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Las mentiras y la sinceridad

Todos sabemos que la sinceridad es una cualidad que escasea, y estos días tenemos varios ejemplos, como explico en el presente escrito.

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

‘La sinceridad, como cualidad moral, se fundamenta en el respeto y el apego a la verdad como valor esencial en nuestra relación con los demás e, incluso, con nosotros mismos. Una persona sincera es aquella que expresa sus sentimientos y emociones de manera libre, por lo que dice y actúa de forma coherente, conforme a lo que piensa o cree.

(…)

Las personas sinceras no reaccionan de forma agresiva frente a las críticas, más bien las toman como críticas positivas y buscan la oportunidad de crecer como individuos; aceptan sus errores y son capaces de trabajar en ellos, no juzgan a los demás, los aceptan.

(…)

Cuando una persona miente, queda con un cargo de conciencia, y trae consecuencias que se reflejan en su personalidad y en el trato que tiene con los otros. Cuando alguien miente, no se da cuenta de lo que puede provocar ni tampoco es consciente de la repercusión que puede generar.’

(fuente: Wikipedia)

En este escrito me parecen suficientemente explícitas las mentiras que estos días han dicho algunos ‘líderes’ españolistas:

1 –

La presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), el pasado día 1, en el primer pleno del parlamento autonómico de ese año, aprovechó la declaración de la sequía en Catalunya, para presumir de su gestión en la comunidad madrileña: ‘No me dirá que no estamos gestionando el agua mejor que en Catalunya’.

Obviar que, en el año 2023, la comunidad de Madrid registró precipitaciones por encima de la media, mientras que en Catalunya llevamos más de 3 años con unas lluvias muy por debajo de la media estadística, es una pura mentira para dañar al gobierno catalán y, claro, sacar provecho de esa mentira, para ponerse medallas.

2 –

El presidente de la comunidad de Aragón, Jorge Azcón (PP), el pasado día 31 comentó en Bruselas y lo repitió el día 1 en la toma de posesión de su cargo, que: ‘en Aragón no se habla el catalán, y defendió los planes de su ejecutivo autonómico para retirar el reconocimiento oficial de lenguas propias de la comunidad al aragonés y al catalán.

(…) Azcón afirmó ‘que los habitantes de la Franja, la zona oriental de Aragón que limita con Catalunya, no hablan catalán, sino una modalidad lingüística propia (…) que la gente que vive en Fraga (Huesca) habla fragatino (…) y que su gobierno defenderá estas modalidades lingüísticas propias, que van desde el cheso hasta el fragatino, pero no va a normalizar ni el aragonés ni el catalán, pues ésta es una lengua que se habla en una comunidad autónoma vecina, y que, a su juicio, quieren imponer en Aragón’.

Es decir, un discurso totalmente coincidente con el que proclama el partido de Vox, de extrema derecha.

La Franja de Ponent, Franja d’Aragó o Franja Oriental d’Aragó, es una zona de 3925 km2, con una población de unos 50.000 habitantes, que limita con la comunidad catalana, cuyos habitantes (frangencs, franjolins, fragatins, ribagorçans, lliterans o matarranyencs) se denominan con el gentilicio de catalano-aragoneses o catalano-parlantes de Aragón, se refieren a su lengua propia con los nombres de las diferentes variedades locales: fragatino, maellano o tamaritano.

En el año 2013, para evitar nombrar la lengua catalana, las cortes de Aragón aprobaron la denominación de LAPAO (un glotónimo (*): lengua aragonesa propia del área oriental), a pesar de que la gran mayoría de los lingüistas consideran que se trata de una variedad del idioma catalán.

(*) glotónimo o glosónimo, es el nombre con el que se conoce a una lengua.

Históricamente, el obispado de Lleida incluía las comarcas aragonesas de la Franja de Ponent, con excepción de Beseit y Vall-de-roures, en el Matarranya. Pero la segregación iniciada en 1955, durante la dictadura franquista, culminó en 1998. Segregación que abrió un litigio sobre las obras de arte depositadas en el Museu Diocesà de Lleida y en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, procedentes de la Franja, especialmente del Reial Monestir de Santa María de Sixena, expoliadas por el gobierno de Mariano Rajoy en el 2017, en plena aplicación del artículo 155.

En ese territorio, el conocimiento oral del catalán es universal, y lo saben hablar un 80,2% de los adultos; si bien, a nivel institucional, su presencia es nula, y está limitada a la enseñanza básica, como asignatura optativa. 

La realidad es la que es, pueden utilizar los circunloquios que quieran para disfrazarla, pero eso lo que hace es mostrar el odio que tienen los gobernantes aragoneses contra Catalunya.

Por lo que sabemos, la ley de amnistía que se está negociando, no contempla el abono de las sanciones económicas, las multas impuestas por diferentes estamentos judiciales; y, claro, todavía menos, se plantea el retorno de esas obras, y eso es vergonzoso, ya que documental y legalmente corresponden a Catalunya; y argumentar el origen de las obras, si se hiciera con carácter general, debería comportar el retorno de infinidad de obras instaladas en el Museo del Prado, y en todos los del mundo mundial. Pero, claro, esa medida se aplicó únicamente para afectar a Catalunya, y así continuará.

3 –

Pedro Sánchez (PSOE), el pasado 1 en Bruselas, dijo que: ‘no es preciso efectuar modificaciones al proyecto de ley de amnistía, como exige Junts, ya que todos los independentistas quedarán cubiertos por ella porque no cabe la acusación por terrorismo. Con este proyecto de ley estoy convencido y así lo van a concluir los tribunales, que van a estar todos los independentistas catalanes amnistiados porque no son terroristas. Es una ley valiente, reparadora y constitucional, pues, como todo el mundo sabe, el independentismo catalán no es terrorismo’.

Efectivamente, esta manifestación es positiva, pero sabemos que no es sincera, ya que Pedro Sánchez fue cómplice de la aplicación del 155 y de la represión desde entonces, de continuar con el espionaje de los teléfonos de los líderes e independentistas en general, de haber mantenido en prisión a los nueve líderes hasta que aprobó su indulto, un indulto que aplicó en junio del 2021, es decir, tras más de cuatro años de prisión, seguir manteniendo que traería a Carles Puigdemont para que rindiera cuentas ante la justicia española, así como que la amnistía no la aplicaría nunca, por convencimiento y por no caber en la constitución.

Pero, claro, la aritmética parlamentaria tras las elecciones de julio pasado, le mostró que, si quería seguir en la poltrona, debía ceder, y así, sin el menor pudor dijo que ‘hacía de la necesidad virtud’, y, de ese modo, empezó las negociaciones con Junts, y, ahora, tenemos el actual proyecto de ley de amnistía.

Ante este cambio radical, realmente, ¿podemos creer que Pedro Sánchez es sincero?, ¿podemos creer que ahora nos diga que todos los imputados por el procés serán indultados?, ¿podemos confiar en sus palabras de ahora, de que el movimiento independentista catalán no fue terrorismo?

Prometer acciones que no dependen exclusivamente de él, es una estafa, como vimos con el catalán en las instituciones europeas. Y, ahora, con esa amnistía limitada, pasa exactamente lo mismo, ya que su aplicación efectiva dependerá del poder judicial, y ya sabemos cómo se las gasta.

Es sabido que nadie miente si se siente fuerte, sólo miente el que se siente vulnerable, y: ‘Al que juró hasta que ya nadie confió en él; mintió tanto que ya nadie le cree; y pide prestado sin que nadie le dé; le conviene irse a donde nadie lo conozca’ (Ralph Waldo Emerson, 1803 – 1882)

Me parece que, con estos tres ejemplos, se muestra la evidencia de la corrupción del estado español, en toda su extensión; el odio que nos tienen por querernos independizar. Y ese odio no sólo es por la ruptura de la unidad de SU España, sino, principalmente, por la pérdida de las aportaciones que hace nuestra comunidad catalana, aportaciones que, históricamente, son deficitarias para nuestra comunidad.

El poeta José Martí Pérez (1853 – 1895), escribió: ‘Yo soy un hombre sincero’, un poema en el que resaltó varios temas: la opresión de la que es víctima el pueblo cubano; la esperanza de que su lucha no será en vano y que la deseada independencia se logrará.

José Martí, a los dieciséis años, fue condenado a seis años de prisión, pena conmutada después por destierro en la isla de Pinos, acusado de traición a España, por una carta escrita, con su amigo Fermín Valdés, y dirigida a un compañero de colegio, en la que lo tachaban de ‘apóstata’ por haberse alistado como voluntario en el ejército español para combatir a los independentistas cubanos.  Ingresó en la cárcel el 21 de octubre de 1869 y un año después llegó a la isla de Pinos; finalmente, por gestiones realizadas por sus padres, fue deportado a España, desembarcando en Cádiz el 15 de enero de 1871, para dirigirse a Madrid y estudiar derecho en la universidad. Años después se desplazó a México.

Ese poema mencionado, englobado en el libro titulado ‘Versos sencillos I’, es el siguiente:

Yo soy un hombre sincero

de donde crece la palma,

y antes de morirme quiero

echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,

y hacia todas partes voy:

arte soy entre las artes,

en los montes, monte soy.

(…)

Gocé una vez, de tal suerte

que gocé cual nunca: -cuando

la sentencia de mi muerte

leyó el alcaide llorando.

(…)

Yo sé que el necio se entierra

con gran lujo y con gran llanto.

Y que no hay fruta en la tierra

como la del Camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito

la pompa del rimador:

Cuelgo de un árbol marchito

mi muceta de doctor’.

Estos versos reflejan la sencillez, la transparencia, honestidad y sinceridad del autor, características muy infrecuentes en la actualidad, e incompatibles con la función política, salvo honrosas excepciones.

Pues, en la política, lo que es frecuente es la mentira, y sobre éstas, es preciso recordar:

El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más, para sostener la certeza de esta primera’ (Alexander Pope, 1688 – 1744)

‘Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver’ (proverbio judío)

‘Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más rueda, más grande se vuelve’ (Martín Lutero, 1483 – 1546)

‘Las mentiras más crueles son dichas en silencio’ (Robert Louis Balfour Stevenson, 1850 – 1894)

‘El castigo del embustero, es no ser creído, aun cuando diga la verdad’ (Aristóteles, 384 a.C. – 322 a.C.)

‘Hay que tener buena memoria, después de haber mentido’ (Pierre Corneille, 1606 – 1684)

En definitiva, que los independentistas catalanes debemos desconfiar de los que mienten, y de los que disimulan por conveniencia propia, pues todos ellos, lo único que quieren, es dañarnos, perjudicarnos. Así que debemos espabilarnos, si realmente queremos ser independientes.