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Los pendientes para la industria de México ante la escasez del agua

La actividad industrial en el país no se detiene este año, aunque uno de los grandes pendientes que compromete su desarrollo en el futuro cercano es la escasez de agua.

De acuerdo con el último dato del Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) que comparte el Inegi, esta actividad aumentó en enero de este año 0.4% a tasa mensual, mientras que a tasa anual la actividad creció 1.9%. La expectativa es que México continue creciendo y se convierta en uno de los polos de inversión más importantes debido la oportunidad que significa el nearshoring.

Sin embargo, México enfrenta una creciente crisis hídrica, donde el porcentaje de cobertura bajo sequía de moderada a excepcional a nivel nacional fue de 58.2% en la primera quincena de marzo de 2024. Esta cifra es 1.5% superior a lo registrado a finales de febrero de este año, revelan datos de la Comisión Nacional de Agua (Conagua).

Además, a nivel regulatorio, el país está en proceso de modernización del marco jurídico al estar pendiente la reforma de la Ley General de Aguas. Las industrias que ya están operando y las que piensan instalarse en México, ya están trabajando en adoptar mejores prácticas en esta materia, lo que ayudará a reducir los impactos de los cambios regulatorios a nivel nacional y estatal, así como los impactos que puede traer la escasez de este elemento.  

En este sentido, esta problemática puede generar conflictos sociales por su falta en el uso doméstico y público urbano. Es así que las empresas necesitan tomar medidas para reducir su vulnerabilidad frente a este riesgo, incluyendo, pero no limitado a las siguientes:

  • Fijar metas a la altura de la situación actual y futura en materia de gestión del agua, bajo los criterios de porcentaje de agua reciclada e intensidad de uso de agua, entre otros.
  • Establecer metas de reducción del consumo de agua en general, con especial énfasis en el agua de primer uso, al hacerlo más efectivo.
  • Evaluar la disponibilidad de agua a largo plazo, considerando los efectos exponenciales del cambio climático y la proyección de la demanda.
  • Implementar mecanismos de tratamiento que aseguren el reúso de agua. Algunos estados ya están desarrollando obligaciones con respecto al agua residual en este sentido, particularmente Querétaro y Ciudad de México.
  • Evaluar fuentes alternativas como captación de agua pluvial, desalinización y reúso de aguas tratadas, explorando esquemas de circularidad, más allá de los límites de la operación y considerando las necesidades de otros usuarios.
  • Establecer esquemas de comunicación y relacionamiento efectivos entre la industria y las comunidades, con el fin de que exista una mejor comprensión y aceptación.
  • Promover el acercamiento de los proyectos de gestión sustentable del agua a las comunidades, creando procesos en el que dichas comunidades puedan verse beneficiadas.
  • Considerar las estrategias que otros países ocupan, así como los estándares internacionales que se ya se vislumbran.

Identificar los riesgos y oportunidades en tema de escasez de agua es esencial para que la industria integre estos puntos en su plan de sustentabilidad, lo que permitirá asegurar la continuidad operativa, reducir costos, acceder a financiamiento y generar valor para la organización de forma sostenible y responsable.

Muchas organizaciones ya toman medidas sobre el asunto, mientras que los reguladores exploran mecanismos para impulsar una gestión más razonada del agua. Estos factores sumados a la actual crisis de disponibilidad de agua dan una meta en común para todos los negocios en México: transformar su gestión de agua para mantenerse competitivos.

En ERM, la mayor empresa de asesoría enfocada en sustentabilidad, se hacen evaluaciones sobre gestión de agua de acuerdo con la Norma AWS de la Alianza para la Gestión del Agua (o Alliance for Water Stewardhsip por sus siglas en inglés). De esta forma se recopilan datos para identificar riesgos hídricos, retos compartidos en materia de agua y oportunidades de planes de mitigación a nivel cuenca. Le sigue el desarrollo de un Plan de Acción de Gestión del Agua específico, acompañado de una validación y acompañamiento de expertos en la materia para identificar oportunidades, impactos y desarrollar acciones planificadas. De este modo, ERM ayuda a las empresas a avanzar hacia sus objetivos, abordando riesgos y adelantándose a los problemas normativos, de reputación y de cadena de suministro.