Estos días de principio de año, con la ola de frío por la borrasca Filomena, y confinados en casa por la pandemia, los precios de las tarifas eléctricas y de gas están batiendo récords históricos, con una subida, desde primero de año, de un 27% el Kwh.
Como prueba de esa demagogia, cabe recordar los siguientes mensajes:
Pedro Sánchez, twitter del 19 de diciembre de 2013: ‘Termina la subasta eléctrica con 26% de subida. La factura de la luz se elevará en enero un 11%. Otro golpe del gobierno a las familias’.
Pedro Sánchez, twitter del 8 de agosto de 2014: ‘La subida de la luz del 8 % prueba el fracaso de la reforma eléctrica de Rajoy, y alerta del riesgo de más gente sufriendo pobreza energética’.
Pablo Iglesias, twitter del 18 de enero de 2017: ‘Disparar la factura de la luz un día como hoy solo demuestra la codicia de las eléctricas. Si el Gobierno lo consiente, será cómplice’.
Pablo Iglesias, demonizando las subidas del PP, dijo en 2018: ‘Si para bajar la tarifa de la luz, que hace que miles de compatriotas no puedan tener luz y calefacción, hay que hacer una empresa pública de energía o hay que nacionalizar una empresa de energía, cumpliremos la constitución española (…) Solo si Unidas Podemos gobierna, podremos sentar a los jefes de las eléctricas y decirles: la factura de la luz va a bajar y, por tanto, sus beneficios van a bajar un poco para que la gente pueda tener una factura de la luz que pueda pagar’. (cita de Inma Bermejo, La Razón, 8 enero 2021)
‘Ayer, el megawattio hora tuvo un precio medio de 94,99 € / MWh (el segundo más alto de la historia), y hoy tendrá un pico de 121,24, superior al pico de ayer, que fue de 114,89.
El mercado eléctrico español es marginalista, es decir, el precio lo marca la última tecnología que entra en la oferta, que normalmente es la más cara: primero entra la nuclear, ya que las centrales no se pueden parar, y después van entrando otras tecnologías como las renovables, y se acaba con las más caras.
(…)
A finales del 2013, con el gobierno del PP y José Manuel Soria de ministro, se produjo una fuerte subida del precio de la luz (…) como consecuencia se abrió una investigación por parte de CNMC (comisión nacional de los mercados y la competencia), que concluyó que Iberdrola había reducido la oferta de algunas de sus centrales hidroeléctricas para hacer subir artificialmente el precio. La CNMC multó a la eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán, con 25 millones de euros y la compañía presentó un recurso que aún hoy día está pendiente de resolución por parte de los tribunales’.
(Xavier Grau y O. T. Serra, Ara, 9 enero 2021)
Oficialmente, la CNMC ‘es un organismo independiente, creado en 2013, encargado de preservar, garantizar y promover el correcto funcionamiento, la transparencia y la existencia de una competencia efectiva y de una regulación eficiente en todos los mercados y sectores productivos en beneficio de los consumidores y usuarios’.
(Wikipedia)
Todos sabemos que los consejos de ministros tienen unas puertas giratorias con las compañías eléctricas y gasísticas, siendo los últimos beneficiados Pepe Blanco y José Montilla, nombrados consejeros de Enagás en julio del 2020,
‘cobrando 160.000 € anuales, que puede llegar a 190.000, si presiden alguna comisión (mucho más de lo que cobra un ministro); y en ese consejo están otros ‘ilustres’ del PP, como Antonio Hernández Mancha, Isabel Tocino, Marcelino Oreja.
El presidente de Enagás, Antonio Llardén, cobró 1,7 millones en 2019, y el consejero delegado 0,9 millones. La retribución total del consejo fue de 6.950 millones de euros, cifra que se superará en 2020 al aumentar de 13 a 16 los miembros del consejo de administración’.
(ABC.es, 1 julio 2020)
Que ambos personajes, Blanco y Montilla, por centrarme en los dos últimos nombramientos, sin estudios académicos de nivel superior, puedan hacer una carrera tan espectacular dentro del partido socialista, hasta llegar a ministros de fomento y de industria respectivamente (Montilla hasta president de la Generalitat de Catalunya), y después pasar a ‘asesorar’ a grandes empresas energéticas, sólo tiene un nombre, a mi modo de ver, la ‘corrupción sistemática’, pues esos son meros ejemplos, ya que Felipe González dejó uno de esos consejos, por ‘aburrimiento’, según dijo.
Y que los tribunales entretengan y demoren la citada resolución contra Iberdrola, no deja de ser una confirmación de que todos los poderes del estado son vasos comunicantes, son unas cloacas intercomunicadas.
Yo no entiendo de energías (ni de casi nada), pero me extraña la explicación del mercado eléctrico marginalista en España, que, según he citado, marca el precio la última incorporada, cuando, a mi modo de ver, debería hacerse una media ponderada, cuantificando, de ese modo el precio y la cantidad suministrado por cada sistema. Para mi, aplicar el precio más caro a toda la facturación, no deja de ser UN SIMPLE Y CLARO ROBO, QUE SERÁ LEGAL, PERO SABEMOS QUE ESTE TÉRMINO NO VA EMPAREJADO, CASI NUNCA, CON EL DE JUSTO.
Y estando en un país con tantas familias en situaciones de pobreza, de precariedad, que no pueden encender la calefacción, o ya ni la tienen. Y, tolerar ese robo, es una muestra de la inmoralidad de nuestros políticos.
Por todo eso, tenían razón Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en sus twitter, es una muestra de la codicia, del fracaso de la reforma energética, y ELLOS MISMOS SON CÓMPLICES, pues actúan (directa o indirectamente) como los siguientes estafadores:
‘Una vez llegó a un pueblo de la selva un señor muy bien vestido, se instaló en el único hotel que había y puso un aviso en la última página del periódico local, diciendo que estaba dispuesto a comprar por 10 $ cada mono que le trajeran.
Ante la falta de recursos de la población, los campesinos, sabiendo que la selva estaba llena de monos, salieron corriendo a cazarlos.
El hombre compró, como había prometido en el anuncio, los cientos de monos que le trajeron a 10 $ cada uno, sin rechistar.
Pero, como ya quedaban muy pocos monos en la selva, y era difícil cazarlos, los campesinos perdieron el interés por seguir con la caza.
Entonces, el hombre ofreció 20 $ por cada mono, y los campesinos corrieron otra vez a la selva.
Nuevamente fueron mermando los monos, y el hombre elevó la oferta a 25 $, y los campesinos volvieron a la selva, cazando los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.
Llegado a este punto, el hombre ofreció 50 $ por cada mono, pero dijo que tenía negocios que atender fuera, en la ciudad, por lo que dejó a su ayudante a cargo del negocio de la compra de los monos.
Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los campesinos diciéndoles: ‘Fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección. Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por 35 $ cada uno y cuando mi jefe regrese de la ciudad, se los venden a 50 $.
¡¡¡Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula y esperaron el regreso del jefe!!!
Desde ese día no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida’
Evidentemente, este cuento tiene un claro paralelismo con la estrategia de los precios de la energía, según el mercado marginalista español, comentado más arriba. Todo es una pura estafa, y los políticos y ‘presuntos’ empresarios y dirigentes, deberían ser procesados por ello.
Viendo que esta práctica demagógica, cínica y abusiva es generalizable a casi cualquier tema que vemos en el reino de España, los independentistas catalanes deberíamos movilizarnos, dejar el sofá, y salir a las calles para exigir la independencia. Pues, los que, adormilados, el próximo 14 de febrero sigan votando a los partidos unionistas, por ejemplo, a Salvador Illa, de la sucursal del PSOE en Catalunya, partido de los citados Blanco y Montilla, serán cómplices, como decía años atrás Pablo Iglesias, cuando todavía tenía un ideario adoptado del movimiento de los indignados del 15 M (15 mayo 2011-2015), pues vemos que el de ahora ya está ‘neutralizado’ (por decirlo de forma suave).
Por eso, los independentistas deberíamos hacer como el colibrí, en la siguiente fábula:
‘Cuentan los guaraníes que un día hubo un enorme incendio en la selva.
Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.
De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí … en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.
Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse.
Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección.
Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario: ‘¿Qué haces, colibrí?’, le preguntó.
‘Voy al lago – respondió el ave – tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio’.
El jaguar se sonrió.
‘¿Estás loco? – le dijo – ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?’.
‘Bueno – respondió el colibrí -, al menos yo hago mi parte…’
Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago’
(www.compromisoempresarial.com)
Y este ejemplo deberíamos seguirlo, adoptarlo como modelo, pues toda acción, por pequeña que sea, es útil; y si muchos actuamos como el colibrí, podremos apagar el fuego que es el estado español.
Y obviamente, el primer paso es votar a políticos honestos, que defiendan un programa de ruptura con el poder español que nos atenaza, y que sepan, realmente, lo que se tiene que hacer, como el ingeniero del siguiente cuento:
‘Había una vez un ingeniero que fue llamado para arreglar un motor, del que dependía gran parte del proceso productivo de una importante fábrica.
Sentado ante el motor, sacó un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo, y el motor funcionó perfectamente.
El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto.
‘¿Cuánto le debo?, preguntó.
‘Son mil euros’ dijo el ingeniero.
‘¿Mil euros?, ¿Mil euros por un momento de trabajo?, ¿Mil euros por apretar un simple tornillo? Es una cantidad disparatada. Le pagaré sólo si me manda una factura perfectamente detallada que la justifique’.
El ingenio asintió, y se fue.
A la mañana siguiente, el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza y autorizó a pagarla en el acto.
La factura decía:
1 – apretar un tornillo: 1 euro.
2 – saber qué tornillo apretar: 999 euros.
El origen de esta fábula fue cuando Charles Proteus Steinmetz, originalmente Karl August Rudolf Steinmetz (1865-1923), un excéntrico ingeniero que trabajaba en General Electrics, y que junto a Thomas Alva Edison (1847-1931) o Nikolas Tesla (1856-1943), es considerado uno de los padres de la electricidad, cobró 10.000 $ a Henry Martin Ford (1863-1947) por realizar una marca de tiza en un enorme generador eléctrico averiado.
Dicha marca de tira era el punto de referencia para eliminar 16 vueltas de la bobina del generador. Henry Ford reaccionó con el mismo estupor que el empresario de la fábula, mientras que Steintmetz detalló la factura del mismo modo: ‘Hacer una marca de tiza: 1$, saber dónde hacer la marca: 9.999 $’. Una anécdota que fue contada por Jack B. Scott, hijo de un antiguo empleado de Ford, en una carta que envió a los editores de la revista Life, en mayo de 1965’
En definitiva, los independentistas catalanes, que ahora estamos bastante desmotivados y desorientados, precisamos que surjan personas con ideas, que sepan dónde hacer la marca de tiza, qué tornillo apretar, para volvernos a movilizar. Pero, de momento, tenemos a Puigdemont en el exilio, y por aquí a pretensiosos ingenieros con destornilladores y tizas, haciendo un sinfín de marcas y vueltas a los tornillos, sin ton ni son, como los pollos sin cabeza. Por eso deberíamos ir todos a una, con Carles Puigdemont y Laura Borrás, e ir a la confrontación directa e inteligente, si efectivamente tienen un plan; en caso contrario, intentar generarlo y consensuarlo las bases.
Amadeo Palliser Cifuentes