Hay quienes ganan más perdiendo que ganando y el ejemplo más claro es el del flamante coordinador de la bancada de Morena en el Senado, Ricardo Monreal. Este hábil y letrado político zacatecano ha logrado encumbrarse muy alto siempre cediendo el lugar.
Hoy con el control total de la Cámara alta se da el lujo de extender los tentáculos fuera del legislativo. Con un pie en Morena y otro en Fuerza Social por México construye al mismo tiempo, desde dos trincheras diferentes, un futuro vendible para los próximos años.
Lo que parecía imposible después de la ruptura por la candidatura en 2018, ocurrió: una alianza con la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, para derrocar a Yeidckol Polevnsky.
En días pasados se concretó en el Tribunal Electoral el movimiento para defenestrar a la ex presidenta de CANACINTRA que ocupaba la primera silla de MORENA. En ello mucho tuvieron que ver los apoyos que brindaron a Monreal políticos como Alejandro Rojas, Mario Delgado y Bertha Luján.
Y es que están en juego miles de candidaturas decoradas con el emblema ganador y los nada despreciables mil 700 millones de pesos de prerrogativas que recibirá este año el aún partido del Presidente López Obrador.
La alianza para apoderarse de Morena quizá le dure unos años más al senador Monreal, hasta que tenga que respaldar al candidato que designe el Ejecutivo y aceptar, como bien lo supone, que nunca será el elegido pero sí el operador favorito de AMLO.
Al mismo tiempo las huestes del zacatecano llevan agua al partido en formación denominado Fuerza Social por México, que impulsa la CATEM de Pedro Haces. No por nada, una de las asambleas estales más numerosas que ha tenido esta organización fue precisamente en Zacatecas.
No son pocos los que apuntan que además de su impresionante carrera política, el poder y la influencia que ha amasado le alcanzan para asegurar que el próximo gobernador de su estado natal será ni más ni menos que su hermano David Monreal.
ENTRE TELONES. A los partidos tradicionales los alcanzó y castigó la realidad. Más de 160 mil ciudadanos abandonaron su histórica militancia para afiliarse a organizaciones que buscan alcanzar el registro.