Una visión crítica de la situación actual muestra un panorama muy negro, pues, a las guerras de invasión rusa de Ucrania, el genocidio israelí en Gaza, las guerras civiles en Birmania y Sudán, etc., hay que añadir el deficitario funcionamiento de las ‘democracias’, el denigrante sistema capitalista, etc. En el presente escrito me centro en la crítica situación desde la perspectiva catalana.
Así, vemos que, con mínimas excepciones, las grandes noticias siempre son negativas:
- la opa hostil del BBVA al Banco de Sabadell;
- los partidos políticos, en plena campaña electoral catalana, se comportan de forma descalificatoria de los oponentes, en lugar de primar sus respectivos programas;
- el mantenimiento de la represión española (judicial, policial, etc.);
- la desvalorización de la cultura;
- la ‘antiestética’ (por decirlo de forma suave) forma de ganar el Real Madrid C. F.;
- etc.
Y todo eso me lleva a pensar que estamos en un agujero negro, un espacio con una gran concentración de la masa, que genera un campo gravitatorio que ni siquiera la luz puede escapar de él.
Y ese agujero negro me parece que es una perfecta metáfora para aplicarla a los diferentes poderes, ya sea el insaciable mercado capitalista o el corrupto estado español.
Los agujeros negros son fenómenos muy desconocidos, a pesar de que se dedican muchas investigaciones; y también se estudian los llamados agujeros de gusano, que, teóricamente, son portales de corta duración, que duran sólo un breve momento y que unen dos agujeros negros en diferentes lugares. Y esos agujeros pueden conectar dos puntos en diferentes lugares, pero, también, en diferentes momentos.
Así, por ejemplo, en el momento del referéndum del 1 de octubre del 2017, los independentistas catalanes pudimos vislumbrar la entrada a uno de esos agujeros de gusano, que nos podría sacar del agujero negro español; pero perdimos la oportunidad, y ese portal nos fue cerrado, por lo que seguimos sujetos a la masa centrípeta española.
Si bien, siendo realistas, el actual entorno político, económico y social catalán también son otros agujeros negros, con todos sus defectos.
Así, por ejemplo, en el debate que efectuaron el pasado domingo los principales líderes en TV3, la televisión catalana, vimos que lo que primó fue la confrontación por la confrontación, para resaltar los puntos negros ajenos. Y, cuando se vieron forzados a salir de sus esquemas de confort, preparados por sus ‘community manager’ y directores de campaña, todos ellos mostraron sus límitaciones.
Por ejemplo, al surgir el tema de que el ministro de cultura Ernest Urtasun (Sumar) había cancelado el premio nacional de tauromaquia por la tortura animal; medida que fue muy protestada en toda España, excepto en Catalunya, que hace años que están prohibidas las corridas de toros (si bien se mantienen otras torturas, como los toros embolados (con antorchas de fuego en los cuernos)), afloraron esas limitaciones de los candidatos.
Pues, planteado este tema en el debate, pudimos ver que Salvador ISLA (Illa) del PSC/PSOE, efectuó un ejercicio de funámbulo, diciendo que estaba de acuerdo, pero que, medidas así, deberían efectuarse de forma paulatina, y con acuerdos previos con los diferentes sectores implicados. Cuando, obviamente, se trata de una decisión de un ministro dentro de su ámbito. ¿O es que la ministra de defensa Margarita Robles busca el consenso de los otros ministros y de la sociedad, para sus medidas de rearmamento y de venta de armas?
Los otros candidatos debatieron si las corridas de toros son cultura. Pero, el punto de acuerdo de todos los candidatos fue que debía aumentarse el presupuesto de cultura hasta el 2% de los presupuestos. Esa fue la salida ‘política’ para escabullirse el tema.
Y, claro, el lunes por la mañana, la tertulia de Jordi Basté, en RAC1, retomó este tema, e incluso hizo una minientrevista telefónica con el citado ministro Urtasun; llegando, todos los tertulianos, y especialmente el propio Basté, a mostrar un desconocimiento de lo que es la cultura, pues, por lo visto, según ellos, cultura es lo que gusta y es aceptado por la mayoría, y eso, visto desde su perspectiva elitista, con capacidad de adoctrinar y de su pretendida capacidad para arbitrar sobre lo que es cultura o no. El mismo Urtasun, cuando Basté le preguntó si los toros eran cultura, se escabulló diciendo que el premio en cuestión hacía décadas que se concedía, y que entraba en sus atribuciones, pero que el motivo para su cancelación fue el mal trato animal.
La tortura animal, para mí, es más que suficiente para prohibir las corridas de toros y fiestas similares. Pero limitarse a cancelar un premio, es una política de maquillaje, ‘hacer cambios para que nada cambie’, como estipulaba el mandato lampedusiano (Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896 – 1957), en su obra ‘El gatopardo’, publicada en 1958).
No hace falta recurrir al antropólogo Claude Lévi-Strauss (1908 – 2009) y a sus teorías estructuralistas y del relativismo cultural, que se basan en la imposibilidad de establecer un punto de vista único y universal en la interpretación de las culturas y subculturas.
Para Lévi-Strauss, ‘la cultura es un sistema de comunicación regido por el intercambio de los valores más preciados de la humanidad (…) reglas comunes que son estructuras mentales (…) por lo que no tenemos criterios que permitan juzgar o jerarquizar las costumbres de otras culturas’.
Pero, claro, ese relativismo, no se refiere al subjetivismo, y no es motivo para justificarlo todo, pues debe contextualizarse.
Y esa contextualización requiere la adaptación, la evolución, pues, los principios éticos de los siglos precedentes no son los mismos que en el presente siglo XXI. Y, claro, nuestra visión etnocentrista, no tiene más valor que el que tiene en nuestro contexto, y punto. Pues, la variabilidad, la versatilidad, conforma la riqueza humana, en su conjunto.
Me parece que con unos ejemplos quedará muy claro: el canibalismo, la esclavitud, la trata humana, el machismo, etc., formaban parte de la cultura de tiempos pretéritos, pero que en la actualidad han pasado a ser historia, o se han transformado, ya que esclavitud, trata y machismo, sigue habiendo.
Es decir, que la cultura de una población en determinado momento, es el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de su grupo social.
Pero, volviendo a nuestros políticos, me parece que podemos confirmar, perfectamente, la siguiente sentencia de Albert Einstein (1879 – 1955):
‘Si no lo puedes explicar de forma sencilla, es que no lo has entendido bien’.
máxima que tiene variantes, efectuadas por el propio autor:
‘No entiendes realmente algo, a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela’,
‘Si no lo sabes explicar a un niño de seis años, significa que no lo sabes’
Efectivamente, esa máxima nos lleva a una situación extrema, ya que realmente, los niños, por ejemplo, no tienen la capacidad ni los conocimientos precisos para entender ciertas cosas; pero representa un reto.
El mismo Einstein, afirmó:
‘Ningún problema puede ser resuelto desde el mismo nivel de pensamiento en el que se creó’
‘Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo’
Pues bien, me parece claro que, con los políticos actuales, empezando por Pedro Sánchez (PSOE) y su delegado / escudero en Catalunya, Salvador ISLA (Illa), no podremos resolver nunca el problema que tenemos en Catalunya, ya que ellos fueron partícipes determinantes de la aplicación del 155 y de la represión que todavía tenemos, pues, siguiendo con Einstein:
‘Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo’, y yo sustituiría el término ‘estupidez’, por el de ‘maldad’ de los poderes unionistas españoles.
Por eso, los independentistas catalanes, si queremos lograr la República Catalana, debemos salir del esquema tipificado que hemos seguido hasta ahora; y buscar nuevas ideas, nuevas fórmulas, ya que, en caso contrario, corroboraríamos la siguiente máxima de Einstein:
‘La debilidad de la actitud se vuelve la debilidad del carácter’
Si no hacemos nada distinto, seguiremos manteniendo y alimentando el actual sistema dominado por la ley de la selva, en la que se impone la tiranía de los más fuertes (legales o paralegales).
Sabemos que ‘el pez grande se come al chico’, pero también sabemos que cuando, aparentemente, domina un fuerte, siempre surge otro más fuerte todavía.
Y eso lo vimos el día que votamos nuestro referéndum, pues más de dos millones, decididos, votamos y defendimos las urnas, por encima de la fuerza bruta represora.
Y esa unión es la que deberíamos aplicar ahora, para acabar de culminar el camino iniciado en 2017. Y un primer paso, a mi modo de ver, es la restauración del president Carles Puigdemont.
El próximo domingo 12 de mayo, 5.754.840 ciudadanos catalanes podremos votar, y deberíamos hacerlo de forma libre, ajenos a las presiones interesadas, y pensando en nuestro país y en el legado que dejaremos a nuestros hijos y nietos, ya que estas elecciones son cruciales y marcarán el futuro de las siguientes décadas, pues, si el movimiento independentista acaba siendo minoritario, habremos enterrado las ilusiones que forjamos y compartimos estos 10 o 15 años últimos.
Por eso, el domingo decidiremos si queremos que gane el gatopardismo mencionado, para que todo siga igual, o si queremos salir del actual agujero negro, superar la situación actual e intentar avanzar hacia la situación deseada.