México requiere una legislación moderna para una gestión eficiente de los residuos sólidos, donde se facilite el reciclado y la incorporación de nuevos materiales a los procesos productivos, estableció la diputada federal del PRI, Marcela Velasco González.
Su propuesta, mediante iniciativa, es que se modifiquen diversas disposiciones a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos Sólidos, para incluir conceptos clave en la aplicación de políticas públicas como: economía circular, ecodiseño, ecoetiquetados, logística inversa, responsabilidad extendida y reúso.
Explicó: el crecimiento de los desechos sólidos, es causa de preocupación por la contaminación que provocan a los ecosistemas; además la extracción y uso de materias primas trae como consecuencia el consumo de más energía y la emisión de dióxido de carbono (CO2), de ahí la urgencia, en adoptar medidas que permitan emplear de manera inteligente los bienes primarios de consumo.
La legisladora por el Estado de México, pormenorizó el contenido de la iniciativa de ley. El término de economía circular, se aplica a los modelos de producción y consumo, implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos; la responsabilidad extendida del productor, consiste en garantizar que los fabricantes se encarguen de los artículos en cada fase de su vida, los recuperen, reciclen y dispongan adecuadamente de ellos.
El ecodiseño en las mercancías, obliga a tomar medidas preventivas para disminuir el impacto ambiental en las diferentes fases de su ciclo de vida, desde la producción hasta la eliminación del mismo; por lo que se refiere al ecoetiquetado debe ser el distintivo que permita informar y estimular a los consumidores a escoger productos y servicios con menores daños sobre el medio ambiente; el objetivo insistió, es facilitar su reciclado y la reincorporación de materiales a los procesos productivos.
La aprobación de la reforma, indicó Velasco González, permitiría a la Federación expedir normas oficiales mexicanas con criterios de eficiencia ambiental y tecnológica que deberán cumplir, entre otros, los materiales de envase, empaque y embalaje de cartón y plástico; automóviles, neumáticos; pilas; acumuladores y baterías; electrodomésticos; electrónicos; productos tecnológicos y textiles, mismos que al desecharse se convierten en residuos.