Tras el referéndum del 2017, hemos ido viendo que, en el mundo del independentismo catalán, los partidos y las asociaciones sociales se han ido acomodando a unos tiempos confusos, en los que denomina la represión del poder central. Y claro, eso comporta que el temor sea el denominador común de todos nosotros y, en especial, de los que ocupan puestos de relevancia.
Tengo claro que nadie ha dejado de ser independentista, para pasar a ser ‘dependentista’ (unionista), pero cada partido / asociación, ha ido adoptando estrategias diferentes, con distintos mensajes, en función de su destinatario: pactista y dialogante, respecto al gobierno central vs el más beligerante, recordando el objetivo independentista, de cara a su clientela de votantes.
Y claro, en un año como el actual, con elecciones locales en el próximo mes de mayo, y con las generales a final de año, todo se complica más, como es lógico, pues los partidos quieren mantener o mejorar sus respectivas cuotas de poder, por todo lo que comporta.
Así, los independentistas de base nos encontramos como en la siguiente historia que se explica en la Biblia, en el libro del Génesis (10:1 – 11:32):
Al inicio, todos los habitantes provenían de un único linaje, el de Noé, hablaban el mismo idioma y, tras el diluvio, Dios ordenó a Noé que se dispersaran para habitar las distintas partes de la Tierra, pero ellos prefirieron vivir juntos y construir una gran torre maravillosa, que les diera reconocimiento, y poder salvarse, en caso de otro diluvio y, principalmente, adorar y hablar más directamente con Dios.
Al ver esa actuación, Dios les castigó, confundiendo sus idiomas, originando la diversidad de lenguas. Babel hace referencia al imperio oriental de Babilonia (Bab-ilu, en asirio, significa la puerta de Dios; y Babel, en hebreo, baw-bel / babal, significa confusión)
Así, esa torre, que quería simbolizar la unidad y el poder, acabó representando la desunión y el fracaso.
Pues bien, salvando las distancias, los independentistas hemos experimentado también ese proceso, pues, inicialmente, hasta el referéndum del 2017, todos pensábamos igual, y actuábamos unidos.
Después del referéndum, nos llegó el diluvio represivo, con todo tipo de castigos, aplicados por el reino español, autoconsiderado ‘dios’.
Y ese falso ‘dios’, como en la historia anterior, buscó la división y la dispersión, pues, evidentemente, la unidad independentista les comportaba un riesgo futuro. Y en esas estamos, divididos y con diferentes lenguas (mensajes).
Asimismo, y como he señalado, todos los partidos políticos y entes sociales independentistas (ANC y Òmnium), voluntariamente, han confundido sus mensajes. Así, han implantado la actual ‘babelización’, pues dicen y no dicen, hacen y no hacen, o ni dicen y ni hacen. Y, de ese modo, buscan la desmotivación y desmovilización de las bases.
Obviamente, no les interesan unas bases movilizadas, que les exijan actuaciones claras para conseguir la independencia, pues, no quieren arriesgar sus actuales poltronas de poder, ni ser imputados por los dioses de barro del estado embarrado.
Ayer por la noche, en el programa ‘Fax’ (8tv), la periodista independentista Pilar Rahola, entrevistó a Joan Tardà (ERC); y tras el habitual ejercicio ‘babelizador’, Tardà nos dio otro ejemplo de confusión (balal), pues respondiendo a Rahola, que le recordaba que el independentismo tiene mayoría en el parlament (52 %) y que faltaba unidad, Tardà dijo que efectivamente, hay esa mayoría política en el parlament de Catalunya, pero que no hay una mayoría social en la población, pues los sindicatos, los medios de comunicación, la mayoría obrera, etc., ‘todavía’ no son independentistas, por eso ERC está por ampliar las bases buscando a la ciudadanía que está en esas fronteras.
Un argumento así es totalmente antidemocrático, pues en todo el mundo occidental, prevalecen los votos electorales, y punto.
Sabemos que, efectivamente, los dos sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) no son independentistas, son sucursalistas, dependientes de las subvenciones y control central. Respecto a CCOO lo viví de primera mano, pues durante muchos años estuve afiliado y ejerciendo ciertas responsabilidades. Y, efectivamente, está jerarquizado de forma casi militar, autoritario y totalitario.
Que los medios de comunicación no sean independentistas, lo tenemos también muy claro todos, ya que dichos medios están subvencionados y comprados por el poder, salvo honrosas excepciones. Pero, los grandes medios forman parte del poder central, al que, a la vez, condicionan, como la pescadilla que se muerte la cola (uróboros).
Y el mundo obrero, mayoritariamente formado por la inmigración, difícilmente siente la identidad catalana, y tampoco tienen la necesidad de hablar nuestra lengua (muchas veces por culpa nuestra).
Vimos que ERC, hace meses, incorporó a su discurso la imposición de la UE al referéndum de Montenegro del 2006, es decir, 55% de participación y 55% de voto afirmativo; que ya critiqué repetidamente en diversos escritos, señalando que, en su momento, las autoridades montenegrinas señalaron que, a pesar de esos mínimos, irían adelante, si ganaban por un voto de diferencia. La realidad es que, finalmente, superaron por poco los mínimos de la UE.
Esas premisas antidemocráticas, que favorecen a los unionistas, ya que, potenciando la abstención, ya ganan. Además, entre los votantes, el voto unionista, con esos límites, valdría mucho más que el voto independentista.
Y eso no es democracia, pues ésta se basa en la igualdad de un hombre un voto.
Pues bien, adoptando ERC los mínimos montenegrinos, y ahora, además, diferenciando artificial e interesadamente, entre el voto político y el de la ‘mayoría social’, refleja un claro ejemplo de ‘babelización’ que ni ellos entienden.
Está claro que ERC no quiere correr más riesgos, y pretende ‘recomponer’ los efectos de la represión. No en vano defiende los frutos de su diálogo con el estado, achacando los defectos al poder judicial exclusivamente, desoyendo cómo el PSOE / PSC aplauden con las orejas las sentencias y revisiones actuales del ‘pollo descabezado’ Marchena. En caso contrario, si ERC actuara honestamente, debería reconocer el fracaso de su estrategia dialogante, y cambiarla, pero eso es mucho pedir.
Reconocer los errores propios requiere una entereza y superioridad moral, que los acomplejados por la inferioridad no pueden asumir.
Tardà también contraatacó a Rahola, pidiéndole que se retratara, que explicara la hoja de ruta del embate con el estado, una vez se consiguiera esa unidad del independentismo, que dice que también desea ERC. Y Rahola, aparte de ciertas ambigüedades referidas al futuro retorno triunfante de Carles Puigdemont, no podía aportar ninguna idea, escudándose que corresponde a los políticos, que ella, ahora, se dedicaba a describir la realidad social.
Así, en definitiva, estamos totalmente ‘babelizados’, divididos, confundidos con diferentes mensajes y sin ideas de futuro, al margen de cuatro frases tópicas y utópicas.
Volviendo al Génesis, en cuanto a la ‘Tabla de las Naciones’, se cita a los descendientes de Noé, como Jafet (Gn 10:2-5), Cam (Gn 10: 6 -20) y Sem (Gn 10:21-31); y, posteriormente destaca al nieto de Cam, Nimrod, fundador de Babilonia, un imperio de hostilidad manifiesta, pues él es un tirano, un cazador temido y poderoso y, sobre todo, un constructor de ciudades (Gn 10:8-12), en cuya época se construyó la citada Torre de Babel, para alcanzar los cielos.
Jafet, eh hebreo, significar ‘expandir’, y es el ancestro de las naciones europeas y de la Anatolia. Según parece, fue el tercer hijo de Noé. Algunos pasajes hablan de cuatro hijos de Noé; y también se habla de ciertas historias de sodomización, maldiciones e indignidades entre Noé, sus hijos y sus nietos.
Sem, en hebreo significa ‘nombre, renombre, fama’, fue el ancestro de los semitas
Cam, en hebreo ‘ham’, ‘moderno’, fue el ancestro de África, partes adyacentes de Ásia y, claro, de Egipto.
Pues bien, en estas estamos, con toda una pléyade de presuntos ‘líderes’ independentistas, compitiendo entre sí, por un poco más de barro. No hemos evolucionado. Todo lo hacemos por conseguir cuotas de poder, por tener nuestros cinco minutos de gloria.
Tenemos sueños, pero quedan ahí, en el mundo del dios Morfeo y de su hermano Fantasios (Fantaso).
Pero nos falta la estrategia que, etimológicamente, se remonta al griego ‘stratos’ (ejército) y ‘agein’ (guía). Es decir, somos más de dos millones de independentistas, pero nos falta un guía para conseguir el objetivo. Sabemos que la hoja de ruta es la confrontación pacífica y democrática en todos los ámbitos de actuación. Pero nos falta el estratega (el ‘estrategós’, el general que conduce el ejército), pues, en caso contrario, también actuaríamos como Mike, el pollo descabezado al que me referí en mi escrito de ayer.
Y en estas estamos, en un larguísimo túnel negro, en el que sólo retumban los voceros ‘babelistas’, y así, no saldremos de la confusión, más bien, nos iremos cayendo en el pozo oscuro, y necesitamos ayuda, esa es la interpretación psicoanalítica de soñar con pozos y túneles negros.