Todos hemos dicho muchas veces el refrán “no es oro todo lo que reluce”, para referirnos a que las apariencias engañan, a las auto alabanzas, fanfarronadas, etc.
Y todos recordamos el mito del Vellocino de Oro, un carnero (o cordero) de oro con capacidad de volar.
“En la mitología griega, el Vellocino de oro era el vellón (la lana) del carnero alado Crisomallo, cuya lana era de oro (…) Una vez sacrificado por Frixos, éste colgó la piel dorada en un árbol (roble) consagrado a Ares y desde entonces, fue custodiado por un dragón” (Wikipedia).
El mito probablemente data del siglo XIII o XIV c. C., y se conserva bajo diferentes formas, siendo la más popular la de Jasón y los argonautas:
“En la ciudad griega de Tesalia reinaba Pelias, hombre cruel que había usurpado el reino a su legítimo propietario, Esón. Un oráculo predijo a Pelias que moriría a manos de un hombre calzado con una sola sandalia. El hijo de Esón se llamaba Jasón, y desde el exilio se dirigió a Tesalia para recuperar el reino.
Fue llevado ante Pelias, que al verlo entrar en el salón del trono no pudo reprimir su miedo al comprobar que tan sólo estaba calzado con una sandalia. La intención de Jasón, a pesar de todo, no era matar a Pelias: le dijo que podía conservar todos los bienes malversados durante su reinado, los ganados, el oro todo, excepto el trono, que debía ser devuelto inmediatamente al linaje de Esón.
Pelias accedió, pero imponiendo una condición: Jasón debía traer a Tesalia la piel del Carnero de oro, el vellocino de aquel mítico animal que se hallaba en la Cólquida. Pelias sabía muy bien que aquella era una empresa imposible, y que mandaba a Jasón a una muerte segura. Pero Jasón aceptó el encargo, ordenando a los mensajeros de Pelias que difundieran la noticia de una gran expedición por mar a la desconocida Cólquida, en busca del Vellocino de oro.
Al mensaje respondieron los más grandes héroes griegos: Hércules, Orfeo, Cástor, Pólux, Peleo …, todos ansiaban embarcarse en el Argos, el buque destinado a llevarlos a través del Mediterráneo, hasta alcanzar el Mar Negro, conocido entonces como el Mar Enemigo.
(…)
Tras un sinfín de peligrosas aventuras, los Argonautas se presentaron un día ante las puertas del rey de la Cólquida, Eetes, pidiéndole que les entregara el Vellocino de oro a cambio de cualquier servicio que éste les quisiera encomendar (…).
Eetes impuso a Jasón una terrible prueba, que realizó con éxito; pero, el traidor Eetes, encarceló a los Argonautas, y solo gracias a Medea, hija de Eetes, con poderes mágicos, pudieron huir y, posteriormente, vencer a Pelias.
(…)
Pero Jasón, que en lo profundo de su alma era un ser despreciable, traicionó a Medea casándose con la princesa de Corinto y ordenó el destierro de Medea y los dos hijos que había tenido con ella.
(…)
La venganza de Medea fue terrible, usó su magia para asesinar a la nueva esposa de Jasón y, acto seguido, mató a sus propios hijos. Jasón fue en su búsqueda para matarla, pero tan solo encontró los cadáveres de sus hijos y a Medea huyendo en un carro tirado por dos dragones. A Jasón ya sólo le esperaba una vida de remordimientos y locura” (Ecured.cu).
Es muy fácil efectuar un paralelismo metafórico con la situación actual, ya que, por desgracia, abundan personajes despreciables, como Jasón, o cuanto menos, sibilinos mediocres, capaces de engañar, como hizo Jasón a sus amigos los argonautas, a su esposa Medea y, finalmente a sus súbditos, ya que el mito continúa explicando que fue un tirano cruel.
Asimismo, todos hemos visto muchas veces que personajes aparentemente ‘normales’ (para entendernos, si bien ese calificativo es ambiguo y, en cierta forma, incorrecto), cuando consiguen llegar a su meta, a conseguir su objetivo:
· e investirse con la corona, el uniforme, la toga, todos ellos bien llenos de medallas, desde el toisón de oro (el rey y la heredera) hasta las últimas medallas concedidas por Pedro Sánchez para premiar a policías que vinieron a dirigir cómo pegarnos a los votantes catalanes el día del referéndum, (o las medallas transformadas en euros, como el incremento del 20 % del sueldo a las policías, para ‘frenar’ la reciente crisis motivada por el cese del coronel Pérez de los Cobos); o también con sus sotanas y palacios episcopales llenos de oropeles cardenalicios, etc.
· o conseguir cualquier jefatura en el mundo político, empresarial universitario, etc.
es fácil observar una gran transformación, haciendo bueno el refrán que “el hábito hace al monje”. Y sabemos que debajo del vellocino de oro, del uniforme o título que sea, sigue habiendo el personaje mediocre / ‘normal’, con sus limitaciones y miserias.
Siempre hay honrosas excepciones, es lógico, pero a mi me parece que abundan los camaleones que disfrutan con la erótica del poder y que acaban abusando del mismo.
Pero esos rasgos caracterológicos no vienen con las medallas, los uniformes o los hábitos, si no que los personajes en cuestión ya tienen previamente esos mimbres. El abusador lo es siempre, y se manifiesta exponencialmente a medida que va escalando. Y lo grave es que, generalmente, el propio sistema favorece esas conductas.
En mi escrito de ayer tenía previsto acabar el tema de la conciencia / consciencia, con las figuras del rey emérito, Juan Carlos I y Jordi Pujol, el ex president de la Generalitat. Pero la inmediatez manda, y ayer, el fallecimiento de Pau Donés:
conmocionó a muchísima gente, por lo que le hice un mini homenaje, lo único que pude hacer.
Una vez hecho ese recordatorio, vuelvo con el tema previsto, pero de forma más breve, con los dos personajes mencionados, ya que ayer fueron noticia, el ex rey, por el paso efectuado por la fiscalía, y el ex president, por haber cumplido 90 años de edad.
Sé que todos tenemos y presentamos toda la gama de colores, nuestra personalidad no es, únicamente, de blancos y negros, todos tenemos muchos grises; y estos dos personajes, obviamente, no son una excepción.
En su larga trayectoria, ambos hicieron actuaciones positivas y negativas, pues todo es relativo, como es lógico. Y no pretendo destacar ni unas ni otras, y mucho menos su vida privada, si es que los personajes públicos la tienen, ya que, por ejemplo, los amoríos del emérito, sino tuviesen las ramificaciones económicas (comisiones y trapicheos), no nos deberían interesar.
Mi interés, en este escrito, se centra en el engaño, en su falta de conciencia y de consciencia, pues en sus respectivos puestos deberían haber sido honorables, ejemplares, como deberían haberlo sido los jueces (Lesmes, Marchena, etc.), los policías (Pérez de los Cobos, Baena, etc.), los políticos (Aznar, Rajoy, Sánchez, etc.), y así hasta el infinito. Pero vemos que, en todos esos casos, la realidad deja mucho que desear.
Que una vez se ponen la capa de armiño, la púrpura, el uniforme, los galones, es decir, su respectivo vellocino de oro (o de hojalata), todos esos se mutaron en ‘jasones’, y, como hemos visto, Jasón ya era un embaucador antes de empezar sus aventuras.
Y el común denominador de todos ellos es que son una farsa, un engaño, con consecuencias nefastas para todos nosotros, pues sus actividades comportan resultados muy negativos.
También es otra farsa Pedro Sánchez, pero sin sustancia ni ideología; más bien, un mentiroso compulsivo enfundado en su capa mágica (el BOE), ya que cada día dice una cosa diferente, la última, es que la plena gobernabilidad por parte de las autonomías, quedará delimitada y limitada por su último decreto-ley, aprobado ayer (pendiente de la aprobación en el congreso), en el que se definen y establecen todos los pormenores de las formas de actuar en la nueva normalidad vigilada (desde el 21 de este mes, cuando acabe el estado de alarma, hasta que esté disponible la vacuna o el fármaco paliativo).
Y en ese documento, la frase más repetida es: “Las administraciones competentes deberán asegurar el cumplimiento…”. Esta es la idea que tiene del estado de las autonomías. Y encima, diciéndonos que nunca ha recentralizado ninguna competencia, y que su deseo, siempre, ha sido mantener el respeto a las autonomías.
Esa farsa, del ‘jasón Sánchez’, le debería valer para conseguir un Óscar, pero nunca un Nobel, obviamente.
Asimismo, al final, distribuir los 16.000 millones de € entre las autonomías en función del porcentaje de la población, y no en base a la incidencia de la pandemia, con sus derivados costes, como pedían las comunidades más afectadas, entre ellas Catalunya, no deja de ser otro engaño, ya que, menosprecia las necesidades reales.
Y el colmo, al fijar este criterio, acabó su presentación telemática a los presidentes autonómicos preguntándose retóricamente y contestándose él mismo: “Qué se dice … gracias señor presidente”. Esa es su visión infantilizadora e infantilizante.
En definitiva, en todas las áreas de gestión pública tenemos personajes que no han sabido, ni sabrán, estar a la altura del servicio al que se deben, y aquí, en Catalunya, tenemos ejemplos sobrados, como, estos días:
El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés (ERC) justificando el retroceso del contrato con Ferrovial, por la gran cantidad de críticas, pero, en lugar de asumir su responsabilidad, aún ha intentado ponerse medallas, por la rectificación del mencionado contrato.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que se ha abonado en la crítica a dicho contrato, ahora ha firmado uno por el bicing, con la empresa UTE Pedalem Barcelona, cuyo gerente también es Roger Junqueras (hermano de Oriol, el presidente de ERC, en prisión, por el referéndum de independencia del 2017). Que la Generalitat firmase el contrato con Ferrovial, por ser ése un directivo y, acto seguido, firmar otro, sin darle importancia a este punto, deja muy claro que lo suyo es criticar por criticar.
Yo no tengo ni idea de cómo es y qué valores y conocimientos tiene Roger Junqueras, y he de suponer que tiene los precisos, por lo que no puedo opinar; pero según su perfil en Linkedin, tiene la titulación de ingeniero técnico agrícola, y es gerente en diferentes empresas: UTE Pedalem Barcelona y Ferrovial. Y sólo sé que todos los cargos deberían hacer suya la célebre frase de Julio César (50-125): ‘la mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo’ (hay muchas adaptaciones de esta frase, pero Plutarco la recogió así). Y, la realidad catalana, española, europea, etc. …, dejan mucho que desear.
Siguiendo con el mito, vemos que hay muchos ‘jasones’ ataviados con sus respectivos vellocinos y, consecuentemente, hay muchas ‘medeas’, muchos engañados. Pero hemos de confiar que llegará el momento de recomponer nuestro país, que tan pronto como se pueda implantar el resultado del referéndum, entre todos, podamos configurar una nueva forma de gobernanza, más transparente y próxima y, lo que es más importante, sin venganzas, que los hijos de los ‘jasones’ puedan seguir viviendo, pero bien lejos.
Amadeo Palliser Cifuentes