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La noche más larga

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El actual momento político (socioeconómico y militar, nacional e internacional) me parece que se adapta a las sensaciones expresadas por el cantante Luís Eduardo Aute Gutiérrez-Rapide (1943 – 2020), en su canción ‘Al Alba’ (himno contra la pena de muerte, y contra el franquismo), como intento explicar, pues los poetas tienen un don para transmitir, con pocas palabras, imágenes contundentes.

Hay momentos en los que nos vemos superados, que no lo vemos todo mal, sino peor, y no vislumbramos amaneceres (albas) ni horizontes que nos aporten la mínima motivación. Por eso me parece que una forma poética de transmitir estos sentimientos es recurriendo a la citada canción de Aute (compuesta en 1974 (*) y cantada el año siguiente por Rosa León), que transcribo de forma íntegra, ya que creo que es una buena fotografía que, metafóricamente, sigue siendo muy válida:

(*) año del asesinato de Salvador Puig Antich (1948 – 1974), mediante el garrote vil.

‘Al Alba

Si te dijera, amor mío

que temo a la madrugada

no sé que estrellas son éstas

que hieren como amenazas

no sé qué sangra la Luna

al filo de la madrugada.

Presiento que tras la noche

vendrá la noche más larga

quiero que no me abandones

amor mío, al alba

al alba, al alba

al alba, al alba.

Los hijos que no tuvimos

se esconden en las cloacas

comen las últimas flores

parece que adivinaran

que el día que se avecina

viene con hambre atrasada.

Presiento que tras la noche

vendrá la noche más larga

quiero que no me abandones

amor mío, al alba

al alba, al alba

al alba, al alba.

Miles de buitres callados

van extendiendo sus alas

no te destroza, amor mío

esta silenciosa danza

maldito baile de muertos

pólvora de la mañana.

Presiento que tras la noche

vendrá la noche más larga

quiero que no me abandones

amor mío, al alba

al alba, al alba

al alba, al alba.

De este cantautor, poeta y pintor, me parece interesante reproducir, asimismo, el siguiente poema, que da nombre al libro, del mismo título, publicado en 1979:

‘Liturgia del desorden

(No te sofoques camarada. Otro día te hablaré del caos. Agustín García Calvo)

También producen monstruos:

la fuerza que la razón esgrime,

la matemática del espejo,

dos y dos son cuatro,

los puntos de referencia,

mañana,

las reglas que ejecutan el juego

y el credo anatemizador que proscribe

lo inconmensurable:

yo,

la esfera,

amor o el fuego que se comparte,

la Música,

la liturgia del desorden

y -entre otras magias-

la belleza del Azar en accidente

como por ejemplo:

morir.

No me parece exagerado aplicar, metafóricamente, estos poemas a la situación actual, como he dicho, un momento que encontramos a faltar estadistas, líderes éticos y morales, mientras que estamos sobrados de petulantes ineptos y aprovechados, como nos han mostrado, nuevamente, esta mañana, en las respectivas sesiones de control parlamentario a Pedro Sánchez y Salvador Illa.

Unos personajes con una verborrea descontrolada y, por lo tanto, radicalmente opuesta a las expresiones poéticas, que buscan la concreción con la mayor síntesis y sencillez.

Mientras que esos ‘políticos’ egocéntricos, acorazados con su burocracia, adoptan medidas, como el acuerdo con Mercosur, las nuevas condiciones para los pescadores del Mediterráneo, etc., atendiendo a intereses oscuros y ocultos, pero con una incidencia directa en el sector primario (agricultura, pesca, etc.); y, todo ello, adornado con un vestido ecologista, cuando la realidad es que perdiendo la cultura del kilómetro cero, los mercados se verán obligados a importar los productos básicos, distantes a miles de kilómetros.

Y esos personajes, desde sus poltronas, notablemente retribuidas y con prebendas de todo tipo, se mueven en el fango, como peces en el agua, ya que tienen unos recursos dialécticos barriobajeros, despectivos e insultantes.

Si al menos argumentaran y criticaran con discursos intelectuales, respaldados con cifras, con datos, etc., podríamos llegar a conocer, mínimamente, sus posiciones políticas, pero no, la mayoría de políticos utilizan insultos y disfemismos (que es término opuesto al de eufemismo), así, con expresiones como ‘tercera edad’ (en lugar de vejez), confrontación (en lugar de pelea), interrupción del embarazo (en lugar de aborto), invidente (en lugar de ciego), etc., se llenan la boca creyendo que dan una imagen de ‘educación’ y de ‘sólida intelectualidad’, cuando la realidad es que ocultan más de lo que muestran; y el colmo de los colmos, es oír que ‘responden’ a las preguntas (de sus contrincantes o periodistas) con rollos y lugares comunes que nada responden, pues no se ajustan a la pregunta efectuada, como esta mañana han hecho Pedro Sánchez y Salvador Illa, en sus respectivas sesiones de control.

Y en otro contexto, pero con idénticos defectos, vemos las discusiones internas de ERC, que llegan casi a extremos personales y florituras diarréicas, pues, tristemente, en el fondo (mantener al represor Illa), piensan igual.

Así, todos estos ‘políticos’ (con pocas excepciones) me parece que son puros oxímoron (contradictio in terminis), pues, en todo momento, tienen dos intenciones puntuales contrapuestas: la defensa de sus propios intereses y los de sus respectivos partidos políticos, a la vez que quieren dar la sensación de que velan por los intereses generales.

Por eso, me parece un buen colofón, la antítesis del poeta Félix Rubén García Sarmiento (Rubén Darío,1867 – 1916): ‘Cuando quiero llorar, no lloro … y a veces lloro sin querer’.

En definitiva, que ante este mar de zozobras, es más necesario que los independentistas catalanes nos reafirmemos y unamos, para evitar que, realmente, tengamos que pasar una noche muy larga, con buitres extendiendo sus alas imponiéndonos su liturgia del desorden. Solo así, dejaremos de llorar.