Buscar

LENGUA, ACCIÓN Y PENSAMIENTO

Carles Castellanos i Llorenç

(Diario Punt Avui, 15 de octubre de 2024)

En el ámbito de la LENGUA observamos un aspecto poco recordado: el empobrecimiento expresivo de una parte importante de la población; y en lugar de mirar impasibles esta realidad hay quien reacciona escribiendo libros de buena literatura. Otros nos hemos esforzado por combatir de cara esta regresión que no es inevitable: con el lingüista valenciano, Agustí Mayor, hemos elaborado un instrumento que permite, a quien quizás sólo sabe mil palabras, acceder a una expresividad antes inimaginable: El Diccionari de Recursos Lexicals (Llibres de l’Índex, 2024) puede ser una tabla de salvación hacia una lengua rica y diversa.

Y os diré más: este esfuerzo permite un enfoque nuevo proponiendo una nueva relación con nuestra lengua: hasta ahora hemos estado construyendo una normativa y no hemos cesado de corregir a nuestros compatriotas pre-fabrianos[1]... y esta iniciativa que ahora presentamos nos conecta con la riqueza de todo un bagaje posible innovador. Con esta obra (y con un tipo de complemento que es un libro más breve de título Llengua Viva de Edicions del 1979, 2022) estamos esperanzados, autores y editores, en la perspectiva de que, una vez fijadas las variedades estándares de nuestra lengua persiguiendo con ansia la corrección, los hablantes del catalán podremos ir entrando ahora en una nueva dimensión: la del placer de mejorar nuestra expresividad, día tras día, año tras año.
En segundo lugar, nuestra ACCIÓN colectiva también será, en los tiempos que vienen, objeto de cambios, es decir, de otro Foc Nou  (Fuego Nuevo, renovación a fondo). Por mucho que digan los proclamadores de una Cataluña 'pacificada', nuestra acción continuará; y ya sabemos que no se basará fundamentalmente en manifestaciones multitudinarias como las de 2006 a 20017 (convocadas por la PDD primero y por la ANC después ). Habrá, claro está, una movilización intensa y continua como la de estos últimos meses que muestra que 'hi som' (que continuamos en pie). Pero ahora se priorizará el trabajo organizado y en todo el país, un trabajo 'de topo', con el objetivo de trabajar para derrocar, con una acción continua y sistemática, las estructuras coloniales putrefactas del régimen monárquico español que para la gran mayoría del pueblo catalán ya no tiene ningún tipo de justificación.
Y tampoco podemos dejar que el PENSAMIENTO vegete de forma insolvente por las redes sociales. Los fallos en el pensamiento también merecen una buena sacudida y ser objeto de un Foc Nou clarificador. Veamos tres casos de fraudes en el pensamiento: 
 

Sobre el famoso ‘peligro de la extrema derecha’: Cabe decir que hace la función de ‘coco’ (de espantajo para niños). El objetivo es llevarnos hacia la aceptación sumisa de la realidad nefasta que estamos sufriendo. Que este tipo ‘de amenaza extrema’ sea presentada como un hecho casi inevitable muestra su función de distracción porque aparece justamente cuando crece la precariedad social y se endurecen el entorno político y la represión. Es entonces que sectores influyentes ligados al capital fomentan grupos conservadores (como ocurrió con Ciudadanos) para que ayuden a impedir posibles cambios en profundidad. El mal real son las carencias de un régimen social y político fomentado por todo el abanico político ocupante. Y exagerando un enemigo, alentado por el propio sistema, nunca saldríamos adelante.

También se ha dicho que la religión es el opio del pueblo. Pero el hecho es más grave porque el fanatismo religioso es la ideología presente en las guerras más cruentas: Israel y Palestina son ejemplos desgarradores de ello. La violencia cruel e insensible del estado de Israel sólo se entiende desde un fanatismo enardecedor y justificador. Y los asesinatos sanguinarios de Hamás están ligados a una insensibilidad igualmente inexcusable, amparada por una religión fanatizada. No podemos ser, pues, ingenuos frente al fanatismo religioso y abandonar alegremente el principio democrático de la laicidad. Que éste sí que es sagrado.

 
Y otro engaño es presentar las oleadas de inmigración como un fenómeno económicamente imprescindible cuando es, de hecho, el resultado de las desigualdades internacionales que, en lugar de resolverlas, se trasladan a los sectores más débiles de las sociedades europeas. El problema de este “excedente” de población no deseada por el capitalismo no se resuelve con guerras y miserias del colonialismo, ni colapsando las sociedades. Sólo poniendo fin al colonialismo y al abuso. 
 
Por eso es necesario trabajar por una República catalana, democrática, laica, igualitaria y solidaria. En la vida social no existe la fatalidad. Sólo la estupidez.

[1] Pre-fabrianos, es decir, anteriores a la normativa lingüística de Pompeu Fabra establecida desde principios del siglo pasado pero que la persecución española de dos dictaduras y gobiernos contrarios ha comportado largos esfuerzos para lograr que sea conocida y asumida socialmente.