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La jungla española

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

De forma repetitiva, el paradójico reino español confirma su configuración y consistencia contraria a la lógica, nos muestra la anormalidad de su ser: el PP, el partido más corrupto de la galaxia, presenta una querella por corrupción, al PSOE, el partido que le sigue en ese ranking; y eso no es un contrasentido, pues ambos son siameses sistémicos del actual neofranquismo, ‘transicionado’ (valga la expresión), para aparentar la llegada de la democracia; como intento explicar a continuación.

Efectivamente, ni el PSOE ni el PP pueden ser considerados partidos modélicos, pues su historia nos ha mostrado formas de proceder totalmente reprobables (el PSOE: los Gal, los ERE, Koldo, etc.; el PP los Gürtel, Arena, Bankia, etc.). Y un buen ejemplo de ética, hubiera requerido su refundación (o desaparición), para adoptar posiciones morales; pero no fue el caso, ambos partidos se limitaron, a lo sumo, a meros maquillajes, a retoques cosméticos de cara a la galería.

Por eso, no podemos caer en la trampa de sus disputas por el poder, ya que las acusaciones cruzadas que se lanzan, no dejan de ser una muestra de la guerra fratricida, cainita, que ejercen, para identificarse por oposición; una oposición por una falsa identificación contrapuesta, ya que, en realidad, su modelo es el mismo, disfrazado con un falso vestido de derechas vs izquierdas.

Ahora bien, la historia nos confirma que el PP juega con ventaja, ya que, tradicionalmente, ha tenido y sigue teniendo a su favor, el poder judicial y los poderes mediáticos, bancarios, financieros, etc., sin olvidar, ni mucho menos, la inclinación de la monarquía por la extrema derecha.

Y en este contexto, es vergonzoso oír a Pedro Sánchez que al PP sólo le funciona el ruido, por su carencia de proyecto político para España, poniendo en peligro la democracia, que está en declive a nivel general. Pero, cuando le interesa, Pedro Sánchez expresa repetidamente, que España tiene una democracia plena y consolidada, esa es su ‘coherencia’.

Pedro Sánchez, como el perfecto tahúr del Mississippi (*), culturalmente tiene asumido su papel de pícaro castellano, caracterizado por su carencia de honradez, rectitud y vergüenza, ya que su viveza y habilidad la dirige para sortear las situaciones difíciles en beneficio propio; y si ello le lleva a pactar y acordar algunas concesiones, lo hace sin pudor, sabiendo que, llegado el momento, ya se verá lo que acaba cediendo. Y, mientras tanto, sigue con su soberbio papel, disimulando su hidalguía (linaje inferior de la nobleza; nobleza que yo refiero a la intelectualidad ética)

(*) calificación que el nefasto Alfonso Guerra (PSOE) asignó, repetidamente a Adolfo Suárez (1932 – 2014) (UCD)

Y ante esta situación, es penoso ver al represor Salvador Illa, haciendo de comparsa de Pedro Sánchez y de Alfonzo VI; que pena verlo satisfecho en ese papel de vasallo, mejor dicho, de bufón, como el enano Nicolasito Pertusato (1635 – 1710) de las Meninas (obra pintada en 1656, por Diego Rodríguez de Silva Velázquez, 1599 – 1660)

Los bufones, payasos, generalmente eran personajes tontos de la propia familia, que servían de distracción en la corte; y ese papel es el que vemos que satisfactoriamente realiza Illa (155), como resaltaron todos los medios institucionales, mostrándolo en el desfile militar de Madrid, o en el buque de la armada, Juan Carlos I, para presenciar las regatas en Barcelona.

Y esa vergonzante rendición simbólica y real de Catalunya, españolizando a nuestro País, nunca podremos olvidada, como tampoco olvidaremos que eso lo ha propiciado ERC.

Yuval Noah Harari en su obra ‘Nexus’ (repetidamente citada), señala que:

Hans Joachim Morgenforts (1904 – 1980) y John Joseph Mearsheimer (n. 1946) afirmaron ‘(…) que una competencia total por el poder es la condición ineludible del sistema internacional (…) ¿cuánto poder quieren los estados … todos los estados quieren tanto poder como puedan obtener (…) el objetivo final de un estado es ser hegemónico en el sistema’.

Y el primatólogo Frans de Waal: ‘(…) Con su teoría de la capa, sostenía que, en el fondo, los humanos son cazadores de la edad de piedra, que no pueden dejar de ver el mundo como una selva en la que los débiles son presa de los fuertes y quien tiene la fuerza, hace la ley’.

Harari discrepa de esas teorías, argumentando que:

‘(…) si los organismos de las selvas tropicales de la Amazonía, África o la India abandonasen la cooperación en favor de una competición total por la hegemonía, los bosques tropicales y todos sus habitantes morirían rápidamente. Esta es la ley de la selva.

(…) si los humanos estuviesen interesados sólo por el poder, nunca habrían podido crear estados’

Yo soy más pesimista, pues creo que más que una selva, nos movemos en una jungla, que es más inhóspita y de difícil acceso; y siguiendo con Charles Robert Darwin (1809 – 1882), en ese medio triunfan los organismos más adaptables (no forzosamente los más fuertes). Y metafóricamente, aplicando la expresión ‘ley de la selva’ al funcionamiento social, denota la ausencia de toda ley y la imposición del más fuerte; por lo que coincido más con los tres autores citados.

Y en ese contexto, se puede entender la lucha fratricida entre el PP y el PSOE que he citado al inicio, pues, se mueven por el instinto cazador, la ley del más fuerte.

Pero esa lucha, que vulgarmente llamamos cainita, carece de base filosófica gnóstica de esa secta (que ya explicaré en otro escrito, pues es muy sugerente), más bien se asemeja al movimiento propiciado por Coré ben Izhar  (hijo de Izhar), personaje bíblico perteneciente a una de las más antiguas tribus, que conspiró contra Moisés y Aarón para disputarle su liderazgo, pero el Dios bíblico apoyó a éstos y estuvo dispuesto a acabar con todo el pueblo de Israel, pero, tras las súplicas de Moisés, el castigo solicitado por Moisés, fue que tuvieran una muerte antinatural, limitada a acabar con Coré y sus seguidores, como sucedió, al ser tragados por la tierra.

Y ese es un mero ejemplo de la permanente lucha por el poder, y en estas estamos, ya que el franquista y vengativo Felipe VI, también intentó aplicar al independentismo, una muerte antinatural.

Los independentistas sabemos que cuando tengamos nuestra República Catalana, también se reproducirán esos fenómenos, que considero que, desgraciadamente, son muy humanos; pero, hasta ese momento, deberíamos tener la inteligencia precisa para obviar todo tipo de disputas, e ir unidos contra el poder unionista español, y evidenciando la traición que está efectuando el represor Illa, el Nicolasito español, pues, paso a paso, va desnudando y traicionando los valores simbólicos, históricos y diferenciales de nuestro País. Esa es su normalización vergonzante. Y espero que ERC no tenga suficientes vidas para pagar ese grave error.