Miles de ojos cegados

este escrito he copiado el título de una de las fábulas de Juan Eduardo Zúñiga Amaro (1919 – 2020), autor de diversas obras, como ‘Inútiles totales’ (1951), ‘Trilogía de la guerra civil en Madrid’ (2007), ‘Brillan monedas oxidadas’ (2010), etc. Y en este escrito, con el tema de ‘la información, contrainformación y desinformación, me ha parecido muy adecuado recordar al citado autor, reproduciendo una de sus fábulas, incluida en ‘Fábulas irónicas’ (2018)

Es sabido que estando en una época dominada por las redes sociales, con sus pros y contras, el resultado más evidente es la desinformación y, finalmente, el cansancio, la abulia, el desconcierto y el distanciamiento de todo.

Ante esta situación, se requiere un cierto criterio, y la necesidad de contrastar las informaciones, para, en última instancia, acabar confiando en unos pocos medios y periodistas; y eso requiere, obviamente, un mínimo trabajo, pero muchos prefieren no hacer el más mínimo esfuerzo y, por comodidad, se limitan a cuatro titulares breves y efímeros, sin más.

De todos modos, hay aspectos positivos de esa súper información, y uno de ellos es la imposibilidad de ser controlados por los diferentes poderes (políticos, económicos, religiosos, etc.), pues ya no tienen el monopolio y el control de lo publicado, por lo que han perdido la posibilidad de seguir imponiendo su relato interesado y sus censuras.

Así, esos poderes, han pasado a actuar como otros emisores autogestionados, utilizando la contrainformación alternativa, o contrainformación, para desviar la atención de los posibles lectores y, claro, conseguir el mayor número posible de ‘likes’ y, en definitiva, la mayor difusión; y, en el fondo, evitar el conocimiento de los verdaderos temas, que es su objetivo central.

De ese modo, los lectores nos vemos alejados de la realidad, ya que no nos aclaran las seis preguntas esenciales: qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué (son las famosas 6W, ya que, en inglés, estas seis palabras contienen la letra w)

Centrando el tema, vemos que desconocemos aspectos básicos, como, por ejemplo:

Ignoramos las cláusulas ocultas del pacto de investidura entre ERC y PSC/PSOE, ya que el represor Salvador Illa, todavía mantiene 145 altos cargos del gobierno de ERC, en su ‘sottogoberno’, así como a unos 70 directivos en entidades públicas, como la Agencia Catalana del Agua, o el Servicio Catalán de Tráfico, el presidente del Puerto de Barcelona (Lluís Salvadó), la directora del 112, el director de estudios del autogobierno (Joan Ridao), el comisionado para el traspaso integral de Cercanías (Pere Macias), etc.; y si se suman altos cargos funcionariales, la cifra asciende a unos 300.

Y pasado más de un mes desde la investidura, seguimos teniendo informaciones confusas, ya que:

Salvador Illa (155), la semana pasada, en el Parlament, dijo que: ‘naturalmente, existe un gobierno diferente y con orientaciones diferentes y debemos proceder al cambio de responsables’; y se dio 3 semanas para completar los relevos. Pero la realidad es que Illa tiene problemas para sustituir a tantos cargos, ya que no dispone de gente suficientemente preparada para colocar.

Marta Rovira, secretaria general y presidenta en funciones de ERC, por su parte, y de cara a la galería, pidió que dimitieran todos, o que Salvador Illa los cesara. Y avisó de que quedarse en el actual ejecutivo socialista es incompatible con seguir militando en ERC.

¿Cuál es la realidad?, ¿se trata de un mero problema de tiempo?, ¿el PSC/PSOE tiene personal de confianza para tantos puestos?, ¿ERC realmente interés de abandonar el barco?, o, más bien, ¿todo es un teatro y estaba pactado que así fuera?, o ¿es un reflejo de la disputa interna de ERC, ya que el citado Salvadó es afín e íntimo de Oriol Junqueras?

Yuval Noah Harari, en su último, ‘Nexus: una breu historia de les xarxes d’informació des de l’edat de pedra fins a la IA’ (Edicions 62, setiembre 2024)’, entre otras cosas señala que:

‘¿Qué es la información?: Siempre es complicado definir conceptos fundamentales (…) a los físicos les cuesta definir la materia y la energía, a los biólogos les cuesta definir la vida y a los filósofos les cuesta definir la realidad (…) pero están de acuerdo que es el bloque de construcción más básico de la realidad, más elemental que la materia y la energía.

(…) otro problema de cualquier intento de representar la realidad es que tiene muchos puntos de vista (…), así como un nivel objetivo que no depende de las creencias (…) y un nivel subjetivo, que si que las tiene en cuenta (…)’

Está claro que describir la realidad es complejo, ya que es multifactorial, y según la ‘ley Campoamor’, (Ramón María de las Mercedes (Pérez) de Campoamor y Campoosorio; Ramón de Campoamor, 1817 – 1901) en su poema ‘Las dos linternas’ (incluido en ‘Doloras’, 1846):

‘Y es que en el mundo traidor

nada hay verdad ni mentira:

todo es según el color

del cristal con que se mira’

Pero no debemos rendirnos ante las dificultades, ni dejarnos llevar por el subjetivismo y el relativismo.

Debemos ser exigentes, especialmente con nuestros políticos, ya que son nuestros representantes. Y estos representantes tienen la obligación de ser transparentes, y nunca efectuar pactos con clausulas ocultas, pues eso es contrario a los principios básicos de la democracia.

En caso contrario, nos pasará como explicó el citado Zúñiga, en su fábula titulada ‘Miles de ojos cegados’, en la que relató que el emperador Basilio II de Bizancio, durante el siglo X, mandó cegar a sus prisioneros búlgaros. Así no solo los inutilizaba para la batalla, sino también para poder referir los hechos ocurridos. Con ello instauró la barbarie, gobernando sobre ciegos físicos y -digamos- morales’.

Hay baremos, escalafones, y realidades más relevantes que otras, pero me parece claro que, si transigimos, aunque se trate de temas menores o triviales, el paso siguiente será tragar sapos mayores, hasta llegar a tragar verdaderos dinosauros.

Augusto Monterroso Bonilla (1921 – 2003) escribió el microrelato más popular, ‘El dinosaurio’ (1959):

‘Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí’

Pues bien, los independentistas sabemos que nuestro objetivo es la independencia, y que ocultar este tema, obviarlo, como hacen Salvador Illa (155) y también ERC, es una manera de contrainformar, para construir su propio relato de que nuestros deseos y reivindicaciones ya están muertos.

Por todo esto, debemos ser críticos y exigentes en todos los aspectos y momentos. En caso contrario, iremos anestesiándonos, poco a poco, sin darnos cuenta, que es, precisamente, su objetivo.

Debemos ser implacablemente rigurosos, pues la estrategia imperante es la de irnos cociendo, como al sapo, subiendo progresivamente la temperatura, hasta que ya no podamos escapar. Así que debemos protegernos del ‘síndrome de la rana hervida’, pues, en ese caso, no percibimos los daños hasta que son irreversibles, y así nos quieren, claro, descafeinados: hervidos o ciegos.