82% de los mexicanos afirman que sus prioridades cambiaron como resultado de la pandemia y esto ha impactado en su forma de comprar
Aun con el incremento de precios (10%), no hubo una desaceleración del consumo en México
Ciudad de México, México. 4 de abril de 2022 – Las circunstancias y la inminente brecha económica generada a partir de la crisis pandémica han obligado a los consumidores mexicanos a reevaluar lo que les importa, a priorizar gastos y con ello a transformar sus hábitos de compra. Al cierre del 2021, se registró un 6.5 por ciento de inflación, nivel más alto de los últimos 29 años, y si bien no provocó una desaceleración notable en el consumo, si ha impulsado a que la mayoría de los mexicanos continúen vigilando sus gastos y tengan prioridades y estilos de vida muy distintos a los que tenían 2 años atrás.
El estudio global de NielsenIQ, Consumer Outlook 2022, identificó cinco grupos de consumidores mexicanos en función del impacto económico de la pandemia en su seguridad financiera y los patrones de gasto asociados: Strugglers (33%), personas que han sufrido inseguridad financiera durante la pandemia y que continúan igual; Rebounders (26%), quienes experimentaron pérdida de ingresos o de empleo, pero ahora sienten que están volviendo a la normalidad; Cautious (32%) los que no se han visto afectados financieramente pero son cautelosos con el gasto; Unchanged (4%) aquellos que no se vieron impactados y siguen gastando lo mismo; y Thrivers (4%) individuos que ahorraron dinero durante la pandemia y se sienten más seguros económicamente.
Estos perfiles nos permiten entender de mejor manera los actuales hábitos de consumo, por ejemplo, aun cuando a nivel mundial se ha observado un claro incremento en las compras en línea desde 2020, en México la mayoría de los consumidores (54%) sigue prefiriendo hacer sus compras en tiendas físicas, el 43% se considera comprador “omni” por consumir regularmente a través de canales físicos y en línea, y solo el 3% se reconoce como comprador leal del canal online.
En específico los Strugglers y los Rebounders muestran comportamientos que indican que no tienen margen de error de gasto en comparación con los grupos más seguros. Estos dos grupos prefieren reabastecer sus alacenas para evitar la falta de existencias y compran en tiendas físicas porque no terminan de confiar del todo en las tiendas en línea.
Monitoreo de precios, crucial para los mexicanos
Con el incremento de los costos de los productos, los consumidores cuidan aún más su presupuesto, en promedio, los consumidores mexicanos emplean hasta 2.5 tácticas de ahorro para administrar mejor su gasto. De acuerdo con la encuesta, la mayoría monitorea constantemente los precios, el 25% deja de comprar si estos suben, el 22% solo cambia de marca si sube el precio, el 10% sigue comprando el producto de su preferencia sin importar que este sea más caro de lo usual, mientras que el 15% compra la marca que sea, siempre y cuando esté en promoción. Y, si bien el 24% de los compradores en México suele elegir el precio más bajo cuando compara entre distintos productos, son los Rebounders y los Thrivers quienes se esfuerzan más en esta práctica. Los Strugglers, por otro lado, son los que más han cambiado su forma de comprar para poder controlar sus gastos. De hecho, este grupo prefiere no comprar (34%) o bien consumir lo más barato sin importar la marca (28%).
Y es que, para muchos consumidores aún no existe un contexto claro de la situación pandémica y su impacto, por lo que la mayoría de los mexicanos (91%) permanecen a la expectativa y siguen siendo cautelosos con sus compras.
Sin lugar a duda, han cambiado las prioridades al tiempo que la situación sigue transformándose en los diferentes aspectos de la vida. Se espera que, en los próximos 12 meses, los aspectos prioritarios para los mexicanos sean: salud mental (72%), ahorrar para enfrentar cualquier imprevisto (71%), manejo del estrés y tiempo de relajación (67%), así como salud física (66%) y seguridad financiera y laboral (66%).
Si la pandemia por COVID-19 toma el camino que muchos estamos proyectando, y las economías comienzan a recuperarse, los consumidores que sufren mayores dificultades podrían tener cada vez menos limitaciones y los más cautelosos podrían comenzar a relajar su mentalidad controladora de los costos. El panorama podría tornarse en uno más positivo, tanto para los consumidores como para las empresas, y la misma oferta y demanda movilizarían el mercado para que finalmente existiera una recuperación para nuestro país y el mundo.