Este lunes la Ciudad de México se enfrentó a una tragedia que pone de cabeza muchos elementos que se asocian con la marca, y es que, el desplome de un fragmento entre dos estaciones del Metro fue el colapso que no necesitaba la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum pero sobretodo, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y es que, la obra de la hablamos es la que se dio durante el gobierno encabezado por Marcelo Ebrard, hoy Secretario de Relaciones Exteriores de México y uno de los personajes más cercanos al presidente.
Lo cierto es que, el metro es uno de los medios de transporte más usados en la CDMX, y en redes sociales los usuarios se han encargado de poner en evidencia la falta de mantenimiento que tiene este medio de transporte en toda la red; sin duda, es evidente el grave estado en que se encuentra. Las dramáticas imágenes del aspecto que tienen las instalaciones del metro también afectan la imagen de la Ciudad de México, ya que, finalmente, el valor que tienen aspectos como la infraestructura, servicios públicos, calidad de vida y la experiencia que ofrecen al usuario son determinantes en la construcción de la reputación de una marca como es el caso de CDMX.
Ahora, ¿por qué esto es un colapso? Bueno, independientemente de que estamos hablando de una tragedia en la que, hasta el momento, se han perdido 25 vidas el manejo de la crisis no ha sido el ideal tanto para el gobierno de la Ciudad de México como para el Gobierno Federal, y es que si bien muchos esperábamos ver a un AMLO estacionado en la zona del desastre, trabajando en el rescate y atención de las familias de las víctimas, nos topamos -ya en la mañanera- con un personaje que poco o nada destinó en “empatizar” con la problemática, lo que lamentablemente no coincide con la imagen que ha posicionado el presidente por años en el que predica cercanía con el pueblo, por lo que esto, sin duda generó extrañeza en propios y extraños.
Asimismo, el momento en el que esto sucede mueve muchas esferas públicas independientemente de las habituales como el sistema colapsado de salud, el de transporte, el económico, esta vez se mueve también el político y de una forma muy fuerte pues nos encontramos en un proceso electoral diferente. Diferente, porque es la primera vez que se votará por la revocación de mandato, diferente porque nos encontramos en pandemia y teóricamente los eventos políticos se están llevando a cabo de forma anómala, diferente, porque es la primera vez en que la oposición no es oposición y no sabe qué hacer. Y no saben qué hacer al grado que, Sergio Omar Saldaña, subsecretario de Electricidad de la Secretaría de Energía, tuvo que ofrecer unas “sinceras disculpas” en redes sociales y reconoció su error al emitir un mensaje sin conocimiento en el que insinuó que el colapso de la estación Olivos, de la Línea 12 del Metro era un sabotaje.
Al final, queda claro que en estos momentos la 4T requiere urgentemente un manual de crisis, que les sirva como guía para poder tomar acción -y no reacción sin fundamento- ante este tipo de situaciones, pues en este caso la imagen de muchísimos de sus elementos se vio involucrada incluida la de: Ebrard, Sheinbaum, Saldaña, pero sobre todo la de la titularidad, Andrés Manuel López Obrador y ése es un lujo que sin duda no pueden darse.