- En una visita conjunta a República Dominicana, autoridades de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo y de la FAO constataron los avances del país en el reconocimiento y la formalización de las organizaciones de agricultura familiar, así como en el fortalecimiento de sus capacidades productivas y de comercialización, con el apoyo del programa “Mesoamérica sin Hambre Amexcid-FAO”
Ante los embates de la pandemia y el impacto de huracanes y tormentas tropicales, agricultores familiares en República Dominicana son ejemplo de resiliencia. Con una adecuada organización comunitaria y apoyados por políticas públicas construidas de acuerdo con sus necesidades específicas, productores familiares diversifican su producción y logran vender frutas y hortalizas de forma directa y a un precio justo en mercados públicos y privados.
Así lo demuestran comunidades de Monte Plata, Higüey y Constanza que esta semana recibieron la visita de autoridades de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), acompañados de la Embajada de México en República Dominicana.
El embajador de México, Carlos Aysa González, dio la bienvenida a la misión y resaltó la importancia de la cooperación mexicana en la región para estrechar los lazos de hermandad entre los países mesoamericanos en beneficio de la población más vulnerable.
La visita comenzó en Santo Domingo con una presentación sobre los principales resultados del programa “Mesoamérica sin Hambre Amexcid-FAO” sobre la seguridad alimentaria y nutricional y el desarrollo rural. El programa apoya al Gobierno dominicano en la definición de mecanismos de gobernanza, la coordinación interinstitucional y la implementación de experiencias piloto que contribuyen a la validación de metodologías y buenas prácticas como base para la construcción de políticas públicas y marcos normativos.
“Las acciones de ‘Mesoamérica sin Hambre Amexcid-FAO’ aportan a la generación de conocimiento, que sustenta la construcción de políticas públicas. El programa siembra las semillas que facilitan la articulación de actores diversos en torno a un mismo objetivo: contribuir a la erradicación del hambre generando mejores oportunidades en el campo y garantizando la inclusión de mujeres y jóvenes”, destacó Rodrigo Castañeda, representante de la FAO en el país.
Los integrantes de la misión tuvieron ocasión de reunirse con representantes del Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, y Articulación Nacional Campesina. El encuentro giró alrededor de los resultados de la puesta en marcha del Registro Georreferenciado de Productores y Predios Agropecuarios, la formulación del anteproyecto de Ley de Agricultura Familiar y la vinculación de este sector productivo a las compras públicas.
“República Dominicana es el noveno país que visitamos en nuestra gira por los países de intervención de ‘Mesoamérica sin Hambre Amexcid-FAO’. En los territorios podemos comprobar de viva voz los resultados de este programa y estamos convencidos de que es una valiosa iniciativa. Vemos con satisfacción que el apoyo de México funciona y que logramos impactar desde el campo hasta las políticas públicas”, recalcó Gloria Sandoval, directora general de Ejecución de Proyectos en el Exterior de la Amexcid.
Las autoridades se desplazaron a Monte Plata, donde visitaron las instalaciones del Centro de Aprovisionamiento de Logística Agroalimentaria (Calagro) y conversaron con miembros de la junta directiva de la Cooperativa Agropecuaria y de Servicios Múltiples de Productores Familiares de Monte Plata (Coopapfmopla).
Posteriormente, se trasladaron a la Escuela Básica Mata Limón, que se beneficia de un sistema de captación y aprovechamiento de agua de lluvia (SCALL) instalado con apoyo de “Mesoamérica sin Hambre”. Con base en esta exitosa experiencia piloto en Mata Limón, el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie) y el Ministerio de Educación han planificado la construcción de más de 20 SCALL adicionales en la provincia, con el objetivo de garantizar el acceso a agua potable a más comunidades rurales.
En el municipio de Higüey, la misión visitó la casa sombra de la Fundación Jina Jaraguá. Este sistema de cultivo en un ambiente semiprotegido ha demostrado ser una tecnología de gran utilidad para diversificar y aumentar el rendimiento de la producción de la agricultura familiar. Productores del proyecto Villa Poppy, en el municipio de Constanza, también han aplicado esta forma de cultivo. En casas sombra, microtúneles y a cielo abierto producen zanahoria, lechuga, tomate y fresas, entre otros productos.
Bajo el liderazgo del programa SUPÉRATE, las familias del proyecto Villa Poppy, que cultivaban en el área protegida de Valle Nuevo y fueron reubicadas en Río Grande, han fortalecido sus capacidades productivas y de comercialización, y hoy venden directamente sus productos a restaurantes y supermercados, convirtiéndose en un modelo para otros territorios del país. “Mesoamérica sin Hambre Amexcid-FAO” ha apoyado este proyecto piloto con acompañamiento técnico y en la elaboración de planes de negocios.
La misión terminó en el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, donde las autoridades de la Amexcid y de la FAO se reunieron con el viceministro de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Rural, Domingo Matías. El funcionario agradeció el apoyo de “Mesoamérica sin Hambre” en la construcción de una guía metodológica para la elaboración de planes de desarrollo territorial.
“Este instrumento consolida las herramientas de distintas instituciones y contribuye a compartir una estructura y enfoque en la planificación territorial. Es una herramienta para la construcción de políticas desde y para los territorios”, afirmó el viceministro Matías.
Los integrantes de la misión resaltaron el compromiso y esfuerzo de las familias agricultoras, así como su apropiación de las acciones impulsadas por el programa. Además, subrayaron la voluntad de las instituciones dominicanas para escalar las experiencias piloto y llevar estos esfuerzos a instrumentos de política que aseguren la sostenibilidad de las iniciativas de desarrollo.