El basilisco (del griego basilískos: pequeño rey) era un ser fabuloso creado por la mitología griega, que se describía como una serpiente gigante cargada de veneno letal y que podía matar con la simple mirada, y coronada con una cresta en forma de corona.
Los egipcios creían que el basilisco nacía de los huevos del Ibis. El monje Beda el Venerable (672 – 735) fue el primero en asentar la leyenda del nacimiento del basilisco de un huevo de gallo empollado por un sapo en un nido hecho de estiércol. En las novelas de Harry Potter (de J. K. Rowling), habita en la cámara de los secretos de Hogwarts (simbolizando, en estas novelas, el poder, la muerte, la destrucción y la longevidad).
Los basiliscos son una especie de lagartos similares a las iguanas, si bien la mitología lo describía con cabeza de pájaro y cuerpo de serpiente.
Simbólicamente, representa el anticristo, el diablo, el mal, la destrucción, la lujuria, la enfermedad y la traición.
Y por esa última simbolización, me parece apropiado asociarla a las calumnias.
La calumnia, etimológicamente, tiene su origen en el verbo latino ‘calvor’ (engañar). Y se refiere a las acusaciones falsas, hechas maliciosamente, para causar daño.
Y está presente en múltiples citas:
- ‘Calumniad con audacia: algo siempre quedará’ (Francis Bacon, 1561 – 1626)
- ‘El mal de la calumnia es semejante a la mancha de aceite, siempre deja huella’ (Napoleón Bonaparte, 1769 – 1821)
- ‘Existe un arma más terrible que la calumnia; y es la verdad’ (Charles Maurice de Talleyrand – Périgord, 1754 – 1838)
- ‘La calumnia es como la moneda falsa: muchos que en manera alguna la habrían acuñado, la hacen circular sin escrúpulos’ (Diane Louise Augustine de Polignac, 1748 – 1817)
- ‘La calumnia siempre es sencilla y verosímil. Y en esto se diferencia muchas veces de la verdad’ (François Mauriac, 1885 – 1970)
- ‘La injuria es una calumnia abreviada’ (Arthur Schopenhauer, 1788 – 1860)
- ‘La calumnia siempre es sencilla y verosímil’ (Bertrand Arthur William Russell, 1872 – 1970)
El refranero popular contiene la expresión: ‘Calumnia, que algo queda’, basada en la mencionada cita del filósofo inglés Francis Bacon, en su obra de 1625: ‘De la dignidad y el crecimiento de la ciencia’ (De Dignitate et Argumentis Scientiarum); recogida por el compositor italiano Gioachino Rossini (1792 – 1868), en su ópera ‘El barbero de Sevilla’
La calumnia es un arma política milenaria, que va emparejada con las falsas noticias, que ya traté en un escrito anterior.
Legalmente, como recoge el artículo 205 del código penal, la calumnia es un delito contra el honor que se comete cuando se imputa un delito a otra persona a sabiendas de que la acusación realizada es falsa o con temerario desprecio hacia la verdad.
Para diferenciarlo de la injuria, en la calumnia, la imputación del hecho delictivo debe estar tipificado en el código penal, es decir, debe ser un delito. Un insulto no está considerado como delito, por lo que no puede considerarse calumnia, pero poder ser suficiente como para menoscabar el derecho de otra persona y estar cometiendo un delito de injurias.
Se estará cometiendo delito si existe dolo, es decir, si el autor está imputando el delito a la otra persona con la voluntad de producirle daños y perjuicios.
Pues bien, ayer tuvimos una clara muestra de calumnia, pues:
‘Mónica Oltra Jarque (n. 1969), exvicepresidenta de la Generalitat Valenciana, exportavoz del Consell y exconsellera de Igualdad y políticas inclusivas, el 21 de junio del 2022 tuvo que presentar la dimisión de todos sus cargos, y dejar la política activa, a raíz del encausamiento judicial por la gestión de unos abusos producidos en un centro de menores tutelados.
La investigación en que estaba implicada, había sido impulsada por el abogado y líder de la ultraderecha, José Luis Roberto y la periodista y cofundadora de Vox, Cristina Seguí.
El auto judicial no encausaba a Oltra en ningún delito, si no que la citaba a declarar como parte del proceso de diligencias previas a la acusación.
Oltra acusó de sufrir el lawfare y se mostró muy crítica con sus compañeros de gobierno del PSPV y, en particular, con el presidente Ximo Puig.
Los abusos sexuales producidos en el centro de menores fueron realizados por Luís Eduardo Ramírez, exmarido de Mónica Oltra, por lo que fue condenado a cinco años de prisión.’
(…)
‘Hasta su dimisión, Oltra sufrió un acoso político y mediático. La noche del 18 de octubre del 2017, simpatizantes del partido de ultraderecha España 2000, dirigidos por el líder en la Comunidad Valenciana, José Luís Roberto, se presentó a la casa de Mónica Oltra para hacerle un escarnio. Se personaron a las 22.00 con una bandera de España con tipografía recordando ‘la pancarta que acompañaba el líder falangista José Antonio Primo de Rivera en una marcha españolista en 1934’; iban enmascarados, pusieron coplas a todo volumen, y retransmitían en directo lo que hacían, vía Facebook (…)
(fuente: Wikipedia)
Ayer:
‘la publicación del informe de la policía sobre la causa contra Mónica Oltra, al levantarse el secreto del sumario que investigaba las comunicaciones entre Oltra y los miembros de su gabinete, para determinar si tenían conocimiento del caso, antes de la decisión de la fiscalía, y si se ocultaron o minimizaron las pruebas.
La policía no encontró indicios incriminatorios y concluyó que no se había borrado ningún correo electrónico, tal como denunciaba la acusación de la extrema derecha’.
(Blai Avià i Nóvoa, Vilaweb, 7 de junio del 2023)
Como vemos, calumniar, atribuir un delito falsamente a otro, deja, a la víctima, en una situación de indefensión, y que le dificulta o impide recuperar su buena fama anterior, pues, como dice el refrán, ‘siempre queda algo’.
Y por eso recuerda al basilisco, como animal emblemático de la calumnia, por ser capaz de matar a distancia. Por cierto, según el diccionario de la RAE: basilisco, se dice de las personas furiosas de carácter agrio.
Generalmente, vemos que las personas que calumnian (engañan), suelen salir bien paradas de sus malas artes, o, en el ‘peor’ de los casos, pagan pequeñas multas económicas.
Pero el daño efectuado en las ‘víctimas’ es tremendo y, habitualmente, desproporcionado, pues las calumnias circulan provocando el efecto de la bola de nieve, ya que los medios de comunicación interesados (que siempre son los mismos) multiplican y distorsionan la ‘realidad’.
Sabemos que, en todos estos casos, la ética y la moralidad brilla por su ausencia. Y esto ya lo damos por sabido y descontado.
Pero, lo que me parece más grave todavía, es que los propios amigos, compañeros, seguidores, etc., crean los infundios y las patrañas que circulan de forma tendenciosa.
Estos falsos amigos y compañeros, sólo se preocupan por su propia imagen, por sus propias prebendas, que no quieren poner en peligro. Y por eso, lo primero que hacen es distanciarse de la víctima, aislarla, dejarla abandonada. Y eso, a modo de castigo preventivo y ejemplarizante. Y es vergonzoso, asqueroso, repugnante.
Pero, aún es peor, si es posible tener una graduación tan amplia, que, una vez que queda confirmada la inocencia de la víctima, como es el caso de Mónica Oltra, después, como digo, salgan todos sus examigos y excompañeros, alabándola, expresando que ellos siempre lo habían sabido y defendido, que siempre la habían considerado como una política ejemplar, etc. Y eso, obviamente, es una muestra más de la escasa (nula) calidad humana de esos personajes que, a mi modo de ver, deberían alejarse de la política y de todo servicio social, público, pues no han dado la talla.
Evidentemente, mostrar plena confianza y defender a los compañeros y amigos en los momentos difíciles, requiere un considerable valor, ya que los medios de comunicación y los que intentan hacer daño, utilizan y utilizarán todos los medios para implicarlo también, y así, la mancha de aceite se irá propagando, con el consiguiente daño para todos.
En definitiva, igual que las falsas noticias, las calumnias muestran que abundan los basiliscos ejerciendo de políticos. Por eso deberíamos extremar nuestro rigor, confiar más en nuestros amigos y compañeros, no dejarnos engañar por las falsas serpientes, por los basiliscos. Y claro, deberíamos ser capaces de poder castigar a todos, a los calumniadores y a los que se aprovechan de sus ‘artes’, para sacar un beneficio propio.
No todo el mundo es apto para servir a la sociedad, está claro; y deberíamos esforzarnos para efectuar una buena limpieza.
Pero, como somos conformistas, comodones y cobardes, la conclusión es que tenemos a los políticos que nos merecemos. Y así nos va.