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La sindemia española

Es evidente que el estado español tiene varios problemas sistémicos, como es el territorial, el social, el político, el económico, el jurídico, el policial, ecológico, medios de comunicación, etc., que han sido desbordados por el problema sanitario. Y este último, como los anteriores, están siendo mal gestionados, o gestionados con intereses inmorales, por ser suave.

Lógicamente, la situación debe analizarse holísticamente, es decir, como un todo distinto de la suma de las partes; pero debe actuarse de forma individual, tema a tema. Es decir, se ha de tener un pensamiento / actuación glocal (acrónimo de global y local), pensar globalmente y actuar localmente.

Y la pandemia no puede ser utilizada como ‘salvaguarda’, como excusa, para tapar o retrasar los restantes problemas.

‘El concepto de la glocalización proviene de la palabra japonesa dochukuka, que significa ‘localización global’, referida, originariamente, a una forma de adaptar técnicas de cultivo a las condiciones locales (…) (contemplando) la estrategia de mercado.’

(Wikipedia)

Y esa perspectiva de gran angular, para actuar, después, con un teleobjetivo o, incluso, con un microscopio, es lo que encontramos a faltar. Aquí, el estado español va a salto de mata, sin una visión global, y eso denota la falta de una ideología, de un escaso conocimiento, junto con intereses de preservar la España unida y, por lo tanto, mantener los intereses de los grandes patrimonios y empresas.

Hace un par de días, en el diario Ara, Claudi Mans, catedrático emérito de ingeniería química, en un artículo titulado: ‘Epidemia, pandemia, sindemia’, explicó las diferencias entre estos tres términos, señalando que el ‘prefijo ‘sin’ indica simultaneidad, como pasa en sintagma, sinestesia o sindiásmico.’

Este concepto de ‘sindemia’ me parece muy interesante, ya que explica las causas de la incidencia de la pandemia en las zonas más desfavorecidas. Por eso, a continuación reproduzco unos fragmentos ilustrativos:  

El término sindemia es un neologismo de las palabras sinergia y epidemia; fue acuñado por Merrill Singer a mediados de la década de 1990, y desarrollado en su libro ‘Introduction to syndemics’, de 2009.

Las sindemias se desarrollan vado inequidad sanitaria, causada por la pobreza, el estrés o la violencia estructural, y son estudiados por epidemiólogos y antropólogos médicos interesados en la salud pública, la salud comunitaria y los efectos de las condiciones sociales en la salud.

El enfoque sindémico parte del enfoque biomédico de las enfermedades para aislar, estudiar y tratar las enfermedades como entidades distintas, separadas de otras enfermedades e independientes de los contextos sociales.

Una sindemia es una epidemia sinérgica. La concentración de la enfermedad, la interacción de la enfermedad y sus fuerzas sociales subyacentes son los elementos centrales.

La concurrencia de enfermedades, con o sin interacciones, se conocen como comorbilidad y coinfección. La diferencia entre ‘comórbido’ y ‘sindémico’ es que la investigación de la comorbilidad tiende a centrarse en los problemas nosológicos de los límites y la superposición de los diagnósticos, mientras que la investigación sindémica se centra en las comunidades que sufren epidemias concurrentes que aumentan las consecuencias negativas para la salud.

Es posible que dos afecciones sean comórbidas, pero no sindémicas, es decir, los trastornos no son epidémicos en la población estudiada, o su coexistencia no está acompañada de un deterioro de la salud. Dos o más enfermedades pueden ser comórbidas sin interacciones, o la interacción ocurre, pero es beneficiosa, no perjudicial.

(…)

En 2019, una publicación realizada por 40 expertos en la revista The Lancet, acuñó el término ‘sindemia global’, para referirse a tres pandemias que afectan a la mayoría de las personas en todos los continentes: obesidad, malnutrición y cambio climático

(Wikipedia)

Pues bien, aplicando estos conceptos explicados, a nuestra situación independentista catalana, vemos, claramente, que el estado español no actúa de forma sindémica, ni holística, no glocal, pues siguen abordando los temas sin preocuparle las repercusiones, por ejemplo, hoy el tribunal constitucional ha aceptado a trámite el recurso del president de la Generalitat, Quim Torra, pero le mantiene la inhabilitación.

Es decir, de las diferentes opciones que tenía:

·       Aceptar el recurso y fallar a favor.

·       Aceptar el recurso y fallar en contra.

·       Aceptar el recurso y suspender la inhabilitación.

·       Aceptar el recurso y mantener la inhabilitación.

·       Rechazar el recurso.

Ha tomado la más lesiva para el president, ya que aceptando el recurso y mantener la inhabilitación, le impide ejercer sus funciones, y, a la vez, le impide recurrir a la justicia de la UE, ya que previamente se requiere el fallo definitivo del tribunal constitucional, y éste puede tardar cinco o diez años, pues, cuando les interesa, se reúnen en festivo, como hicieron siguiendo los ‘consejos’ de la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría; pero si les interesa frenar el tema, lo hacen sin pudor, y eso tiene unos calificativos: PREVARICAR, UN FRAUDE DE LEY.

El geógrafo francés Christophe Guilly, en su libro ‘No society’, defiende que ‘la desaparición de la clase media occidental inicia el tiempo de la asociedad’, el tiempo de la ruptura de los vínculos entre el mundo de arriba y el de abajo. Pero la pandemia ha demostrado que ‘los invisibles (auxiliares de enfermería, enfermeras, repartidores, cajeros, conductores, vendedores de prensa, carretilleros, basureros) los que ayer no eran nada, demostraron en unas cuantas horas que eran, de hecho, el engranaje esencial de la sociedad, en unas horas se convirtieron en héroes’ (…) Sin embargo, son esas clases las que sufren desde hace decenios la precarización social y, sobre todo, el olvido cultural.’ ‘Igual pasó en las manifestaciones de los chalecos amarillos’.

(El País, 4/5/20)

Llevando el agua al molino independentista, es evidente que las bases, los habitualmente invisibles, debemos actuar para evitar llegar a la ‘asociedad’ gobernada por el unionismo, pues, como el filósofo vasco dice Daniel Innerarity Grau ‘la principal amenaza de la democracia no es la violencia ni la corrupción ni la ineficiencia, sino la simplicidad’, y debemos huir de la simplicidad que, el estado y algunos partidos, nos quieren imponer, que quieren que domine nuestro pensamiento, para, de este modo, tenernos hibernados, que seamos una no-clase acrítica.

Por lo tanto, debemos huir de ese interés de encefalograma plano, y, como explicaba en una entrevista que Dídac P. Lagarriga hizo a Montse Castellà: ésta le explicó ‘que hace años preguntó a un lama tibetano ¿qué puedo hacer? Pero el maestro, en lugar de darme una respuesta cerrada, una directriz clara, cambió la pregunta: ‘no te preguntes que quieres hacer, si no ¿qué hace falta hacer en cada momento?’. (Ara, 5/10/20)

Esta respuesta recuerda la célebre frase de John F. Kennedy (1917-1963), en su discurso de investidura (20/1/1961) ‘no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país’, que ha sido utilizada por muchos, hasta Pedro Sánchez la manipuló: ‘Sánchez copia ahora a Kennedy: el presidente ha espetado en la comparecencia de hoy una de las más célebres frases de JFK cambiando ‘país’ por ‘los demás’ y sin siquiera citarlo. Sus discursos durante la pandemia son un cúmulo de ideas de otros políticos’ (ABC.es, 4/4/20)

Pues bien, este es el punto nuclear que debemos asumir los independentistas catalanes, determinar lo que podemos hacer por nuestro país, en función de nuestras posibilidades y limitaciones, pero hacerlo, actuar, no quedarnos en el sofá de casa, esperando que ya lo harán otros, que no viene de uno.

Hoy, leyendo el artículo de Salah Jamal, ‘Ni traición ni terremoto en el Oriente Próximo’, me ha parecido que puede sernos muy ilustrativo, por lo que reproduzco el siguiente fragmento:

“En 1992, mientras Mandela aconsejaba a Arafat que lo negociase todo y no lo hiciese por etapas, Thomas Friedman, entre otros, persuadió a Arafat que aceptase, como base, el nefasto Acuerdo de Oslo que nos ha traído a la situación actual. Ahora Friedman vuelve a instar a los palestinos a aceptar como base el plan de Trump, que él mismo califica de proisraelí. Lo que ha de hacer la impresentable Autoridad Palestina, delante del fracaso de la resolución de dos estados, es dejar de ser subcontratada por el estado ocupante de Israel, disolver las fuerzas de seguridad palestinas y entregar las pistolas al ejército de ocupación israelí, diciendo en voz alta y clara a Israel y al mundo: ‘No haremos más el trabajo sucio, el problema de la ocupación militar lo habéis de asumir vosotros’. Y, entonces, empezar de cero la lucha popular por los derechos civiles, por un estado único. Sería la manera más rápida de hacerle caer al estado israelí del apartheid, su careta democrática”.

(Ara, 6/10/20)

Guardando las enormes distancias de todo tipo, me parece que es muy útil extraer las siguientes lecciones:

·       El consejo de Mandela a Arafat: ‘que lo negociase todo y no lo hiciese por etapas’, y este es un consejo que me parece vital para seguir en la hipotética mesa de diálogo con el estado español.

·       Huir de los consejos de los ‘Friedman’, no aceptar diálogos de mínimos, ni de bases preliminares, ni parciales; pues esto, como expresa el citado autor, no es más que una argucia dilatoria.

·       La importancia de las bases, como motor de cambio.

Sabemos que el estado español, con todos sus poderes, legales, alegales, ilegales y paralegales, lo controla todo, y no es corregible, pues para ellos todo vale para mantener su unidad de España.

Hoy hemos visto cómo, ‘una jueza de Barcelona ha absuelto a Tamara Carrasco, la CDR detenida en abril de 2018 acusada de terrorismo y que estuvo más de un año confinada en Viladecans por orden de la Audiencia Nacional, al no apreciar que cometiera un delito de desórdenes públicos, por el que la fiscalía solicitaba siete meses de prisión. La sentencia sostiene que el whatsapp que envió a un grupo de amigos sobre acciones de los CDR, era informativo y no comportaba ninguna consigna (…) a la vez que critica la investigación realizada por la Guardia Civil’ (ElPeriódico.com).

En una democracia homologable ya no se hubiera hecho esa instrucción tan manipuladora, y si se hubiese dado, ahora se pedirían responsabilidades a la fiscalía, al juez instructor y a la guardia civil. No se pueden inventar ni manipular los hechos para ir contra los independentistas. Pero en el estado español, todo vale contra los independentistas catalanes.

Pero teniendo los medios de comunicación a su disposición, ya que no son un cuarto poder, son otra cara del mismo poder unitario. Y los medios pequeños, están atemorizados y sometidos económicamente. Otros están cambiando hacia el confort que les da, aparentemente, el estado español. Esta es otra de nuestras muchas debilidades.

Por todo esto, no podemos seguir rivalizando entre los independentistas, la estrategia debe ser unitaria, ya que el objetivo lo es. Y, no podemos ‘desperdiciar esfuerzos en acciones simbólicas que rápidamente son atacadas por el otro bando, pues sólo aporta frustración y cansancio’ (lalertacanal.cat).

En definitiva, debemos unirnos, debatir las acciones más efectivas, e ir adelante, confrontándonos democrática e inteligentemente, para quitarnos el yugo (y las flechas) de la doctrina franquista del ‘muera la inteligencia, mueran los intelectuales’ (como contestó Millán-Astray -fundador de la legión- , en su discurso oponiéndose a Unamuno)  que nos imponen cada día, como, hemos visto también hoy con la sentencia condenatoria a la Universidad de Barcelona, por ‘vulnerar la neutralidad ideológica al apoyar a los presos políticos’; así que hasta quieren callar, censurar, la ‘fábrica de pensar’ que es la universidad. Por eso, no podemos seguir más, cada día nos siguen machacando, sin el menor rubor, y ante la tetrapléjica UE.

Debemos ser proactivos unidos, si queremos conseguir la república catalana y salir de la sindémica corrupción del estado español.

Amadeo Palliser Cifuentes

amadeopalliser@gmail.com