- Tienen que registrar su metodología ante el INE, pero muchas no lo hacen, advierte el Dr. Manuel Alejandro Guerrero.
- Explora el uso político que se ha venido haciendo de las encuestas para sesgar la opinión pública.
Ciudad de México a 08 de junio 2024.-Después de la jornada electoral del pasado 2 de junio, hay “mucha gente muy enojada, que no se puede explicar qué pasó y que hasta impulsa la idea de que hubo fraude electoral y les robaron la elección”, afirma el Dr. Manuel Alejandro Guerrero Martínez, académico de la Universidad Iberoamericana (IBERO) del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas, experto en medios de comunicación y democracia.
El problema fue que varias de las encuestas previas mostraban que la elección estaba “muy cerrada” entre las candidatas a la Presidencia Claudia Sheinbaum, de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, y Xóchitl Gálvez, de la coalición Fuerza y Corazón por México, e, incluso, hubo una presunta encuesta de salida que en los días previos a la elección daba ventaja a esta segunda, explicó.
Llama la atención el alto rango de error que mostraron varias encuestadoras, por lo que surge la pregunta de si es necesario que el Instituto Nacional Electoral (INE) endurezca su regulación en este tema. El Dr. Guerrero responde que el organismo tendría que hacer algunos ajustes, aunque no necesariamente una sanción, ya que las empresas “en términos de prestigio arriesgaron demasiado y se quemaron solas”.
El también experto en sistemas mediáticos y políticos propuso hacer un listado de aquellas que no fueron tan precisas, con el fin de que la ciudadanía tenga esta información para futuros ejercicios democráticos. Explicó que existe un rango de confiabilidad aceptable de +/- 5 por ciento. No obstante, hubo casos de encuestas con rangos de error mucho más altos y totalmente “sesgados”, por lo que descartó que se haya tratado de una equivocación estadística; más bien, se observó un “uso político de las encuestas para sesgar la opinión pública”.
Algunas encuestadoras cumplen con intenciones políticas debido a su relación con grupos de interés o razones de negocios, “para intentar mover la intención pública, que fue el caso de algunas que en muchos momentos y de manera constante estuvieron diciendo que la elección estaba súper cerrada, cuando parece que ése nunca fue el caso”, acotó.
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Recomienda el especialista abrirse a más fuentes distintas de información en el caso de las encuestas, más allá de los círculos en los que nos desenvolvemos, ya que “el mundo es mucho más amplio y más complejo y la realidad no tiene que ver con lo que a nosotros nos gustaría creer de ella”.
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También señaló que es importante considerar otros factores más técnicos, además del uso electoral de los indicadores, como los problemas de los levantamientos de datos en regiones con violencia e inseguridad y el rechazo de contestar por desconfianza, lo cual afecta también los resultados.
En el caso de México, durante los procesos electorales todas las encuestas que buscan ser publicadas en los medios tienen que registrar su metodología ante el INE, enviar fichas técnicas y procedimientos, lo cual se vuelve algo público. Es decir, explicar cómo van a hacer cada muestreo y sus levantamientos, lo cual puede ser consultado por cualquier persona. El problema es que no todas cumplen con el requisito.
Debido a ello, una solución para el ciudadano puede ser fijarse en los datos importantes de la encuesta, para poder determinar su seriedad, como el número de personas que respondieron a la encuesta y cómo se hizo (de forma telefónica, digital, cara a cara).
En opinión del especialista de la IBERO, desde el 2012, existe una percepción de que las encuestas “han perdido el tino” y la ciudadanía “se ha vuelto mucho más escéptica”. Para no tener una opinión sesgada, recomienda abrirse a más fuentes distintas de información en el caso de las encuestas, más allá de los círculos en los que nos desenvolvemos, ya que “el mundo es mucho más amplio y más complejo y la realidad no tiene que ver con lo que a nosotros nos gustaría creer de ella”.
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