Estos días vamos viendo que sucesivos activistas y periodistas catalanes se van exiliando, al ser investigados por la causa contra el Tsunami (una manifestación pacífica); y así se confirma que, en el estado español, sigue prevaleciendo la sacrosanta concepción de ‘unidad de destino en lo universal’, contra viento y marea, como intento explicar a continuación.
Tradicionalmente se ha denominado como ‘leyenda negra’ la imagen negativa que se difundió por Europa respecto al reino castellano, coincidiendo con su apogeo imperialista, especialmente en el siglo XVI y XVII: inquisición, fanatismo religioso, armada invencible, conquista de América, guerra de Flandes, etc.; y la denominación y propagación de esa leyenda, se debió, fundamental e interesadamente a Inglaterra, pero que importantes autores ratificaron, como François Maire Arouet (Voltaire, 1694 – 1778) muy crítico con la inquisición española.
Y contra esa denominación de ‘leyenda negra’, los castellanos propagaron la ‘leyenda blanca’, propagada por escritores a sueldo, para divulgar noticias falsas sobre Inglaterra, sin ningún tapujo y, claro, ensalzando, en contraste, las virtudes castellanas, con el objetivo de ennoblecerlas, por ejemplo, con el autodenominado Siglo de Oro. Y eso era factible debido a la gran desinformación existente en los reinos hispánicos.
Obviamente, el término de ‘leyenda’ ya explicita que no se trata, exactamente, de hechos históricos al 100%, si no que se explicitan hechos parcialmente verdaderos que, a base de repetirlos, se convierten en certezas. Así, en los reinos hispánicos quedaron establecidas las ‘bondades’ castellanas, mientras que las críticas se consideraron y siguen considerando hispanofóbicas, imperiofóbia, etc.
Y ese adoctrinamiento continuó y prefigura el pensamiento españolista actual, como destacó Marcelino Menéndez Pelayo (1856 – 1912), que destacó:
‘la adhesión a la fe católica como signo constitutivo de patriotismo español. Sirva por ejemplo aquellos españoles ‘afrancesados’ que, fascinados por la ideología emanada desde Francia perdieron la fe y que durante la Guerra de la Independencia sirvieron fielmente al ‘gobierno intruso’. Ellos son el paradigma de aquellos españoles que, tras perder la fe, también perdieron sus sentimientos patrióticos, colaborando sin reparos con los invasores de la patria. ¡¿Cuán verdad es que, perdida la fe religiosa, apenas tiene el patriotismo en España raíz ni consistencia?! y así, se concluye que sin fe no hay patriotismo’.
Así, la idea que tienen los poderes españoles se basa en la fe, pero trasladada a la ‘unidad de destino en lo universal, una realidad histórica, una entidad, verdadera en sí misma (…) con el fin de la permanencia de su unidad’, como la definió el fundador de la falange, José Antonio Primo de Rivera (1903 – 1936), que detalló en los fundamentos de la falange mencionada, señalando que:
‘El separatismo ignora u olvida la realidad de España. Desconoce que España es, sobre todo, una gran unidad de destino. Los separatistas se fijan en si hablan lengua propia, en si tienen características raciales propias, en si su comarca presenta clima propio o especial fisonomía topográfica. Pero -habrá que repetirlo siempre- una nación no es una lengua, ni una raza, ni un territorio. Es una unidad de destino en lo universal. Esa unidad de destino se llamó y se llama España. Bajo el signo de España cumplieron su destino -unidos en lo universal- los pueblos que la integran. Nada puede justificar que esa magnífica unidad, creadora de un mundo, se rompa’.
(Falange española: puntos iniciales. 7 de diciembre de 1933)
Y este pensamiento sigue formando parte de la leyenda blanca que continúa prevaleciendo y sigue imponiendo el estado español; cuando, a mi modo de ver, no deja de ser una muestra más que confirma que la leyenda negra iniciada en el siglo XVI, sigue siendo cierta, y en pleno vigor.
Un ejemplo de esa permanencia lo vimos ayer, que los poderes del estado manifestaron que les es indiferente que el abogado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea haya dado la razón a Carles Puigdemont y Toni Comín, por el caso de la asignación de su escaño en el parlamento europeo. El abogado general en cuestión, Maciej Szpunar, consideró que en las elecciones prevalece el voto de la ciudadanía; mientras que el poder judicial español quiere mantener el derecho español, que fija que, previamente, los candidatos deben jurar la constitución española.
Y, asimismo, a esa injusta justicia española, le es indiferente que el poder legislativo, de acuerdo con sus prerrogativas, establezca una ley de amnistía, pues, para sortear esa futura ley, prevarican inventando atestados de terrorismo, haciendo, para ello, un gran alarde de fabulación basado en mentiras.
Por eso, el empresario Josep Campmajó y el periodista de ‘La Directa’ Jesús Rodríguez Sellés, han hecho público que hace semanas tienen fijado su domicilio en Suiza, y lo han comunicado justo el día después que Oleguer Serra, un dirigente de Òmnium Cultural, comunicase que se exilió el pasado mes de diciembre, al ver los movimientos del ‘juez’ Manuel García-Castellón para imputarles por terrorismo. Y todos ellos coinciden que prefieren exiliarse para preservar su libertad y poder seguir trabajando para la independencia de Catalunya.
Está claro que la pétrea concepción española descrita por Miguel de Unamuno y Jugo (1864 – 1936) sigue rechazando los avances de la democracia, ya que en la actualidad permanece aferrada al:
‘que inventen, pues ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones, pues confío y espero que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó, y corre la locomotora tan bien como donde se inventó, y nos servimos de los logaritmos como en el país donde fueron ideados (…). Ellos a la ciencia de que nos aprovecharemos, y nosotros a lo nuestro (…) la razón ha de ser nuestra arma, lo es hasta del loco, nuestro loco sublime, nuestro modelo, don Quijote’.
Por eso, es evidente que el ‘modelo’ español es totalmente antagónico al que tenemos los independentistas catalanes. No hay componendas, no hay posiciones intermedias, no hay entendimiento posible.
Debemos rechazar el marco mental español, pues no podemos ni discutir ni llegar a acuerdos, dentro de ese marco pétreo que sigue ampliando su negra historia sin ningún rubor.
Tenemos pruebas más que suficientes que dentro del marco mental español nunca, y nunca es nunca, encontraremos una solución para la nación catalana.
Eugen Berthold Friedrich Brecht, incluyó las siguientes frases en su obra: El frío de los bosques – Vida de Galilei:
Andrea: Desdichado el país que no tiene héroes.
Galilei: NO. Desdichado el país que necesita héroes
Y tenemos claro que seguimos estando en un país desdichado, pues seguimos necesitando héroes y, para colmo de los colmos, encima hay partidos y muchos catalanes que no aceptan la figura de Carles Puigdemont, como president legítimo, alegalmente destituido por el estado español.
Y no podemos caer en la trampa de salir de la leyenda negra para acabar cayendo en la trampa de la leyenda rosa o amarilla que nos quiere vender Pedro Sánchez (PSOE)
Por eso precisamos mucha pedagogía, para superar los personalismos y poder ir todos juntos; pero sin dilación, ya que no podemos esperar más; pues, si seguimos presos en el marco mental español, acabaremos desquiciados, como su mítico Quijote.