Ayer el PSOE registró en el congreso de los diputados la ‘proposición de la ley orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Catalunya’, así, desde ayer tenemos un documento sobre el que debatir, más allá de los acuerdos previos, y de los rumores y bulos que nos han invadido estas semanas.
Es preciso señalar que Pedro Sánchez desde hace un par de días, tiene asegurada su reelección, y mañana miércoles y el jueves, tendrá sus sesiones de investidura, que ganará en la primera opción, salvo que los de Podemos le de un susto (pues están realizando una consulta interna a sus afiliados, que acabará esta noche a las 22.00 h, y cabe la posibilidad que pudiera comportar un giro del guion, ya que si sus 5 diputados no votasen a favor de la investidura, Pedro Sánchez no saldría elegido). Pero imagino que los escuderos de Pedro Sánchez deben haber hecho profundas gestiones, para comprar las voluntades de los líderes de Podemos. Y, como sabemos, todo se compra y se vende, y, como hemos visto, después nos dirán que la consulta a las bases no era vinculante, y se quedan tan tranquilos.
Volviendo a la propuesta de ley de la amnistía, es preciso destacar que mis conocimientos de derecho son básicos, así que no puedo hacer un análisis pericial, por lo que mis comentarios se limitan a generalizaciones:
En primer lugar, de las 23 páginas que ocupa esta proposición, 11 están dedicadas a la exposición de los motivos, y eso denota varias cosas:
Como señala Vicent Partal en su editorial, titulada ‘Una España exótica donde han de redactar una ley pensando en las trampas que harán los jueces’, y como explica, el legislador se pone la venda antes de la herida, está escrita pensando de qué manera el poder judicial no la reventará.
Y, efectivamente, con una simple lectura del proyecto de ley, con una tan amplia exposición de los motivos, y, también, con la inclusión final de los antecedentes en la legislación española; se puede ver que se evita la más mínima crítica a la justicia española, y, por lo tanto, no se comentan sus excesos, sus abusos, en definitiva, la prevaricación de algunos de los jueces implicados en el llamado ‘procés’.
Y sin esa autocrítica, la exposición de los motivos queda coja del todo, ya que no explica la realidad; pero, claro, el PSOE fue y hasta hace tres días, seguía siendo parte del problema, ya que apoyó ciegamente la aplicación del 155, con el que cercenaron nuestras instituciones, y dio cobertura a la represión que hemos tenido y tenemos. Y nunca olvidaremos que Pedro Sánchez, como si fuera el ‘marshall’ caza recompensas, había repetido que traería a Carles Puigdemont, para que rindiera cuentas a la justicia española, y, en esta última campaña electoral le despreció, le calificó de mera anécdota, y señaló que su palabra valía tanto como la República que declaró: nada (según él, claro)
Es preciso destacar, y, para mi es uno de los temas básicos, es ver la diferencia sideral entre esta exposición de motivos y los comentarios incluidos en el apartado ‘Antecedentes’ del acuerdo firmado entre el PSOE y Junts; pues, en este acuerdo, había un reconocimiento histórico de nuestras reivindicaciones, que se remontan al Decreto de Nueva Planta, impuesto a sangre y fuego por el primer Borbón, Felipe V, en 1714; y, desde entonces, nuestros derechos, nuestras instituciones, nuestra lengua, nuestra cultura, nuestra economía, etc., han estado reprimidas.
Y como apunté en mis últimos escritos, esto era un paso gigantesco, pues, Pedro Sánchez reconocía que su mantra, ‘el de la convivencia en Catalunya’, era falso, mero marketing político. Y, en ese acuerdo se reconocía la ‘oportunidad histórica’ (punto 2), pues se ‘acreditan objetivamente las profundas divergencias que han existido’.
Pues bien, en el proyecto de ley, no se hace referencia a esta discriminación histórica, sino que expone que:
‘La razonabilidad de la misma se vincula a la justificación objetivas y razonable de su singularidad, que se enmarca en la necesidad de superar, como ya se ha puesto de manifiesto, la situación de alta tensión política que vivió la sociedad catalana de forma especial ente intensa desde 2012. Se consagra así legalmente la voluntad de avanzar en el camino del diálogo político y social necesario para la cohesión y el progreso de la sociedad catalana, en el entendimiento de que el refuerzo de la convivencia justifica la presente ley de amnistía, que supone un punto de inflexión, con la finalidad de superar obstáculos y mejorar la convivencia avanzando hacia la plena normalización de una sociedad plural que aborda los principales debates sobre su futuro mediante el diálogo, la negociación, y los acuerdos democráticos. De esta manera, se devuelve la resolución del conflicto político a los cauces de la discusión política’
Por eso, me parece bochornoso, pues todo sigue como siempre, Pedro Sánchez nos da más de lo mismo, nos culpa de la falta de diálogo y de convivencia, y él se presenta como el gran solucionador de nuestro problema social, prescindiendo de los verdaderos motivos históricos, que, había reconocido en su pacto.
Claro, en un pacto entre el PSOE y Junts, Pedro Sánchez se muestra más abierto, pero en un documento oficial, de su gobierno, no quiere molestar al poder judicial. Y eso demuestra, de nuevo, las múltiples caras de ese personaje, su falta de integridad y coherencia.
Y, así, en este proyecto, no se cita el lawfare, la palabra maldita que los jueces nunca reconocerían; pero, de ese modo, quedan lagunas, ya que hay diferentes interpretaciones entre los partidos, los politólogos, etc., sobre la amplitud y el perímetro de la amnistía.
La realidad es que el proyecto de ley debería haber sido firmado por todos los partidos: PSOE, Sumar, Junts, ERC, PNV, EH Bildu y BNG, pero, al final, sólo fue firmada por el PSOE; y ahora todos dan diferentes argumentos sobre su no firma.
Excepto Jordi Turull (Junts) que ha dicho que dan por cerrado el redactado final, pues cumple todas sus expectativas’, y desmiente que los beneficiados, según el PSOE, serán 309 independentistas más 70 policías, y ha comentado que los beneficiados finales se acercarán a las cifras que dio Òmnium, es decir, 1432 represaliados (lejos de los 4000 casos reales). Turull justifica que no aparezca el concepto del lawfare, por ser un concepto político, no jurídico. Y es verdad, pero en la justificación, si hubiesen tenido la voluntad y el valor precisos, lo deberían haber introducido. Según Turull este proyecto cumple todas las garantías, y concluye que no firmaron el proyecto, a petición del PSOE, porque había otros grupos que no firmaban por no verlo claro.
Para mi es triste ver que incluso Junts, comulgue con ese proyecto, a pesar del giro copernicano de sus motivaciones, y de sus límites, pues ver la disparidad de cálculos sobre los beneficiados, muestra que no está bien delimitado, y, así, los jueces tendrán las manos bastante libres para hacer sus interpretaciones.
Ayer, Félix Bolaños, el ministro de la presidencia en funciones, en una presentación televisada del proyecto, volvió a insistir, machaconamente, en la mejora de la convivencia en Catalunya; que en el 2023 estamos mucho mejor que en el 2017; que la sociedad catalana ha mostrado en repetidas ocasiones que queremos pasar página de los tristes momentos vividos. El papagayo repitiendo la voz de su amo.
Así, que todo sigue igual, más de lo mismo, pero, ahora, con el consentimiento de Junts (el de ERC ya lo tienen asumido desde hace años).
Parece ser que esta ley, como más pronto, se podrá aplicar el próximo mes de marzo, ya que el PP lo frenará todo lo posible en el senado, en el que tienen mayoría, y ya están modificando el reglamento, para poder demorar hasta dos meses su respuesta; y, por lo que he oído, un portavoz del PP ha comentado que no marcarían como hábil el mes de enero en esa cámara, así, sus vacaciones navideñas serán casi de dos meses y retrasarán más su tramitación.
Todo es vergonzoso; pero de los españolistas no me extraña nada. Pero que Junts, que Carles Puigdemont, después de fijar unas expectativas claras, haya bajado tanto el listón …, me ha dejado muy tocado.
A mi modo de ver, aquí en Catalunya nos espera también más de mi mismo, rencillas entre Junts y ERC, pues cada uno querrá mostrar un relato en el que quede bien, y, claro, mal su opositor. Eso es lo único que les interesa a ambos.
Y eso denota que de cada vez están más alejados la realidad; así, adaptando un meme que circula por las redes, refiriéndose a España, podemos decir también que ‘hay 3 Catalunyas, la de los unos, la de los otros, y la de los que estamos hasta los cojones de los unos y de los otros’.
Por eso me parece que puede ser interesante la lectura de las siguientes fábulas:
‘El cuento del monte y el general
Cuentan que, en el receso de una batalla, el general de un poderoso ejército se presentó en el templo tofuku, donde moraba un monje que tenía la fama de ser la persona más sabia de su tiempo y la más dotada espiritualmente.
Si deseo no era más que el de saludarlo, ya que ambos habían compartido tristezas y alegrías de la infancia en una pequeña aldea, no demasiado lejana del lugar donde se levantaba el templo.
Cuando uno de los asistentes lo recibió en la entrada del templo, el general le dijo: Dile al maestro que el general Kitagaki está aquí para verlo.
El discípulo entró en el templo y volvió a salir después de unos minutos, y le dijo: el maestro dice que no puede verlo, dice que no conoce a ningún general.
Sin duda se trata de un malentendido, dile al maestro que volveré mañana.
Al dia siguiente el general volvió a presentarse frente al templo. En el camino había estado pensando que quizás hubiera más de un maestro en el templo, seré más claro esta vez, pensó Kitagaki. Así que cuando el discípulo salió a recibirlo, le dijo: dile al maestro Ho que el general Kitagaki está aquí para verlo.
El joven hizo una reverencia y entró al templo. Al salir, su respuesta fue idéntica a la del día anterior: el maestro Ho dice que no puede verlo, y que no conoce a ningún general.
Dile que regresaré mañana, dijo otra vez Kitagaki, y dile que más le vale no negarse de nuevo a verme.
Aún no había salido completamente el sol la siguiente mañana, cuando Kitagaki se detuvo de nuevo frente a las puertas del templo tofuku y utilizando su voz firme y sonora, se anunció frente al discípulo que estaba allí: dile al maestro que el general Kitagaki, líder del ejército del Sur, demanda verlo.
Nuevamente, el discípulo desapareció dentro del templo y al regresar repitió: el maestro dice que no puede verlo pues no conoce a ningún general ni tiene idea de qué es el ejército del Sur, pero le envía esto: entonces le tendió al militar un pequeño caballito de madera, el tipo de juguete que habría usado un niño de cinco años.
Entonces, de pronto, aparecieron en la memoria de Kitagaki imágenes de la pequeña aldea en la que había crecido, oyó las voces de los niños corriendo y la suya propia, cuando jugaba con figuras de madera como la que en ese momento, tantos años después, tenía entre sus manos. Permaneció un minuto en silencio y luego se dio cuenta de su error, y dijo: pídele disculpas al maestro, dile que su viejo amigo Kitagaki está aquí para verlo.
El discípulo volvió al interior del templo, y, al cabo de unos minutos salió acompañado del maestro que, abriendo los brazos hacia Kitagaki, dijo: Viejo amigo, qué gusto que estés aquí. Hace tres días que te estoy esperando’
‘El país de las cucharas largas:
Un hombre que viajaba mucho y había vivido muchísimas experiencias, contó esta historia sobre algo extraño que le sucedió:
De entre todos los países que había visitado, recordaba de forma especial el País de las cucharas largas. Había llegado a ese país de casualidad. En realidad, iba a París, pero en un cruce de caminos, torció hacia el País de las cucharas largas.
Al final del camino, se encontró con una casa enorme, que estaba dividida en dos pabellones: u o al oeste y otro al este. Aparcó el coche y salió. Delante de la casa había un cartel que decía: ‘País de las cucharas largas’. En la casa solo había dos habitaciones: una habitación negra y una habitación blanca. Un largo pasillo conducía hasta ellas. A la derecha se encontraba la habitación negra y a la izquierda, la blanca.
Primero torció hacia la habitación negra, pero, de pronto, y antes de llegar a una puerta muy alta, escuchó algunas quejas y gritos lastimeros: ayyyy, gritaban desde el otro lado de la puerta.
Los quejidos y gritos de dolor le hicieron dudar, pero siguió adelante, y al entrar, se encontró una mesa muy larga con cientos de personas alrededor. El centro de la mesa estaba lleno de fantásticos manjares, los platos más suculentos y apetecibles. Pero, aunque cada uno tenía una cuchara con el mango muy largo atada a la mano, todos se morían de hambre ¿la razón? Tenían unas cucharas cuyo mango era el doble de la longitud del brazo. Todos alcanzaban a la comida, pero luego no podían llevársela a la boca. La situación era desesperante y los gritos de angustia y hambre de las personas, le hicieron alejarse a grandes zancadas de allí.
Entonces fue a visitar la habitación blanca, justo al lado opuesto. Lo primero que le llamó la atención al avanzar por el largo pasillo fue el silencio. No escuchaba gritos ni lamentaciones. Cuál fue su sorpresa al entrar y ver, igual que en la otra sala, una enorme mesa con manjares al centro, todos tenían la misma cuchara larga atada a las manos. Sin embargo, no morían de hambre, porque cada uno tomaba el alimento del centro y lo daba a comer a la persona que tenía enfrente. De esa forma, todos podían comer.
El hombre dio media vuelta y volvió a su coche, ahora sí, de camino a París’.
(https://tucuentofavorito.com)
Me parece que esto es lo que nos pasa, pues aquí, los diferentes líderes no bajan de su presunto pedestal, y así no hay diálogo; como no lo hay con el estado español, que nos quiere y tiene sumisos y dentro de su constitución. Y, claro, como en el país de las cucharas largas, sólo pensando en nosotros mismos, sin ser solidarios, no tendremos salida posible.
Y eso es lo que ha conseguido Pedro Sánchez, con esta ley de amnistía, seguir teniéndonos divididos, y somos tan burros y egocéntricos, que no nos damos cuenta de que caemos en sus trampas, de cuatro patas.
Pero eso sí, estando tan preocupados por la ‘convivencia’ en Catalunya, no se han dado cuenta de que donde realmente falta convivencia y diálogo, es en su España, que está dividida y de forma agresiva; y anclada en el franquismo.
Por todo ello, ahora, sintiéndome huérfano, seguiré con mi compromiso personal de manifestarme en la avenida Meridiana de Barcelona, hasta la amnistía efectiva, y después ya veremos; pues si hasta Carles Puigdemont ha cedido lo que no es cedible, como es la ‘épica del relato ético’, las bases, como mínimo, deberíamos replantearnos el futuro como activistas, buscando sistemas más efectivos y conjuntos.