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La necesaria rebelión en la ‘granja’ catalana

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

Dada la situación política que tenemos en Catalunya, como consecuencia de la aplicación del rodillo represivo español, creo que es necesario que los independentistas catalanes actuemos, democrática, pacífica e inteligentemente, pues sin confrontación, no se consigue nunca nada.

Por esto, en este momento, me parece interesante recordar la novela la ‘Rebelión en la granja’, (o también, ‘La revolución de los animales’) escrita en 1940 y publicada en 1945, de George Orwell,  

Si bien esa obra, se narra, de forma fabulada y satírica, los hechos sucedidos tras la Revolución Comunista (1917) la corrupción del régimen dictatorial de Iósif Stalin.

En síntesis, el argumento es el siguiente:

La historia narra los hechos en una granja llamada ‘Granja Manor’, una hacienda propiedad del señor Jones. (Jones simbolizaba al zar Nicolás II)

En la granja había gallinas, cerdos, perros, caballos, cabras, burros, ovejas y vacas. Y estos animales son los personajes de la historia.

(…)

Un día, el cerdo ‘Perla de Willingdon’ (para los humanos, pues los animales le llaman ‘El viejo Patriarca’ y como a tal le respetaban), tras criticar el sistema humano aplicado por Jones, explicó al resto de los animales su visión plena del sentido de la justicia, y los preparó para una revolución que, según él, ocurriría, no se sabía ni cuándo ni dónde, pero que acabaría permitiendo que ellos mismos gobernasen la granja y la autogestionasen, configurando una sociedad utópica, en la que los animales fueran ricos y libres. Según el Patriarca, todos los hombres eran sus enemigos, y todos los animales eran camaradas e iguales. (El Patriarca, metafóricamente, era tanto Lenin como Karl Marx)  

Jones, representaba a los hombres que es el único animal que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. Les hace trabajar, les da el mínimo necesario para mantenerlos y lo demás se lo guarda para él. Nuestro trabajo labora la tierra, nuestro estiércol la abona y, sin embargo, no existe uno de nosotros que posea algo más que su pellejo.

Vosotras, vacas, ¿cuántos miles de litros de leche habéis dado este último año? ¿Y qué se ha hecho con esa leche que debía servir para criar terneros robustos? Hasta la última gota ha ido a parar al paladar de nuestros enemigos.

Y vosotras, gallinas, ¿cuántos huevos habéis puesto este año y cuántos pollitos han salido de esos huevos? Todo lo demás ha ido a parar al mercado para producir dinero para Jones y su gente.

(…)

El Patriarca da el primer paso del movimiento en la granja, con sus discursos, buscando unir a los animales e iniciar la rebelión. Sin embargo, murió tres días después del primer paso rumbo a su muy anhelada sociedad igualitaria.

Tras su muerte, asumieron el mando los cerdos Bola de Nieve (emulando a Trostki), Squealer (metáfora de la propaganda del gobierno) y Napoleón (metáfora de Stalin). El trío organizó los ideales del Patriarca, en un sistema de pensamiento llamado ‘Animalismo’ (metafóricamente, el estalinismo), basado en el siguiente simple mensaje: ‘cuatro piernas es bueno, dos es malo’. La nueva bandera de la granja pasó a ser la del nuevo régimen, elaborada en paño verde (en referencia al campo) y llevaba dos dibujos, un cuerno y un casco (en alusión al mundo animal). Crearon un himno ‘Animales de Inglaterra’, que subrayaba la esperanza y el deseo de igualdad y libertad para todos.

Así que un buen día, que Jones había bebido de más y olvidó dar de comer a los animales, fue la excusa para el principio de una nueva era. Los animales, hartos de ser explotados por los humanos, ante el hambre y la injusticia, se unieron y decidieron rebelarse, consiguiendo expulsar a los humanos, al propietario de la granja, el señor Jones, y desde ese momento, aplicaron sus propias reglas, que ellos mismos habían acordado (los 7 mandamientos de los animales) que escribieron en una pared:

1.     Todo aquel que vaya sobre dos patas es un enemigo.

2.     Todo aquel que vaya sobre cuatro patas o tenga alas, es un amigo.

3.     Ningún animal llevará ropa.

4.     Ningún animal dormirá en una cama.

5.     Ningún animal beberá alcohol.

6.     Ningún animal matará a otro animal.

7.     Todos los animales son iguales.

La casa donde vivían Jones y su mujer se convirtió en museo. Y cambiaron el nombre a la granja de ‘Granja Manor’ a ‘Granja Animal’

Los animales pasaron a llamarse camaradas entre sí, y todos los asuntos de interés colectivo eran llevados a votación en la asamblea.

En una de las primeras asambleas fue discutido, por ejemplo, si las ratas eran o no amigas de los animales. De manera conjunta, también votaron sobre la edad de jubilación para cada clase de animal, y decidieron instituir una clase de alfabetización para todos, así que, en los primeros meses de la revolución, los cerdos deciden llevar la cultura a la granja e intentaron que el resto de los animales aprendieran a leer y escribir.

La vida en la propiedad rural transcurría bien luego de la revolución, pero cabe subrayar que, aunque todos trabajaban, Mollie, la perra, y el gato, evadían sus quehaceres, apareciendo tan solo a la hora de las comidas.

Los cerdos tampoco trabajaban adecuadamente, apenas dirigían y supervisaban el trabajo de los otros. Afirmaban que, como eran los dueños del conocimiento y precursores de la revolución, era natural que asumieran el liderazgo.

Bola de Nieve, Napoleón y Squealer, gradualmente asumieron privilegios en la comunidad. La leche desaparecía y era encontrada en la comida de los cerdos, las manzanas eran escondidas y llevadas al depósito de las herramientas para ser también consumidas por los cerdos. Pequeños privilegios fueron ganados por quienes eran considerados los trabajadores intelectuales.

Un hermoso día, el señor Jones regresó a la hacienda, armado y con más de media docena de colegas escopeta en mano, pero los animales consiguieron expulsarlos a todos.

Bola de Nieve, tratando de optimizar la producción y el suministro de energía eléctrica en la granja, propuso la construcción de un molino, y así quitar trabajo a los animales y tener más tiempo para ellos. El proyecto avanzó, pero generó malentendidos en la cúpula del grupo. Finalmente, durante una reunión privada, en el granero, Bola de Nieve fue expulsado por Napoleón.

Los cerdos se mudaron a la casa donde vivía Jones, dejando de ser museo. Napoleón, ambicioso, decidió hacer negocios con las granjas vecinas, obligando a los animales a aumentar por mucho la producción.

El poder empezó a subírsele a la cabeza a Napoleón, y la situación empeoró considerablemente. Los demás animales tenían cada vez menos comida y más trabajo. El líder llegó a prohibir que los animales cantaran la canción que tanto les gustaba ‘Animales de Inglaterra’, argumentando que ésta sólo funcionaba en el tiempo de la revolución.

Napoleón declaró que era beneficioso negociar los productos de la granja con los hombres, entre ellos Frederick, quien hizo un golpe de Granja’. El desacuerdo se transformó en un conflicto real en el que se invadió la propiedad y murieron muchos animales en batalla.

Con el tiempo, la granja creció, pues los animales tuvieron crías. Transformaron el régimen en una república, y Napoleón, el único candidato al cargo, fue elegido presidente.

También, al mismo tiempo, Napoleón le quitó los hijos a Mollie (que era la perra) para adiestrarlos.

Un día, en una reunión de las que hacían todos los domingos, Napoleón llevó sus perros para que atacaran a Bola de Nieve, y así el poder se concentraría única y exclusivamente en su figura.

Conseguido eso, Napoleón empezó a hacer reformas poco a poco. Y para poder dominar al resto de los animales, cada día les daba menos comida y los hacía trabajar más, y siempre les decía que, si no les gustaba, que recordasen cómo vivían con los humanos.

Los cerdos empezaron a saltarse los mandamientos y a vivir mejor, se trasladaron todos a vivir a una casa próxima a la anterior de Jones, comerciaban con los humanos, y un largo etcétera que estaba prohibido por los mandamientos, pero que, justamente, siempre que hacían alguna cosa, los mandamientos se modificaban para adaptarse a la nueva norma. Por supuesto, las modificaciones se hacían sin que los otros animales se dieran cuenta, ni participaran en esa actualización. Por ejemplo, la prohibición de dormir en una cama se transformó en: ‘ningún animal dormirá en cama con sábanas)

También tenían un gran método de represión si algún animal iba contra los cerdos, no trabajaba o se quejaba demasiado; en esos casos, le enviaban los perros y lo mataban.

Gracias a sus relaciones comerciales con los humanos, Napoleón estrechó sus lazos con quienes tanto odiaba, y estableció métodos que facilitaban la producción, controló los gastos, la ración y los horarios de trabajo.

También se creó una ideología contra Bola de Nieve, y todas las cosas malas que pasaban en la granja se le atribuían a él, diciendo que había vuelto por la noche y había hecho tal cosa.

También se empezó a construir el molino proyectado por Bola de Nieve, pero manipulando a los animales por parte de un cerdo llamado Squealer, para que todos creyeran que la idea original del molino era de Napoleón. La construcción del molino se tuvo que repetir tres veces, era un trabajo muy duro, y mal dirigido, por lo que los animales cada vez tenían menos comida y más trabajo.

Un día, una yegua llamada Clover (simbolizando el egoísmo e individualismo), junto a su pareja Bóxer (un caballo) los vio cómo hablaban los cerdos con los hombres de las granjas vecinas y les explicaban que tenían muy explotados a los animales. Bóxer era un trabajador incansable, modélico (que simbolizaba el proletariado)

Cada vez, los cerdos tenían conductas más similares a las de los humanos, incluso andaban a dos patas y mantenían muchas relaciones comerciales con los vecinos. El cerdo ganó características humanas, haciéndose tan corrupto como el antiguo propietario de la granja. Al final de la historia se realiza la simbiosis entre el cerdo y el ser a quien antes tanto detestaba: el hombre.

Ahora, no había duda sobre lo que sucedía con la fisonomía de los cerdos: las demás criaturas veían en el cerdo a un hombre, en el hombre a un cerdo y en el cerdo a un hombre de nuevo; pero ahora era imposible distinguir quién era el hombre o quién era el cerdo.

El resto de los animales, las ovejas, analfabetas y acríticas (simbolizando a los campesinos), Moses, el cuervo domesticado y alcahueta, que vivía con Jones, (simbolizando a la Iglesia Ortodoxa que idiotiza al proletariado), el burro Benjamín, el animal más viejo de la hacienda y el más moderado (metafóricamente corresponde a la clase intelectual, que es consciente de la situación, pero no participa, se mantiene pasiva) y los perros (que simbolizan la policía y su brutalidad), todos ellos, acríticos vivía de forma acomodaticia, cumpliendo su natural papel.

(fuente: síntesis de ‘https://www.culturalgenial.com’ y ‘Wikipedia’)

Me ha parecido interesante reproducir esta larga síntesis, efectuada como un refrito entre las webs citadas, ya que permite efectuar muchos paralelismos con la situación actual, en el conflicto entre España y Catalunya.

Evidentemente, el paralelismo entre Jones con el régimen del 78, con el rey Felipe VI a la cabeza, y los diferentes poderes del estado y los partidos unionistas; el símil del cuervo Moses, con la iglesia católica, continuadora de la que consideró a los golpistas franquistas como ‘Cruzada’ y que ha mantenido sus privilegios; las ovejas simbolizando a la población dormida y cansada; el burro Benjamín, reflejo de la pseudo intelectualidad carente de compromiso crítico; etc.

Pero, también, podemos ver paralelismos con Napoleón, Bola de Nieve y Squealer, tanto en el mundo unionista (dependentista) como en nuestro mundo independentista.

Centrándonos en nuestro colectivo, vemos, efectivamente, cómo se está intentando ‘suavizar’ (por decirlo amablemente) el mensaje del Viejo Patriarca, para ‘acomodarlo’ al sistema tradicional, olvidándose de las promesas y sueños que ello comportaba.

Pero muchos seguimos creyendo que ese ideal se ha de poder alcanzar, a corto o medio plazo; y si ya hicimos una primera revolución, bien podemos hacer una segunda, más inteligente. Pero, para esto, toda la ‘granja’ independentista debemos ir juntos, sin hacer caso a los pájaros de mal agüero, y evitando confrontaciones estériles.

Obviamente, no es fácil, nunca nada es fácil en esta vida, ya que las cosas, los cambios importantes y trascendentes, cuestan y comportan sacrificios. Pero, quien no arriesga, perpetúa el antiguo régimen, el sistema represor que todos conocemos.

Así que no queda otra que seguir los consejos de Jordi Cuixart en su último discurso, salir a las calles y plazas, empoderarnos, como se dice ahora. Salir, de forma reivindicativa, sin perder el lado lúdico, como hemos venido haciendo en esta última década.

Ayer, en el corte diario de la avenida Meridiana, nos visitaron otros compañeros independentistas del barrio de Gràcia, de Barcelona, con un grupo de músicos. Y, festivamente, todos aplaudimos y secundamos sus canciones reivindicativas. Y eso es un pequeño ejemplo de revolución pacífica, y si esto se repitiera en mil puestos a lo largo y ancho de Catalunya, conseguiríamos nuestro objetivo, estoy convencido.

Así que, ánimos, dejemos el sofá y la televisión, dejemos el pan y circo de los Jones, y seamos activos, UNIDOS.