En el presente escrito intento transmitir el estado de ánimo de muchos independentistas catalanes que vemos que es necesaria una regeneración total, para resurgir, como el ave fénix.
Ayer, 14 de diciembre, nos enteramos de la extensión del espionaje efectuado por el estado español, contra 40 personas por el caso Tsunami; espionaje autorizado por los jueces, a pesar de la debilidad de los indicios. Entre los espiados están David Fernández y Quim Arrufat, de la Cup, así como el exdiputado de Catalunya Sí que es Pot, Albano-Dante Fachín y Marta Sibina, el guionista de RAC1, Oriol de Balanzó, etc.
Y, como ha manifestado Arrufat, si espiar es un delito grave, más grave es que el partido de ultraderecha Vox, que es la acusación particular, disponga de la información espiada, pues eso comporta una vulnerabilidad enorme.
Es evidente que el estado español no es de fiar, pues mentir y engañar forma parte de su estrategia habitual. Lo hemos visto con el escaso apoyo que ha hecho Pedro Sánchez (PSOE) respecto a las lenguas minorizadas (catalán, euskera y gallego), pues ha actuado arrastrando los pies (no por convicción). Como explica Carles Mundó (exconseller de justicia de la Generalitat):
‘España es uno de los grandes estados de la unión, después de Alemania, Francia e Italia. Cuando le ha convenido, ha sabido moverse y transaccionar con otros estados para conseguir sus objetivos, negociando con discreción y haciendo pactos bajo la mesa, siempre que le ha hecho falta. En cambio, para cumplir el compromiso adquirido para convertir el catalán en una lengua oficial ha hecho todo lo contrario; ha escenificado con cartas públicas y declaraciones y ha alargado el debate en la reunión de octubre, de noviembre y de diciembre del Consejo de Asuntos Generales de la UE.
(…)
¿Cuántas veces el presidente español habrá descolgado el teléfono para hablar con otros primeros ministros sobre la conveniencia de desencallar la cuestión? Parece que todo lo ha fiado a los buenos oficios del ministro de exteriores, José Manuel Albares, que ni tan solo asistió a la reunión europea de esta semana, en la que se debatía el asunto.
(…)
Mundó acaba con la frase, que resume la postura del PSOE: ‘yo quería, pero…’
(Ara, 15 de diciembre del 2023)
Parece que un argumento es el coste de las traducciones, que la UE ha evaluado en 132 millones anuales de euros (44 por lengua); importe que Pedro Sánchez se comprometió a abonar, pero, no ha vuelto a confirmar esa idea, por las críticas internas.
Es una vergüenza que la UE presente ese argumento, pues el coste es mínimo a nivel global, estructural (y si ahora entrase Ucrania, nadie se plantearía el tema del coste de las traducciones); además, se trata de un derecho, un principio fundamental, no un capricho. Y, obviamente, debería abonarlo la UE, no dejarlo al azar del gobierno de turno español, pues sabemos que, cuando gobernase el PP, dejaría de abonar ese importe, decayendo las 3 lenguas minorizadas en cuestión.
En cuanto a las críticas internas de la extrema derecha, es preciso recordar que el Instituto Cervantes, este año 2023, tiene un presupuesto de 167,5 millones de euros, para promocionar el castellano en el exterior. Pero el castellano es la lengua imperial, las otras tres son folclóricas, según las concibe el propio estado español.
Y, claro, nadie recuerda las ingentes gestiones que reconoció el ministro de exteriores español en la época de Mariano Rajoy, José Manuel García Margallo, que, el 22 de marzo del 2017 dijo:
‘El gobierno español intervino activamente para evitar que muchos estados se pronunciaran abiertamente a favor del proceso soberanista catalán. Nadie sabe el esfuerzo que ha costado eso y los favores que debemos a una cantidad de gente por haber logrado que hagan las declaraciones que han hecho (…) en diplomacia como en cualquier faceta de la vida, pasa como decía Churchill, que uno no tiene amigos permanentes sino intereses permanentes y es obvio que para mí, el mantenimiento de la unidad de España es un bien superior a conservar (…) por tanto, en cualquier conversación en que tu entras con otros estados, países o cancillerías, ellos ponen sobre la mesa cuáles son sus preocupaciones e intereses y nosotros ponemos cuáles son nuestros intereses y preocupaciones.
(…) Un ejemplo muy claro, vengo de un debate en Almería en el que me han recrimina do la postura que ha tenido España en las sanciones a Rusia por la invasión de Crimea; pero nosotros no tenemos una preocupación por Rusia como tienen los países bálticos, los rumanos, los polacos o húngaros que exigen una enorme firmeza respecto a Rusia, porque creen que una política de debilidad se puede traducir en que el expansionismo ruso les acabe. Nosotros no tenemos esa preocupación pero la entendemos, la compartimos y como socios apoyamos las acciones, y es más, tenemos un escuadrón aéreo en el Báltico, por la misma razón, mi preocupación es el tema de la unidad de España.
Ruego que lo entendáis y he hecho todos los esfuerzos posibles para que todas las cancillerías del mundo hasta Naciones Unidas con una resolución que planteamos cuando presidimos el consejo, hasta en la UE, para que mantuviese lo que el derecho internacional dice: estado de derecho, integridad territorial, indivisibilidad del territorio, éstos son los favores, esto es hoy por mí, mañana por ti’
(…)
(la operación en el Báltico comenzó en 2004, tras el ingreso de Estonia, Letonia y Lituania en la OTAN (…) pero, de pronto, España lideró la misión BAP (Baltic Air Policing) durante los primeros cuatro meses del 2016; y, además de los 4 Eurofighter españoles, se amplio. Margallo, pues, relacionó de manera velada la vuelta de España al Báltico, a cambio de acallar las simpatías que dichas repúblicas, a través de sus representantes políticos, mostraban por el proceso catalán)
(Quico Sallés, La Vanguardia, 15 de mayo del 2017)
ESTÁ CLARO QUE, CONTRA CATALUNYA, TODO VALE, CUESTE LO QUE CUESTE. Y, PARA ELLO, SÍ QUE SE HACEN LAS GESTIONES A FONDO QUE SEAN PRECISAS.
Otro ejemplo de ayer, lo vimos cuando Jordi Turull (Junts) anunció que estaba acordado un encuentro entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. Turull informó que Santos Cerdán, el número 3 del PSOE, e interlocutor de ese partido, sabía que harían la publicación de ese acuerdo.
Pero, inmediatamente, la maquinaria de la Moncloa desmintió ese futuro encuentro, expresando que ‘no les constaba, que no estaba en la agenda y que no parece que se pueda realizar a corto plazo’. Y, Pedro Sánchez, con su habitual cachondeo y desprecio, dijo que su agenda es pública, y que únicamente tiene prevista una reunión con Pere Aragonès, el próximo día 21, aprovechando una visita a Barcelona, para inaugurar unas instalaciones informáticas. Cuando, esta reunión con la Generalitat, es fruto de los acuerdos efectuados para su investidura. No se trata, por lo tanto, de una reunión aprovechando la visita por otro tema. Pero esa es la forma de Sánchez de devaluar el diálogo y los acuerdos adoptados.
Todo es vergonzoso, denigrante.
Está claro, que la confianza no se pide, se gana.
Y Pedro Sánchez no hace nada para ganarla; sigue controlando los tiempos, obviando las negociaciones. Ese es su estilo. Le encanta ser el centro, el protagonista, y no quiere dar la imagen de que va a remolque de los independentistas. Ahora ya es presidenta del congreso Francina Armengol (así que el tema de las lenguas, ya no se ha podido cobrar por anticipado) y él es presidente del gobierno, por lo que, todo lo pactado, como la amnistía, entre otros temas, irá dilatándose en el tiempo, descafeinándose, diluyéndose, y, dentro de un año, o más, si es que al final se puede aplicar, quedará en nada, como las lenguas minorizadas en la UE.
Pero Pedro Sánchez tendrá la cara de decir que ha hecho lo posible, no siendo cierto, pero repetirá ‘yo quería, pero…’.
Y ante esta situación, repetida y conocida, es infantil seguir confiando; el estado español no cambiará, preferirá hundirse en la miseria, antes que permitir que los catalanes decidamos lo que queremos ser.
Los diferentes gobiernos españoles seguirán engañándonos con cuatro cristales, cuatro abalorios y cuatro espejos (compartidos, con el ‘café para todos’), como hicieron en Sudamérica, a cambio de las tierras, el oro, y todo lo que les apetecía; pues su carácter extractivo forma parte de su ser.
Que el reino español sea así, y siga con su ‘impasible ademán’ falangista, es su problema; pero, claro, también es el nuestro, como víctimas, mientras sigamos formando parte de su corral.
Por eso debemos potenciar todas las gestiones para independizarnos, no hay otra.
Y para forzar la independencia, los independentistas catalanes precisamos regenerarnos, no podemos seguir como si no pasase nada.
Muchos consideramos que la situación actual es insostenible. Ayer, como una pequeña muestra más, nos visitaron al colectivo de Meridiana Resisteix, cuatro activistas imputados por la operación Judas; a dos de ellos la fiscalía les pide 27 años de cárcel para cada uno, y a los otros dos, les pide 8 per cápita. Y todo es un montaje inventado por la guardia civil, ya que no encontraron explosivos, ni precursores, ni nada. Pero, claro, querían parar a los CDR, a base de imponer el miedo. Y la injusticia española, sigue ese macabro juego, pues consideran, como Margallo, que el fin justifica los medios. Y su fin, es mantener la unidad de su España.
Por todo ello, me parece que los independentistas, y buena parte de la sociedad catalana en su conjunto, ya hemos sobrepasado el punto crítico, ya que, haciendo referencia a la película ‘Fahrenheit 451’ (1966) de François Truffaut, (basada en la novela de Ray Bradbury, de 1953), ya hemos sobrepasado la temperatura de los 451 grados (que es la temperatura en la que quema el papel), y ya no soportamos más censuras ni cortapisas, NI FALSAS PROMESAS DE NADIE.
Por eso consideramos que es precisa una regeneración de nuestros partidos independentistas y, para ello, serían precisas medidas drásticas, radicales, casi como las que aplicaba el ejército romano clásico, es decir, mediante la DECIMATIO, si bien, en nuestro caso, sin sangre y sin violencia, claro.
(‘La decimatio era uno de los máximos castigos aplicados en el ejército romano. La palabra proviene del diezmado de tropas. Se trataba de una medida excepcional que se solía aplicar en casos de extrema cobardía o amotinamiento.
El castigo consistía en aislar a la cohorte o cohortes seleccionadas de la legión amotinada y dividirla en grupos de diez soldados. Dentro de cada grupo se echaba a suertes quién debía ser castigado (independientemente de su rango dentro de la cohorte) y era elegido uno, el cual debía ser ejecutado por los nueve restantes, generalmente por lapidación o por golpes de vara) Los supervivientes eran obligados a dormir fuera del campamento de su legión, desarmados, hecho de un gran peligro en época de guerra)
(fuente Wikipedia)
Los historiadores explican que se efectuaron varias decimatio en el ejército romano y, en algunos casos, de mayor gravedad, en lugar de liquidar a uno de cada diez, como expresa el propio nombre) se liquidaron dos e incluso tres de cada diez.
Ese efecto de diezmar los partidos, debe ser entendido en plan metafórico, claro, pero creo que es suficientemente ilustrativo de la necesidad de expurgar los partidos que, en la actualidad, son meras estructuras piramidales, de obediencia y confianza ciega, del ‘ordeno y mando’ (gracias a la configuración de las listas cerradas), y todo ello, para mantener y mejorar los resultados del partido, convertido en una verdadera empresa de poder y de empleo, es decir, un repartidor del pesebre, de las prebendas. No es moral que haya profesionales de la política, que se mantengan contra viento y marea, que se perpetúen. El servicio público ha de ser temporal, transitorio (excepto los funcionarios, y … aún)
Y esa regeneración debería contemplar, previamente, otro sacrificio, que los ejércitos romanos adoptaron de los pueblos íberos, celtas, cántabros, celtíberos, lusitanos, etc., es decir, la DEVOTIO.
(La conocida como devotio ibérica era una práctica a través de la cual un guerrero (devotus) servía a un personaje importante (patronus), comprometiéndose a defenderle y a no sobrevivirle en el combate. Por eso, los devoti defendían a sus patronus hasta la muerte, y si fracasaban, debían quitarse la vida. Sagunto y Numancia son claros ejemplos.
Los romanos y cartagineses estudiaron ese ritual, y lo aprovecharon, pues sabían que matando a los caudillos, tenían ganadas las batallas.
Ahora bien, en el ejército romano se asumió la devotio, en los casos de altos cargos militares, que, por negligencia, traición, miedo, etc. fracasaban en su misión, y, por ello, se quitaban la vida delante de sus jefes)
(fuente Wikipedia)
Y si queremos una regeneración de verdad de los partidos independentistas, muchos de sus ‘responsables’ deberían aplicarse esa devotio, y marcharse a trabajar en la actividad privada, pero, ojo, sin aprovecharse de los privilegios de las puertas giratorias, ya que, de ese modo, no se regeneraría nada, y se multiplicaría la corrupción.
Sólo así, con nuevos responsables, con nuevas ideas y sin ligaduras ni compromisos más o menos claros y lícitos, el movimiento independentista podría regenerarse, como el ave fénix (Phoenix), que, según la mitología, renace de sus propias cenizas; como la comunidad reprimida de la citada película Fahrenheit 451, que, según la novela de ciencia ficción, renace de las cenizas de los libros, mediante nuevas formas de transmisión: la memorización y la comunicación oral.
El mítico ave fénix grecorromano, como el bennu egipcio, el fenghuang chino, etc. son un ejemplo de resiliencia, de renovación, de esperanza, de memoria y eso es lo que necesita nuestro movimiento independentista.
En definitiva, si no queremos más de lo mismo, debemos regenerarnos, profundamente, no mediante meros maquillajes. Todo depende de nosotros.