Con la unción de Claudia Sheibaum como la corcholata favorita de los morenistas dio inicio, con bombo y platillo, la carrera presidencial 2024.
En el camino quedó un lastimado Marcelo Ebrard quien, pese a lo que muchos suponen y quieren, difícilmente romperá con el oficialismo.
El excanciller sabe que pierde más si se sale del corral y, para como están las cosas, no hay, en el escenario político actual, otro sitio que le pueda representar una mejor apuesta que bajar la cabeza y obedecer.
Paradójicamente, la forma en la que Claudia llegó a la final no fue del todo pulcra y su candidatura tendrá que cargar con el lastre que supone provenir de una elección turbia, por decir lo menos.
Ante tal escenario, Movimiento Ciudadano se relame los bigotes mientras evalúa a quién aventar al ruedo con miras a sacar la mayor raja posible, porque, del triunfo, ni hablamos… Eso, saben bien, que está fuera de su alcance.
Con los perfiles y electorados tan definidos que tienen Claudia y Xóchitl, surge una legítima provocación: qué pasaría si hubiese una tercera en discordia, una mujer que cobije a quienes no se sienten representados ni por la morenista ni por la frentista.
Se han barajado nombres de los cuadros femeninos que tiene a mano Dante Delgado, el más sonado, el de la excandidata presidencial Patricia Mercado. Aunque, la cosa está puesta más para alguien como Mariana Rodríguez, la primera dama de Nuevo León.
Si quieren ponerle sabor a la carnita asada que se cocina de cara al fin de sexenio, imagine lo siguiente, querido lector: una boleta con Claudia, Xóchitl y Mariana. Se pondría más divertido que de la forma en la actualmente pinta la cosa con solo dos bandos disputándose el poder.
Claudia tiene toda la fuerza institucional con ella, hasta el simbólico bastón de mando le entregó el líder máximo. Xóchitl cabalga el corcel de los que dicen estar contra el gobierno, pero al final, una tercera vía rompería pronósticos y haría sudar a los cuartos de guerra que se creen adivinos, invencibles y magnánimos.