Es sabido que España es tierra de quijotes, sancho panzas, lazarillos y de borbones con su corte de pelotas, sus poderes y sus cloacas de un estado carcomido.
Tal como avancé ayer, en un segundo escrito, Juan Carlos I, el rey emérito marcha o marchó ya de este país, hacia un destino, de momento desconocido.
Al fin y al cabo, el rey emérito no ha hecho más que borbonear, para no romper la tradición. Y Felipe VI será uno más en el eslabón; eslabón que muchos deseamos que sea corto.
Ahora Pedro Sánchez y los unionistas / franquistas, salen como máximos defensores del papel histórico de la casa real, del sacrificio personal que hace Felipe por distanciarse de su padre; que no se juzgan instituciones, sino que se juzga a personas, que, de momento, están ‘supuestamente en entredicho, por actividades susceptibles de ser consideradas irregulares’; el summum de la demagogia de Pedro Sánchez, que, no hay que olvidar, apoyó a Rajoy para aplicar el 155, y encarcelar a Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, por ‘temor a su posible fuga’.
También hay otros, minoritarios, que queremos la independencia de Catalunya, organizar nuestra propia república; y que España siga o no siga con sus borbones y lo que representan, que se lo solucionen, si quieren, y si prefieren seguir tal cual, como Pedro Sánchez acaba de decir, pues ‘defiende el pacto institucional de 1978, basado en su clave de bóveda, que es la monarquía, pacto que ve plenamente vigente’, pues perfecto, que lo tengan y se lo paguen ellos.
Dice el refrán que ‘el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra’. Está claro que los animales aprenden, el hecho ‘estímulo / respuesta’ es efectivo para todos los animales; pero el hombre muchas veces no actúa según la razón, sino por emociones, y eso le lleva a equivocarse repetidamente.
El fisiólogo ruso Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936) definió el condicionamiento clásico, y describió cuatro tipos de personalidad, en función de los procesos nerviosos básicos: excitación e inhibición. Obviamente, esa descripción ha quedado obsoleta, pero está claro que el condicionamiento que describió sigue siendo válido.
Pues bien, ahora Pedro Sánchez nos está mostrando la zanahoria (estímulo), a todos los españoles y a los partidos, reclamando la necesidad de un estado fuerte para hacer frente al momento más crítico debido a la pandemia. Y que, unidos, todos juntos, superaremos. Y cree que, con esa zanahoria, todos salivaremos, que nuestra respuesta será la de perdonar y olvidar. Que infantil.
Albert Einstein dijo muchas frases que se hicieron célebres, entre ellas destaco ahora tres:
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”
“Somos arquitectos de nuestro propio destino”
“Triste época es la nuestra, Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”
La primera, la saco a colación, precisamente, por la reiteración histórica de los Borbones; que han mostrado, en diferentes ocasiones de la historia, que no han sido dignos, pues se han aprovechado de su posición. Y pensar que ahora, Felipe VI, hará borrón y cuenta nueva, y considerar que no está involucrado ni manchado (por acción u omisión), creo que es reiterarse en el error. Si se quiere un resultado distinto, deben hacerse cosas distintas. Es la única forma de no caer nuevamente en la misma piedra.
La segunda, si la ciudadanía, somos los arquitectos de la configuración del estado; lo que debería efectuarse es un referéndum. Todo lo que no sea esto, será un subterfugio, una salida (huída) hacia adelante, pero, a mi modo de ver, lo que está haciendo en estos momentos Pedro Sánchez, es una ‘arrancada de caballo y una parada de burro’ (frase que se aplica cuando se empieza con mucha energía, pero que rápidamente se acaba dilatando o abandonando esa energía).
La tercera frase me parece interesante, también, a los efectos que nos ocupan, ya que los prejuicios: la unión de España, la robustez de la monarquía, y los satánicos independentistas catalanes, son prejuicios insalvables para Pedro Sánchez y para todos los unionistas que siguen comulgando con los ideales franquistas. Y, como dijo Einstein, es más fácil desintegrar el átomo, o ir andando a la Luna, que modificar esos prejuicios.
Evidentemente, en un momento como el que estamos, que la casa real haya escogido el mes de agosto para hacer pública esa noticia; a posteriori, pues todo apunta a que el rey emérito ya marchó el domingo; y que Pedro Sánchez no quiera decir el destino de Juan Carlos, ni porqué no se le quita el tratamiento de rey y, el discurso de Pedro Sánchez, digno del óscar a la demagogia, todo eso es totalmente contrario a la transparencia que debe imperar en un estado moderno.
Que Juan Carlos haya escrito una carta a su hijo, pero no ha dedicado ni una línea a la ciudadanía, ni a su esposa Sofía, que no se sabe cómo quedará, en fin, todo un galimatías que, con toda seguridad llenará muchas hojas y debates; pero está claro que la fiscalía y el poder judicial no moverán un dedo.
Y si efectivamente, Juan Carlos ha ido a la República Dominicana, sería conveniente que, en su momento, se le reclamase que devolviera todo el dinero que pueda tener en el extranjero.
Aquí todos los expresidentes, desde Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez son los responsables directos de todo este sinsentido; pues todos ellos sabían los ‘tejemanejes’ que iba haciendo la casa real, y miraron hacia otro lado.
Pero todos sabemos que no pasará nada, sabemos que todo seguirá igual; son muchos los intereses que hay que preservar.
Amadeo Palliser Cifuentes