*El historiador Pablo Escalante Gonzalbo participó en el seminario Arqueología y Etnohistoria de Mesoamérica con una conferencia sobre religión y lucha de clases en Mesoamérica
La religión mesoamericana es pensada generalmente como espectacular, estética, mítica e intrincada en sus creencias y cosmogonía, vistosa y sonora; es decir, como uno de los temas básicos de la identidad, pero es una trama compleja, aún llena de preguntas, que no puede ser estudiada sin entender y conocer la lucha de clases existente desde antes de la conquista, pues la estratificación que se tenía en el mundo mesoamericano era motivo de diversas luchas sociales.
Pablo Escalante Gonzalbo, profesor-investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, participó con la conferencia «La religión mesoamericana y la lucha de clases antes y después de la conquista. Religiosidad popular, ceremonia elitista y hegemonía» en el seminario Arqueología y Etnohistoria de Mesoamérica de El Colegio Mexiquense, que este año está dedicado a rendir homenaje al eminente historiador Alfredo López Austin.
En sesión que fue moderada por Xavier Noguez, profesor-investigador de la institución anfitriona, Pablo Escalante explicó que en las antiguas ciudades mesoamericanas los lugares con los templos más lujosos y vistosos eran también las ciudades donde la alimentación y la salud de la población eran más deficientes, había frecuentes episodios de violencia, rebeliones de etnias o pueblos completos que abandonaban ciudades para no seguir rindiendo tributo a la clase dominante, cada vez más exigente.
El historiador presentó datos e información de diversas culturas y pueblos en un dilatado arco temporal, desde mil años antes de nuestra era hasta la Colonia, y detalló que la muerte ritual se convirtió en el periodo posclásico -desde 800 d. C. hasta la conquista- en un espectáculo de violencia, y se puede decir que en Mesoamérica existía una violencia civil, ejercida por el Estado con quienes tenía penas judiciales, y se aplicaba con el apedreamiento de delincuentes en las plazas públicas, pues la violencia del orden estatal estaba sustentada en las leyes reales.
La violencia mejor documentada era la muerte ritual en las ciudades nahuas del Posclásico, cuando se sacrificaba a cientos e incluso miles en una sola jornada de fiesta, las personas eran decapitadas y sus cuerpos lanzados por una escalinata, los documentos de la época están llenos de símbolos que hacen alusión al sacrificio: corazones, manos mutiladas, decapitaciones, y si bien todos tienen un enlace religioso, también es cierto que este poderío mexica era un sistema de violencia frenético con fines militares y políticos y expansión imperial: una ideología del miedo.
El historiador advirtió de que, por ello, es un error pensar en todo Mesoamérica estudiando únicamente las culturas nahuas del posclásico, pues en las culturas de otras etapas y regiones, por ejemplo, los principados de la mixteca, los sacrificios rituales tenían menos importancia y menor frecuencia, pues los nahuas eran más propensos a la generación de sistemas religiosos estatales sacrificiales y el fenómeno se agudizó en el Posclásico.
La cultura sacrificial nahua no representa el sistema religioso mesoamericano, pero encuentra en él un argumento y una justificación; es una expresión ideológica y política relacionada con la forma en que los reinos afianzaron su poder, explicó el doctor Escalante Gonzalbo.
En el periodo de transición de la conquista a la vida colonial la religión mesoamericana siguió presente en la vida cotidiana de los indígenas, pero esas prácticas fueron descubiertas por los frailes evangelizadores, quienes las prohibían o permitían, pero las leyendas de la creación de sus pueblos y las actividades ligadas al monte, al sol y a los animales -el fuego matutino era encendido siempre en los hogares- persistieron.
Escalante Gonzalbo señaló que hablar de religiosidad mesoamericana implica siempre rendir honores a Alfredo López Austin, quién dedicó gran parte de su vida a investigar ese tema.
Las conferencias seguirán el 24 de agosto, a las 13:00, con Silvia Limón Olvera, profesora-investigadora del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM, quien expondrá «Agua y cosmovisión en los Andes y Mesoamérica».