Ayer, oyendo el ilegítimo ‘mitin’ realizado por Pedro Sánchez en plena campaña electoral, en el Cercle d’Economia, y hoy, leyendo que el consejo general del poder judicial envió una guía para facilitar que los jueces planteen cuestiones al constitucional y al tribunal de justicia de la UE, para frenar la futura ley de la amnistía, constatamos que, efectivamente, en el reino español, siguen con su cultura hidalga del ‘sostenella e no enmendalla’, ‘mantenella e no enmendalla’, o ‘mantenella, sostenella e defendella’, como apunté ayer, y sigo argumentando a continuación.
Pedro Sánchez, incumpliendo los espacios tasados para los diferentes partidos durante las campañas electorales, ayer efectuó un mitin en el mencionado Cercle d’Economia, un reducto de empresarios de élite, pero totalmente marginal, ya que dicha entidad tiene una relevancia ínfima socialmente, a pesar de que los medios de comunicación sistémicos le den un protagonismo que no tiene, pues históricamente ha sido y es irrelevante, al margen de la influencia que individualmente tenga o quiera tener cada empresa.
Ese centro fue creado en 1958, con un aire de catalanismo liberal bajo el patrocinio del historiador Jaume Vicens i Vives (1910 – 1960), con el objetivo de hacer de puente entre el régimen franquista y los empresarios catalanes, que, en aquella época eran testimoniales y reprimían sus sensibilidades catalanistas al ámbito privado, por temor a todo tipo de represalias. Pero, tras la multitudinaria expresión independentista de la ciudadanía, ese centro se decantó, de forma descarada, por la defensa a ultranza del unionismo español. Y claro, en ese ambiente conservador, Pedro Sánchez se encontró como pez en el agua, pues todos los asistentes fueron y actuaron de palmeros.
Y en ese caldo de cultivo, Pedro Sánchez mostró, asimismo, su personalidad de Dr. Jekyll y de Mr. Hyde, como en la novela ‘El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde’, publicada en 1886 por su autor Robert Louis Balfour Stevenson (1850 – 1894)
Y esa esquizofrenia la mostró, sin el menor rubor, asegurando que respetaría los pactos acordados con ERC y Junts para garantizar su investidura como presidente (y entre esos acuerdos está la financiación singular de Catalunya, que no señaló) y, en paralelo, apuntó que la mejora de la financiación de Catalunya se ajustará a lo que fija nuestro Estatut.
Parece mentira, pues ni el dios Jano, con su doble naturaleza, podía mantener, al mismo tiempo, una contradicción tan relevante.
De todos modos, decir que se ajustará a lo que fija el Estatut de Catalunya, es un reconocimiento de que nunca, y nunca es nunca, han cumplido con esa ley orgánica; la han incumplido impunemente, sin ningún tipo de repercusión, ya que la fiscalía (ni de oficio ni a requerimiento), por citar un órgano del poder judicial, nunca ha interpuesto ni aceptado ninguna impugnación al respecto.
Y esto muestra el doble rasero judicial – punitivo, ya que, al menor incumplimiento del más irrelevante reglamento, por ejemplo, del Parlament de Catalunya, por parte de los partidos independentistas, les cayó encima todo el peso del poder judicial, policial, mediático, etc.
Por eso lo tenemos claro, todo es más de lo mismo, como lo era en plena dictadura franquista: todo contra Catalunya, tierra rebelde, tierra conquistada, tierra que ha de ser castigada, por los siglos de los siglos.
Y en ese pandemónium (pandemonio), en ese confuso lugar de todos los demonios, como expresó John Milton (1608 – 1674) en su obra ‘El paraíso perdido’, publicada en 1667, no nos extraña que hoy se haya conocido que el consejo general del poder judicial, el pasado lunes 20, tramitase, a través de su correo corporativo a todos los jueces, una guía contra la amnistía, en la que se facilitaban dos formularios para que los magistrados puedan elevar cuestiones de inconstitucionalidad o cuestiones prejudiciales al tribunal constitucional y al tribunal de justicia de la UE.
Algunos jueces, sin querer verse identificados en los medios, han manifestado su malestar por el hecho de que el consejo intervenga para frenar la futura ley de amnistía; y eso muestra el miedo de esos magistrados minoritarios, a ser represaliados o ver frustrada su carrera judicial.
Y, claro, este pandemónium nos muestra y confirma que en el estado español predomina Mammon (*), que en arameo significa el ‘dios de la avaricia’, la pleonexia, de origen griego, que significa la avaricia, la codicia, ‘el deseo insaciable de tener lo que por derecho corresponde a otros’.
(*) yo diría que en el reino español predomina el mamoneo, el mamonear, que, según el diccionario de la RAE, significa: ‘actuar con interés y torpeza para conseguir un beneficio sin esfuerzo (…) actuar con desidia, perdiendo el tiempo en cuestiones inoportunas’
Así que no tenemos que esperar nada del reino español, salvo la represión, la explotación, en definitiva, el trato propio de las colonias. Pero, claro, todo vestido con mentiras, falacias, embustes, engaños, etc., para seguir teniendo cautivos a sus acríticos votantes, a sus votantes catalanes unionistas españoles, descendientes de la mentalidad de Felipe V, vencedor en 1714, de la mentalidad franquista, vencedora en 1939 y que todavía perdura, de forma más o menos camuflada.
Los independentistas sabemos que ese más de lo mismo, en realidad se materializa en una clara expresión del ‘más es menos’, como vemos, pues las repetidas promesas de lluvia de millones, siempre acaban en la infrafinanciación e inversiones estructurales deficitarias; así que es una tergiversación diabólica y perversamente aplicada del ‘menos es más’ (less is more), cita atribuida al arquitecto Mies Van der Rohe (1886 – 1969)
Yo no entiendo nada, no puedo comprender que haya catalanes que caigan ‘agradecidos’ en la red del españolismo, y les sigan votando, que prefieran el mamoneo.
De todos modos, muchos independentistas seguiremos persistiendo hasta el agotamiento extremo, como el viejo Santiago en la novela ‘El viejo y el mar’ (The old man and the sea), publicada en 1951 por Ernest Miller Hemingway (1899 – 1961).
En esa novela, Santiago, tras grandes esfuerzos, logra capturar un enorme marlín (tiburón mako, pez vela similar al pez espada), y una vez consigue darle muerte y atarlo a su barca, para irlo arrastrando hasta el puerto, el viejo va pensando en el alto precio que tendría en el mercado y cómo lo distribuiría, ve, que poco a poco, otros tiburones y peces de toda clase se van comiendo a su presa, dejando solo el esqueleto.
Pues bien, aunque muchos podamos pensar que esa es una buena metáfora de nuestro sino (la pesca fue nuestro referéndum), no desfalleceremos, ya que, al menos, podremos dormir con la conciencia tranquila, no como los que se han vendido a las promesas de las excelencias del paraíso perdido (volviendo con el citado Milton) y, menos todavía, a los que se aprovechan de ir mordiendo y comiendo de la presa del viejo, es decir, de los que, olvidando su ‘independentismo’ prefieren ir aprovechándose de la coyuntura criticándonos y ridiculizándonos.
Milton, en 1671, escribió un poema titulado ‘El paraíso recuperado’ (recobrado); y los independentistas catalanes sabemos que, a pesar de las satánicas tentaciones unionistas, no sucumbiremos, persistiremos, insistentemente (indesinenter), pues sabemos que es preferible el abismo a más de lo mismo, como mencionó Luis Eduardo Aute (1943 – 2020), en su canción ‘Más de lo mismo’ (2012)