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‘Meridiana Resisteix’ (resiste) y resistirá

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Hoy será el 794 día de manifestación de nuestro colectivo, y, como toda organización, ha ido reflejando el ciclo vital estudiado por Oswald Spengler (1880-1936). Este autor, en su obra, ‘La decadencia de Occidente’ (1918-1922), consideró que toda cultura es un súper-organismo, con un ciclo previsible y limitado, ajustado a las fases propias de todo ser vivo, es decir: juventud, crecimiento, florecimiento y decadencia.

Y si ese ciclo se puede constatar en el Imperio Romano, que, si bien se transformó de República a Imperio, acabó sucumbiendo, pues nada humano es infinito, como tampoco lo son las ideas.

Incluso nuestro movimiento independentista catalán está experimentado ese proceso vital. Si bien, es curioso que sigamos considerándolo un ‘movimiento’, cuando en según qué momentos, parece inmovilizado.

Y es cierto que la represión del reino de España está siendo demoledora, y aunque tengamos políticos y representantes sociales que intentan seguir impulsando la carreta, la verdad es que o no lo hacen convencidos o se ven incapaces, pero no lo reconocerán. Por todo esto, la situación es muy compleja, y lo que predomina es el estado depresivo, como he comentado en otros escritos.

Todos estamos cansados, y los que estuvieron en primera línea, y han sido juzgados o están a la espera, con más razones. Y, no ver un futuro claro, habiéndolo tocado casi con los dedos, tiene un efecto psicológico demoledor.

Y claro, todo se contamina, es como el efecto de tirar una piedra a un lago tranquilo, al final las ondas llegan hasta el último rincón, en mayor o menor medida.

Y evidentemente, también han llegado a nuestro pequeño colectivo asambleario que nos manifestamos diariamente en la avenida Meridiana de Barcelona.

Por todo esto, me parece importante parar y descansar. Y, después leer los siguientes fragmentos:

Fases:

Al principio creía que un Maestro debe tener razón en todo.

Después, imaginé que mi maestro se equivocaba en muchas cosas.

A continuación, me di cuenta de lo que era correcto y de lo que era equivocado.

Lo equivocado era permanecer en cualquiera de las dos primeras fases.

Lo correcto era hacer comprender esto a todo el mundo.

(Ardabili)

La unión hace la fuerza

Cada vez que un ganso se sale de la formación y siente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de volar solo y de inmediato se reincorpora al grupo, para beneficiarse del poder del compañero que va delante.

Cuando un líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar.

Todos están dispuestos a asumir sus responsabilidades.

Los gansos que van detrás producen un sonido y lo hacen con frecuencia para estimular a los que van delante a mantener la velocidad.

Cuando un ganso enferma o cae herido, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo, y se quedan con él hasta que esté nuevamente en condiciones de volar, o hasta que muere.

En el grupo, cada uno se beneficia de los que van delante, y benefician a los que van detrás. Y esto de forma rotatoria.

Volando en formación de D (delta mayúscula, cuarta letra del alfabeto griego) la eficacia es la mayor.

(http:///familiaycoaching.com)

Realmente, hay sumas que multiplican mientras que otras sumas, que restan (como dice determinado anuncio).

La situación es compleja, y no podemos caer en la tentación de quedarnos al sofá.

Sé que muchos compañeros participan en diferentes colectivos, así que estoy seguro que trabajaran más en ellos; pues son independentistas de ‘piedra picada’. Y todo suma.

Y, efectivamente, como colectivo, hemos sido y seremos lo que queramos, pues el espíritu lo formamos los que participamos. Y no hay que sacralizar nada, sabemos que somos un medio para conseguir el fin que realmente nos identifica a todos los colectivos independentistas.

Igualmente sabemos que la avenida Meridiana en su cruce con Fabra i Puig, se ha convertido en un punto de concentración / manifestación, un referente más de los que hay en toda Catalunya, y los vecinos saben dónde ir, si les apetece. Y también lo saben los unionistas, que viene a hacer oposición.  

Es preciso metamorfosearnos, para adaptarnos a las nuevas necesidades y posibilidades. Hace mese que ya no nos dejan cortar la avenida, los gobiernos de Aragonés y Colau se han doblegado a la derecha represora, y nos hemos adaptado, a desgana y a disgusto, claro. Y sabemos que ante hechos puntuales como el de Charlie Hebdo, o Julian Assange, muchos de ellos expresarán la libertad de expresión. Pero cuando ésta es próxima e incomoda, ya lo ven de otea manera, ese es su cinismo.

Y esa metamorfosis siempre ha de ser con la perspectiva de saber que todo suma, desde el que lleva el timón, hasta el que hace de contrapeso. Sin la base, no habría D, (delta mayúscula, cuarta letra del alfabeto griego) es decir, no habría triángulo isósceles, y el grupo sería ineficaz.

Ayer repesqué de mi biblioteca el librito ‘Indigneu-vos’ (indignaos), de Stéphane Hessel (1917-2013), al que me refería en un escrito de hace meses, y al que considero que será interesante volver a recurrir, por su claridad y  por su actualidad; y recordarlo a muchos que salieron del 15 M (movimiento juvenil revolucionario surgido el 15 de mayo del 2011) que gritaban: ‘sí se puede’, ‘las calles serán siempre nuestras’.

En definitiva, que tranquilidad, tiempo al tiempo, esperar que pase la fuerte ola de calor, que todo lo altera. Y confiar que todos nos reencontremos de nuevo. Sabemos que somos gregarios, y masivamente, tendemos a ir a sitios y actividades concurridas, el efecto llamada es importante; y, por el contrario, no vamos a restaurantes, cines o teatros vacíos, que desmotivan. Y así estamos.

Ya lo comentó Sun Tzu (544 aC-496 aC) en su ‘Arte de la guerra’, dispersar las fuerzas, si son escasas, es una temeridad. Pero tenemos lo importante que consideraba ese autor, que entre otras cosas dijo: quién no tiene metas, no las alcanza. Y nosotros SÍ QUE LAS TENEMOS.

Esta semana será nuestra manifestación número 800, y si hace falta, que no lo deseamos, haremos la 1000, la 2000…, el muro de Berlín cayó, cuando nadie lo esperaba.