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Más que una blusa…

Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

Siendo honestos poco o nada tendría que importarnos la ropa que usó la no primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller en el mensaje decembrino que dio junto a su esposo el presidente, Andrés Manuel López Obrador, al final del día como población, teóricamente,  nuestro interés tendría que ser hacia la labor del presidente en materia de seguridad, corrupción, salud, economía y bueno, todo lo que implica gobernar un país.

Sin embargo, no es así, el mensaje decembrino pasó a segundo plano y el tema del que se habló fue del parecido de la blusa que usó con una de Gucci que tenía un costo de 1,900 dólares que serían más o menos unos 37 mil pesos, evidentemente las redes sociales aprovecharon el momento para hacer válido su sentir sobre el contexto que se está viviendo y lo poco en sintonía en el que está el costo de ésta, con la realidad de muchos mexicanos; Gutiérrez Müller, por su parte, aclaró el tema sobre el costo de la prenda compartiendo solamente una captura de pantalla de la blusa que portó, misma que tenía un costo de no más de 1,400 pesos.

Lo cierto es que, para muchos, el rol de la investigadora como compañera del presidente sigue siendo de suma importancia y, sin duda alguna, su imagen afecta en todo sentido la de su marido por ser –sin afán de ofender- una extensión de la investidura que él representa. Si bien es cierto que de haber sido verdad que la no Primera Dama estaba usando la blusa Gucci esto hubiera sido un mensaje -no intencionado- contrario al que pregona el Presidente –austeridad- y, por lo tanto, estaría cayendo en una incongruencia; aunque también, siendo realistas, ella se encuentra en todo su derecho de invertir su sueldo en lo que a ella más le convenga.

Ahora, no me malinterpreten, no es que la este defendiendo, porque tampoco es así. Ciertamente el personaje de la familia presidencial que más dolores de cabeza ha dado para el manejo de la imagen del Presidente ha sido la no Primera Dama y es que todos recordamos, por ejemplo, la respuesta que dio a un padre de familia que le preguntó en redes cuándo atendería a los padres de familia de niños con cáncer a lo que ella respondió “No soy médico…”; también, cuando apareció en la revista “¡Hola México!” –tal como lo hacía su antecesora Angélica Rivera- como parte de un reportaje por su viaje al extranjero como esposa del presidente; o bien, su más reciente ascenso en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) cuando el gobierno de su esposo eliminó los fideicomisos de dicho organismo, sólo por mencionar algunos.

Honestamente, lo que muchos esperábamos es que el papel que desempeñaría fuera uno secundario, casi inexistente aunque, ha quedado claro, que no es, ni será así. Y por lo mismo, a pesar de que no debería ser trascendental, Gutiérrez Müller deberá cuidar cada aspecto de su imagen física porque para muchos esto podría opacar –como ya pasó- el objetivo de su presencia junto al Presidente; asimismo, deberá tomar nota que cada reacción en redes sociales, cada actividad pública y en general su imagen serán motivo de escrutinio y sumará o restará a la imagen de su esposo.