Dicen que el que tanto se despide pocas ganas tiene de irse y eso aplica de manera perfecta al Presidente de la República. Cuántas veces no lo hemos escuchado repetir que terminando su administración se irá a descansar a su rancho en Tabasco y que él no piensa, bajo ninguna circunstancia, en reelegirse.
Sin embargo, los hechos contradicen esas declaraciones. El tema de la reelección presidencial hoy está de nuevo en la mesa, gracias a la bola rápida que se representó en el Senado, con la que se pretende ampliar el periodo del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldivar.
Lo anterior, un escándalo no sólo por la forma en que se orquestó esta maniobra, sino por que, a todas luces, es un acto que va en contra de lo que establece, nada más y nada menos, que la mismísima Constitución.
Por cierto, ahora resulta que nadie vio y nadie supo cómo fue que pasó esto en el Senado de la República. El Poder Judicial salió a aclarar de forma laxa, que no hubo consulta al respecto y que desconocían que eso iba a presentarse. Difícil de creer que un asunto de tal relevancia fuera planchado y aprobado sin que ellos lo supieran, pero bueno.
El beneficiario directo del chistecito, o sea, el ministro Zaldívar, ha preferido hacerse el que no ve y no oye. La cascada de señalamientos y presiones de la opinión pública es cada vez mayor, en el sentido de que Zaldívar debe rechazar de manera categórica el “regalo de AMLO”, que es como le han dado por llamar diversos columnistas.
Lo cierto es que este asunto de la SCJN le sirve, y mucho, a Palacio Nacional, para medir en la población cómo se percibe el tema de la reelección. Vaya paquete que le echaron encima al Ministro Presidente, jugada por demás perversa que salpica al ya de por sí cuestionado Poder Judicial y de la que tendrán que buscar la manera de salir bien librados. Aunque los días pasan y lo que debió ser una respuesta contundente de bote pronto, por algo se está tardando más de lo debido.
Para reelegirse, López Obrador necesitaría echar mano de argucias legales para quitar el candado constitucional de la reelección del Ejecutivo. Asunto que podría operar sin problema manteniendo el control del Congreso, no resultaría una sorpresa que al final el Presidente de México cambie de parecer y diga sí a eso que hasta el cansancio dijo que no iba a hacer. Ya lo veremos.