29 sep (Reuters) – El número de muertos por COVID-19 en todo el mundo superó el millón el martes, según un recuento de Reuters, un sombrío hito de una pandemia que ha devastado la economía mundial, sobrecargado los sistemas de salud y cambiado la forma de vida de las personas.
Los fallecimientos relacionados al nuevo coronavirus ahora duplican el número de personas que mueren anualmente de malaria, después de la mortalidad en las últimas semanas a medida que las infecciones siguen creciendo en varios países.
“Nuestro mundo ha alcanzado un hito atroz”, dijo en un comunicado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
“Es una cifra que te anestesia. Sin embargo, nunca debemos perder de vista todas y cada una de las vidas individuales. Eran padres y madres, esposas y maridos, hermanos y hermanas, amigos y colegas”, añadió.
En sólo tres meses las muertes por COVID-19 se duplicaron desde el medio millón, lo que supone un ritmo acelerado de defunciones desde que se registró la primera muerte en China a principios de enero.
Estados Unidos, Brasil e India suponen casi el 45% de todas las muertes de COVID-19 en el mundo, y América Latina es responsable de más de un tercio de ellas.
India es el último epicentro de la pandemia y en las últimas semanas ha registrado el mayor crecimiento diario de infecciones del mundo, con un promedio de unos 87.500 nuevos casos al día desde principios de septiembre.
De acuerdo con las tendencias actuales, India superará a Estados Unidos como el país con el mayor número de casos confirmados de COVID-19 a finales de año, mientras el gobierno del primer ministro Narendra Modi sigue adelante con las medidas de desconfinamiento en un intento de dar un impulso a una economía en problemas.
Más de 5.400 personas fallecen por la enfermedad en el mundo cada 24 horas, según cálculos de Reuters basados en los promedios de septiembre, un ritmo que abruma tanto a servicios funerarios como a cementerios.
Eso equivale a unas 226 personas por hora, o una persona cada 16 segundos. En el tiempo que se tarda en ver un partido de fútbol de 90 minutos, mueren de media unas 340 personas.
“Tanta gente ha perdido a tanta gente y no ha tenido la oportunidad de despedirse. Muchas personas que murieron estuvieron solas (…) Es una muerte terriblemente difícil y solitaria”, dijo la portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Harris. [nL1N2GQ092]}
(GRÁFICO-La magnitud de las muertes por coronavirus: tmsnrt.rs/36lV4zv)
LAS INFECCIONES SE ACELERAN
Los expertos en salud subrayan que es casi seguro que los datos oficiales tanto de muertes como de casos en el mundo, desde el primero que se notificó en China a principios de enero, estén subestimados, especialmente en los países con una capacidad de análisis limitada.
La tasa de mortalidad mundial notificada ha aumentado desde hace tres meses, cuando un promedio de unas 4.700 personas morían cada 24 horas a causa de la enfermedad relacionada con el COVID-19, es decir, una persona cada 18 segundos.
Las cifras de infección están aumentando de nuevo en Estados Unidos y estableciendo récords en Europa, que es responsable de casi el 25% de las muertes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de una preocupante propagación en Europa occidental a pocas semanas de la temporada invernal de gripe.
La OMS también ha advertido que la pandemia todavía necesita importantes intervenciones de control en medio del aumento del número de casos en América Latina, donde muchos países han comenzado a reanudar una vida social y pública normal.
Gran parte de Asia está experimentando una relativa calma tras salir de una segunda ola. En Australia, las autoridades han levantado algunos controles de viaje internos que se habían vuelto a imponer.
CAMBIOS EN LOS RITUALES
El elevado número de muertes ha provocado cambios en los ritos funerarios tradicionales y religiosos en todo el mundo, con las morgues y los negocios funerarios desbordados y los seres queridos a menudo impedidos de despedirse en persona.
En Israel no se permite la costumbre de lavar los cuerpos de los difuntos musulmanes, y en lugar de ser envueltos en una tela, deben ser envueltos en una bolsa de plástico para cadáveres. También se ha interrumpido la tradición judía de Shiva, en la que la gente va a la casa de los parientes en duelo durante siete días.
En Italia, los católicos han sido enterrados sin funerales o la bendición de un sacerdote, mientras que en Irak los antiguos milicianos dejaron caer sus armas para cavar tumbas en un cementerio especialmente creado y aprendieron a realizar entierros tanto cristianos como musulmanes.
En algunas partes de Indonesia, las familias en duelo han irrumpido en los hospitales para reclamar los cuerpos de las víctimas de COVID-19, por temor a que sus familiares no reciban un entierro acorde con sus creencias religiosas.
Un grupo indígena de la Amazonia ecuatoriana tomó como rehenes a dos policías y a un funcionario del Estado, exigiendo con éxito a las autoridades que devolvieran el cuerpo de un líder comunitario para un entierro tradicional.
En Estados Unidos, Indonesia, Bolivia, Sudáfrica y el Yemen se ha tenido que trabajar horas extraordinarias para cavar nuevas tumbas y localizar nuevos lugares de entierro a medida que los cementerios se llenan.
Reportes de Jane Wardell; reporte adicional de Shaina Ahluwalia, Seerat Gupta y Stephanie Nebehay. Editado en español por Javier López de Lérida y Marion Giraldo