.

Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeras, escorpiones, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que beben odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O una pequeña sacudida en su cadena de ADN. ¡Pobres individuos! Viven en un país del que lo desconocen todo: su cultura, sus tradiciones, su historia. Se pasean impermeables a cualquier acontecimiento que represente el hecho catalán. Les crea urticaria. Les rebota todo lo que no sea español ni en castellano. Tienen nombre y apellidos las bestias. Todos conocemos a alguna. Abunda, las bestias. Viven, mueren y se multiplican.

Una de ellas protagonizó el otro día un incidente que no ha llegado a Catalunya y merece ser explicado, como un ejemplo extraordinario de la bestialidad de estos seres. Pobres bestias, no pueden hacer más.

Una de las escasas compañías aéreas que aceptan con normalidad el catalán, es Swiss. Si han cogido alguno de sus vuelos en la vieja Confederación Suiza, habrán constatado cómo se va utilizando nuestra lengua en el momento de elevarse y en el de aterrizar el aparato. Una excepción, ya que, desgraciadamente, en el resto de compañías venimos siendo tratados exactamente como lo que somos, la última colonia en tierras de Europa.

Pues bien, hace un par de semanas, viajaba en un vuelo de Swiss una de estas bestias. Al llegar al destino, se anunciaron en catalán las típicas observaciones previas al aterrizaje. La bestia, automáticamente, segregó su salivera rabiosa. Se removía, inquieta, desesperada, horrorizada por haber de oír cuatro palabras en catalán. No tenía escapatoria. Un sudor mucoso, como de sapo refriado, le fluía de sus axilas. ¡Es preciso imaginársela, a la bestia, después de tanto tiempo!, ellas que pueden vivir en su mundo español sin ningún problema, escuchando cuatro palabras en una lengua que odia. Indignada, decidió escribir una carta en un diario alemán de Zuric, quejándose del trato recibido ya que ‘se violaban sus derechos’ al ser el castellano la ‘primera’ lengua oficial de España’. Y, a toda plana, la queja de la bestia salió publicada.

Gracias a Dios, los buenos amigos del Casal Català de Zuric replicaron y dejaron las cosas claras (tantas embajadas y consulados de mar, y mira, un pequeño Casal Català es el que se movilizó gracias a la decencia y dignidad de sus miembros)  

Pero ¿por qué hay que movilizarse cada vez? ¿Cuándo acabarán los ataques de las bestias?, ¿Cómo podemos en 2008 aguantar tanta vejación, tanta humillación y tanto desprecio?’

(www.tarragonadigital.com)

Y en esa dura línea crítica que recibió Torra, esta semana hemos visto como La Vanguardia, el principal periódico catalán, he despedido, sin explicaciones, a Pilar Rahola, una periodista y novelista independentista muy crítica con el estado central, muy seguida en las redes y en TV3. Pero ya sabemos, las verdades molestan, y es preciso silenciarlas, censurarlas; y el conde Godó, el propietario, debe vasallaje al rey; por lo que en la fábula de Ramón LLull tendría cabida.

No hay otra, o nos independizamos, o seguirán reprimiéndonos, ya que nuestro referéndum les hizo abrir su caja de Pandora, y ahora las furias están desatadas, imparables.