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Nada nuevo bajo el sol

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Es sabido que, en España, el desprecio del otro es el deporte nacional, junto con la envidia, que bate todos los records; y como explico en este escrito, la vanidad no va a la zaga.

Anteayer, tras el discurso de ‘pseudo balance’ y perspectivas de futuro, efectuado por Pedro Sánchez, un periodista le preguntó, cual sería la postura del gobierno, ante la tesitura de que, en la mesa de diálogo, Pere Aragonès, el president de la Generalitat de Catalunya le plantease la necesidad de efectuar un referéndum de autodeterminación.

La respuesta del gallo Sánchez, fue: ‘Nada nuevo bajo el sol. El president Aragonès ya sabe que el estado, su gobierno, nunca hará ese referéndum, que no cabe en la constitución’.

Ya sabemos que la palabra de Sánchez no vale nada, pues hasta hace unos pocos meses, la amnistía también era imposible y era inconstitucional, según repetía él mismo; hasta que las elecciones le hicieron caer del caballo, y vio la conveniencia de ‘hacer de la necesidad virtud’.

Pero en este escrito me quiero centrar en el desprecio olímpico expresado con la frase: ‘Nada nuevo bajo el sol’.

Es verdad que nuestra exigencia no es nada novedosa; como tampoco lo es la actitud centralizadora del estado español. Siempre se dice que los malos alumnos superan a sus malos profesores. Así, aquí tenemos un jacobismo peor que el francés, que ya es decir.

Cada día tenemos ejemplos de ese centralismo, sin ir más lejos, ayer el ministro español de transportes y movilidad sostenible confirmó que el corredor del Mediterráneo pasaría por Madrid, y que ya han adjudicado a través de Adif, una nueva fase de la remodelación integral de la terminal de mercaderías de Madrid-Vicálvaro; se trata de un proyecto que la transformará en ‘uno de los nudos logísticos estratégicos para los tráficos de mercaderías de los corredores Mediterráneo y Atlántico. La adjudicación otorgada a Unión Temporal de Empresas (UTE) integrada por Dragados y Tecsa Empresa Constructora, ha sido por un importe de 32,4 millones de euros.

Está claro que si fuera por el gobierno español (tanto da que sea del PSOE o del PP), si de ellos dependiera, el Transiberiano, la carretera Panamericana, etc., pasarían por Madrid y, evidentemente, el mayor puerto del mundo, el de Shanghái, también estaría en Madrid, y claro, la futura estación lunar también se construiría en Madrid,  obviando toda lógica, todo razonamiento y sentido común, pues el estado español, y el gobierno de la comunidad de Madrid, tienen un sentido de la logística totalmente centrípeto, ya que, como el mayor agujero negro, la capital del reino absorbe todo lo que le rodea.

Sabemos que Pedro Sánchez no es de fiar, ya hemos visto muchos cambios de guion, y de giros copernicanos. Y, ayer, tuvimos un nuevo ejemplo, pues nos enteramos de que en el real decreto 6/2023, que regula diferentes aspectos, añade una modificación a la ley de enjuiciamiento criminal, que plantea que una cuestión prejudicial al Tribunal de Justicia de la UE, comporte la suspensión de las actuaciones hasta la resolución de dicho tribunal o que se acuerde la retirada de la consulta prejudicial.

El gobierno español dice que no hay ningún cambio, ni interés en complicar y retrasar la amnistía, si no que pretenden armonizar la legislación a la europea; si bien, aunque es cierto que las cuestiones prejudiciales tienen ese carácter suspensivo, no ha sido un criterio aplicado sistemáticamente por la justicia española; por ejemplo, el juez Manuel Marchena no esperó a saber el criterio de la justicia europea, a pesar de haber elevado una pregunta sobre la condición del eurodiputado Oriol Junqueras.

Es decir, sabemos que Pedro Sánchez hoy hace o dice una cosa, y mañana la contraria, sin ningún rubor, y eso tampoco es nada nuevo bajo el sol. Pero, claro, ningún jorobado ve su propia joroba.

Esa expresión de ‘nada nuevo bajo el sol’ (nihil novum sub sole; nihil sub sole novum) es una expresión de la Vulgata, la traducción latina de la Biblia, en concreto al Eclesiastés (cap. 1- vers. 9):

‘Vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué ven taja saca el hombre de todas las penalidades que se dan bajo el sol?

Una generación va, otra viene, y la tierra jamás cambia.

El sol sale, el sol se pone; y vuelve pronto a su lugar para volver a salir.

Sopla el viento hacia el sur y gira hacia el norte; luego vuelve a girar, y no deja de girar.

Todos los ríos van al mar, y el mar nunca se llena; y vuelven los ríos a su origen para recorrer el mismo camino.

No hay nadie capaz de expresar cuánto aburren las cosas; nadie ve ni oye lo suficiente como para quedar satisfecho.

Lo que ha sucedido, vuelve a suceder; y lo que antes se ha hecho es lo que se hará. No hay nada nuevo bajo el sol.

Si hay alguien que dice: ¡Esto es algo nuevo!; esto ya existía siglos antes de nosotros’

(Eclesiastés, Qoheleth)

Y esa descripción, atribuida al rey Salomón (Shelomoh ben David, c. 990 a.C. – c. 931 a.C.), encaja a la perfección con el gobierno español, desde siempre, pues lo que ha sucedido, vuelve y volverá a suceder, lo que se ha hecho, se repite, no hay nada nuevo bajo el sol. Todo es vanidad de vanidades de sus responsables, desde el nefasto rey Felipe ‘uve palito’ hasta el subalterno más bajo, todos son vanidosos de su ADN castellano.

Y claro, el narcisista Pedro Sánchez es el prototipo de esos vanidosos, pues, ideológicamente es inconsistente, ya que en su discurso de anteayer (repetidamente citado), indicó que España no participaría en la misión Atalanta, en el Mar Rojo, para frenar a los huties; y explicó que España es el estado que participa en más acciones internacionales; y por eso, hasta intentó un veto de la UE, argumentando que esa actuación no tiene las características apropiadas; pero, a las pocas horas, y tras una llamada telefónica de la Casa Blanca, ahora España participará, pues no quiere enemistarse con los EUA, y en unos mensajes confusos, Sánchez intenta ocultar que participará y cómo lo hará.

Esta es la vergonzosa vanidad hacia los inferiores, hacia los ‘subordinados’, mientras que, ante los amos, ya sea el presidente Joe Biden, o el presidente de cualquier empresa del Ibex 35, doblega la cerviz, vergonzantemente.

Por eso, y por todo, tenemos que independizarnos. No hay otra. Y, claro, en la vida pública de la futura República Catalana, no debería tener cabida ningún vanidoso, pues ya estamos muy hartos de todos ellos.