Con la mirada fija y un tanto agresiva, el ceño fruncido, las ojeras marcadas por las bolsas debajo de los ojos, los hombros caídos y la postura encorvada así circula en redes sociales una imagen del presidente, Andrés Manuel López Obrador que, si bien esta puede ser sacada de contexto ya que se trata de una imagen sustraída de la transmisión de la mañanera del día de ayer, dice mucho más que las palabras y es que, justo en ese momento el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez Servién daba su posicionamiento sobre un tema delicado.
Para entender mejor la imagen y no malinterpretar el lenguaje corporal de AMLO, es importante dar luz al contexto. Cómo todas las mañanas el Presidente se presentaba ante medios de comunicación para su conferencia matutina, ayer miércoles tocó lugar en Querétaro ya que se reuniría con el Gobernador de dicha entidad. Así, en su oportunidad el mandatario estatal usó el foro para dar su postura pública sobre sus vínculos con Emilio Lozoya -que ya sabemos es el tema del que todos hablan últimamente-, específicamente sobre un video -de hace algunos años- en el que aparece el ahora exsecretario privado de Domínguez Servín recibiendo pacas de dinero mientras las acomoda en maletas.
Claro está, que al Presidente le incomodó que el Gobernador hiciera uso de “su foro” para tratar un tema tan delicado -se haya pactado previamente el asunto o no- y aún más cuando éste señala que se tratan de “calumnias, de infamias, de ataques centrados en cuestiones políticas” mientras voltea a ver al Presidente. Evidentemente, el lenguaje corporal de AMLO no es para menos y es que, si bien su mensaje central desde campaña ha sido el combate a la corrupción y el caso Lozoya es un claro trampolín para posicionar el tema y bajar el de las muertes por COVID y el mal manejo de la pandemia por parte del gobierno -y la ciudadanía también porque aquí todos somos culpables-, el hecho de que alguien, con peso político, señale públicamente la filtración del video como “un acto perverso” y que además insinúe que no se va a dejar intimidar, debe calar en lo más profundo.
Lo cierto aquí es que el mexicano no perdona y si bien la postura de AMLO en la imagen es de: incomodidad, enojo, reproche y demás similares especialmente por como fija su mirada, si vemos el video del discurso de Domínguez, el semblante del mandatario en general es la que toma cuando alguien más está parado en el podio, de escucha -claro está, su postura encorvada, sus hombros caídos y los ojos cansados se mantienen, pero esa es su forma de desenvolverse-. Sin embargo, y como es la costumbre de las redes sociales, la primera foto que les describo se hizo viral con un sinfín de memes y por supuesto que no benefician a la imagen de Andrés Manuel pues lo posiciona como un personaje intolerante a la crítica y cerrado a la escucha de un discurso que no se alinee al suyo, o peor aún que lo contradiga, y aún más, de la forma tan directa como lo hizo el gobernador de Querétaro.