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Los pragmáticos

Amadeo Palliser Cifuentes
Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

En mis escritos anteriores me he referido a los depresivos independentistas catalanes y a los inconscientes unionistas, pero, ayer, oyendo una entrevista de Gemma Nierga a Andreu Mas-Colell, la periodista le preguntó si todavía era independentista, y el entrevistado contestó: ‘Esta palabra ya no tiene mucho significado. Soy un pragmático y no es posible en el contexto europeo actual’,

Y pragmáticos los podemos encontrar tanto entre los independentistas como entre los unionistas, es evidente.

Los pragmáticos, teóricamente, son empiristas radicales, verificacionistas, cientifistas.

El pragmatismo identifica la realidad objetiva con la ‘experiencia’; y en la lógica, el pragmatismo tiende, abiertamente, al irracionalismo.

El pragmatismo, del griego ‘pragma’ hecho, obra, es una tendencia filosófica idealista, reaccionaria, que niega el carácter objetivo de la verdad y afirma que el valor de una teoría científica se determina no por el grado en que ella refleja correctamente la realidad, sino por la utilidad o ventaja que dicha teoría comporta en tal o cual caso concreto. Es decir, el pragmatismo tiene preferencia por lo práctico o útil.

Pero es evidente que ese sentido práctico, es subjetivo, pues la utilidad tiene un valor en función del sujeto que lo determina. Así, una persona práctica, lo es en función de los resultados obtenidos por acciones concretas.

Evidentemente, lo práctico, lo inmediato, sería conformarse con el autonomismo, siendo ‘obedientes’ al statu quo españolista, y esperar que, así, el estado español frene su represión actual.

Pero vemos que la ofensa a la unidad de SU España, es un delito que nunca acabaremos de pagar.

Por eso, los pragmáticos, como Más-Colell, tienen una única opción, portarse bien, respetar el unionismo que nos imponen, comulgar con las ruedas de molino que nos hacen tragar, y, así, esperar que su sed de venganza se vaya diluyendo.

Ciertamente, sabemos que la UE, como club de mercaderes, no acepta ni aceptará la división, pues España sigue siendo una gran potencia y, independizándonos, al reino español no podría garantizar el retorno del súper déficit fiscal que tiene.

Por eso debemos tener claro y diferenciar si queremos seguir manteniendo el statu quo, olvidándonos de nuestras ilusiones identitarias e independentistas, o seguir manteniéndonos bajo el yugo españolista y, por lo tanto, sometidos a sus decisiones respecto a la infrafinanciación, merma de derechos sociales y libertades.

Todo es cuestión de valores. Si priorizamos la comodidad y el ‘confort’ actual, sobre cualquier tipo de riesgo, o si, por el contrario, priorizamos los ideales, la libertad, la realización de ser lo que queremos ser.

Es evidente que priorizar la economía actual, a medio y corto plazo, que es lo que hace Más-Colell, y muchos independentistas y unionistas, sería suicidarnos políticamente, capar nuestros deseos igualitarios, y seguir siendo meros colonos del imperio castellano.

Y ese es el gran reto que tenemos, y al que muchos queremos enfrentarnos.

La decisión nunca es fácil, tenemos unos sueños, unos ideales, pero las rejas y grilletes de la situación actual, nos coartan. Un amigo, esta mañana, me decía que esas ‘censuras’ son mentales, y en parte tiene razón, pero no por eso dejan de ser, subjetivamente, importantes.

Por eso, seguimos en esta situación tan compleja. Debemos decidir nosotros, personalmente, prescindiendo del interés social.

Esa es nuestra decisión. Y todo depende de nosotros.