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La obra de danza Las buenas maneras cuestiona el ejercicio de la libertad corporal y las disidencias sexogenéricas

·        La pieza, con coreografía y dirección de Miguel Mancillas, genera una reflexión sobre las contradicciones que surgen de las normas de comportamiento y la corrección política.

·        “No hay cuerpo de hombre y mujer. Hay un cuerpo y ese es definido por quien lo tenga”, dice el creador de la obra que refleja artísticamente este planteamiento.

·        La compañía sonorense se presentará en CDMX el 12 de agosto en el Palacio de Bellas Artes, y del 18 al 20 de agosto en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

Con un elenco de 15 bailarines y una escenografía de gran formato, la compañía de danza contemporánea Antares cuestiona la violencia hacia las disidencias corporales en Las buenas maneras, obra que se montará el 12 de agosto en el Palacio de Bellas Artes, y del 18 al 20 de agosto en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

Se trata de una reflexión sobre el cuerpo desde el cuerpo. La pieza plantea preguntas sobre la diversidad sexogenérica y la noción de binarismo, el ejercicio de la libertad sobre el propio cuerpo y la vulnerabilidad humana, así como las contradicciones que surgen de los rigores impuestos o autoimpuestos por ideales aprendidos que rara vez se cuestionan.

“No hay cuerpo de hombre y mujer. Hay un cuerpo y ese es definido por quien lo tenga”, sostiene Miguel Mancillas, director de la compañía fundada en Hermosillo, Sonora, en 1987.   

La imponente escenografía, un vestuario sugerente, creado por Mago y el diseño de iluminación de Ivonne Ortiz -del Sistema Nacional de Creadores- hacen de este montaje, además, una propuesta de gran impacto visual.

El coreógrafo mexicano, creador de la obra estrenada en 2019, observa que vivimos una época de retos para entender la complejidad de los cuerpos que habitamos. Advierte que incluso en los espacios de la sociedad en donde se lucha por las libertades de los individuos, contradictoriamente surgen nuevas condicionantes y reglas de comportamiento que condicionan la libertad y le juegan en contra.

“No puedes simplemente ser: si eres homosexual o si eres trans tienes que cumplir ciertos requisitos porque si no, no lo eres. La gente impone manuales de comportamiento correcto para las solteras, para las casadas… Parece que el ser humano siempre quiere crear etiquetas y definir para dividir, no para generar igualdades. Y en nombre de la libertad estamos perdiendo libertades”.

Repara en que las normas que se asumen con naturalidad son en realidad construcciones sociales, artificialidad que aplica a las corporalidades y genera conflictos entre dos polos.

Mancillas afirma que “las mujeres se visten de forma digamos más masculina en la medida en que ocupan rangos de mayor poder”. Así, para hablar de la sexualización del cuerpo, el ganador del Premio Nacional de Danza José Limón, en 2018, despliega una coreografía en la que los bailarines varones llevan faldas ceñidas de corte ejecutivo y stilettos, no con un propósito meramente estético o teatral -advierte-, sino para cuestionar las condicionantes que simbólicamente encierran estas prendas típicamente femeninas. 

Con música de Franz Liszt, la puesta pone en tela de juicio la forma en que las buenas maneras juegan un doble papel en un tiempo en el que, bajo la bandera de la corrección política, las posturas sociales se enmascaran y radicalizan, agudizando violencias.

Mancillas -ex bailarín de la Montreal Dance Company, formado en danza contemporánea, clásica, folclor mexicano, teatro y artes plásticas- señala que las condicionantes y contradicciones del ser humano han existido siempre y quizá nunca nos libremos de ellas, pero busca reflexionar de esto desde el arte como una forma de confrontar nuestros miedos. 
 
“Quiero plantear un tema de la condición humana: desde que estamos aquí entramos en la zozobra de la existencia y no encontramos una solución, entonces hacemos reglas esperando que nos protejan de esta vulnerabilidad, pero son un falso paraíso, como si ese orden nos fuera a salvar; no es así. El nivel de violencia es igual de terrible y desproporcionado”, dice.

El ciclo de presentaciones de esta obra, que comenzó el pasado 28 de julio en el Festival Internacional de Lila López en la ciudad de San Luis Potosí, concluirá el 24 de octubre en el Teatro Juárez de Guanajuato, como parte del Festival Internacional Cervantino.