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No hay nada como un sueño para crear el futuro

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Este pensamiento que he tomado como título del presente escrito es de Víctor Hugo (1802 – 1885), y me parece que, hoy por hoy, es lo único que tenemos, y es mucho, como explico en este escrito.

Nuestra actualidad de los independentistas catalanes es pesada, desilusionante, depresiva, pero mantenemos el sueño original y, como se desprende del citado pensamiento de Víctor Hugo, es básico para construir el futuro.

Y es así, pues vemos que todo sigue igual, que los problemas y ataduras seculares, siguen manteniéndose y, por lo que parece, por los siglos de los siglos.

Así, tenemos muchos ejemplos de la máxima actualidad, pues vemos que;

1 –

Nuestro cine está infrafinanciado y mantenido por los viejos sentimentales, como constaté ayer en el cine, al ver la película / documental ‘Canigó 1883: La llegenda pirinenca de Jacint Verdaguer’, (2023) dirigida por Albert Naudín sobre la experiencia vital de Mosén Cinto Verdaguer i Santaló (1845 – 1902) en el Canigó; pues la media de edad de los espectadores superaba los 70 años de edad.

El cine catalán no llega a representar el 3% de las proyecciones del cine en Catalunya; sólo 10 de las 30 películas más vistas se ofrecieron dobladas en catalán, en el período 2017 – 2022; asimismo, sólo 2 de cada 10 películas que se han doblado al catalán, se proyectan en los horarios de más presencia de espectadores y la mayor parte de las películas dobladas al catalán, son películas infantiles.

Y ante esta situación, el ministro de cultura, Ernest Urtasun (Sumar), el pasado 3 de febrero, en una entrevista a RAC1, confirmó la clásica solución para seguir no haciendo nada: crear una comisión, un grupo de trabajo para acordar el impulso del cine catalán. 

Es verdad que el problema lo tenemos los catalanes, que tenemos una baja autoestima de nuestros proyectos; y sólo valoramos lo que otros países previamente han valorado, como fue el caso de la película ‘Alcarrás’ (2022), dirigida por Carla Simón, ganadora del Oso de Berlín en ese año.

2 –

El fútbol ya es un clásico, pues vemos que la federación española, el comité de árbitros, y su mano ejecutora, el VAR (árbitro asistente de vídeo), siguen manteniendo sus mandamientos, que, en este caso, se resumen en uno: favorecer al Real Madrid, como vemos habitualmente, perjudicando al F. C. Barcelona y al Girona F. C.; etc.

3 –

La financiación de los teatros, museos, exposiciones en la comunidad de Madrid, en detrimento de las otras comunidades; y, claro, después los costes se distribuyen entre todos, ya que el gobierno central, tradicionalmente oculta el cálculo de las balanzas fiscales, con sus diferentes modalidades de cálculo: flujo monetario o carga beneficio.

4 –

El sector agrario y ganadero catalán, siempre olvidados y marginados, en detrimento del negocio del turismo; y ese perjuicio está diseñado tanto por el gobierno central como por el gobierno de la Generalitat; y, claro, cuando se producen las protestas de los payeses, manifestándose con sus tractores por las carreteras, como está pasando en toda la UE, todo son promesas improvisadas.

Las medidas adoptadas por la Generalitat prescriben una restricción del 80% del consumo del agua en los usos agrícolas, un 50% en los ganaderos, un 25% en el sector industrial y otro 25% en los usos recreativos.

Ahora bien, el problema del agua es muy complejo, como señala Albert Rígol Baulenas (*), pues fabricar un solo coche requiere 1950 litros de agua, un kilo de carne requiere entre 5500 y 6500 litros de agua (para alimentar el ganado) y producir una camiseta de 200 gramos, requiere 680 litros de agua.

(*) Ara 5 de febrero del 2024.

El turismo representa el 12% del PIB catalán, y el 15% de la mano de obra.

Pero, claro, si no se prioriza el sector básico, la alimentación, acabaremos importando productos de otra parte del mundo, comportando más huellas de CO2.

Es evidente que el turismo debería ser lo primero que deberíamos sacrificar, pero, hay tantos intereses y tan poderosos, que ponen todas las trabas y presiones. Y nosotros, particularmente, somos egoístas, y seguimos viajando, haciendo turismo; pero nos quejamos de los turistas que vienen aquí y consumen nuestros servicios: agua, transportes, etc.

Y esto son unos simples ejemplos, pues somos conscientes que el tratamiento del agua, la financiación y la política, en general, nos va en contra. Otro claro ejemplo lo tenemos con CaixaBank, una caja de ahorros creada y potenciada en Catalunya que, tras el 2017, trasladó su sede a Valencia y, en este momento, sigue defendiendo que la actual sede está en el mejor lugar; una desvergüenza y desmemoria más.

Y esta situación me recuerda la novela ‘Sin novedad en el frente’ (1929), de Erich Paul Remark (Erich María Remarque) (1898 – 1970), que ya cité hace meses, pues refleja un momento en la Primera Guerra Mundial, con las infames desgracias en las trincheras, hasta que, justo al firmarse el armisticio, el protagonista es herido de muerte, en un día tan tranquilo y calmado, que el informe del comandante del ejército se limitó a una frase ‘sin novedad en el frente’.

Pero, está claro, para el protagonista, es el día de su muerte, como antes lo fue para sus compañeros de instituto. Por eso me parece que es una novela apocalíptica, al menos para el protagonista; otra cosa bien diferente es para su profesor que les animó a alistarse voluntariamente.

Y en estas estamos, en una situación que los líderes de los diferentes partidos políticos consideran como de ‘pacificación’, ausente de conflictos, cuando la realidad es que seguimos en plena trinchera, recibiendo tiros del enemigo estado español.

Por eso, sólo se me ocurre recurrir, de nuevo, a la canción de Francesc (Quico) Pi de la Serra, que ya cité, ‘Un día gris a ‘Madrís’ (1971):

‘Un día gris a ‘Madrís’

Un hombre gis, malcarado, bastante triste

llegó no diré de donde,

tanto da, todo es mundo.

Aquél era un día gris, bastante triste,

no lo recuerdo exactamente,

tanto da, hacía viento.

Yo llevaba un batín gris, bastante triste,

no de seda natural,

tanto da, es igual.

Y también un pijama gris, bastante triste,

no sé si lo llevaba abrochado,

tanto da, lo he olvidado.

Me dio un papel gris, bastante triste,

pero como no sé leer.

tanto da, le dije.

Me miró con un ojo triste, bastante gris,

y yo me encontraba en ‘Madrís’,

tanto da, no es París.

Me pidió el papel triste, bastante gris,

media vuelta y se marchó,

tanto da, se fue,

se fue.

Se fue

en un día poco claro,

no sé si volverá.

Y en esta situación bastante deprimente, muchos independentistas nos sentimos como el que describe ese mismo cantautor en su canción ‘L’home del carrer’ (1967):

‘El hombre de la calle

Este hombrecito que todo lo hace bien,

que siempre anda, que siempre anda,

este hombrecito que no puede hacer nada,

desde ahora le llamaremos el hombre de la calle.

No se levanta nunca tarde, se afeita muy bien

-la patilla izquierda, la patilla izquierda-,

desayuna poco, porque no tiene más;

mirad si lo hace bien, el hombre de la calle.

Saca un cigarrillo, ay no, que no tiene;

cuando fuma es de gorra, cuando fuma es de gorra:

los amigos, si o ven, todos hacen el distraído…

que poco fumarás, hombre de la calle.

Baja con el ascensor, ay no, que no tiene,

anda deprisa, anda deprisa,

en el rellano de abajo, encuentra la Roser,

se pone rojo, hombre de la calle.

La mujer no lo sabe, ay no, que no tiene,

mal que pienso, mal que pienso,

se le murió, ya ni sabe de qué;

esto es un pecado, hombre de la calle.

Abre su coche, ay no, que no tiene;

no tiene una peseta, no tiene una peseta,

no quiere cambiar su último billete…

ya ves qué papel, hombre de la calle.

A pie va al trabajo, de esto sí que tiene;

mucho menos querría, mucho menos querría,

si no hay dinero, tampoco hay Roser …

lo tienes muy peludo, hombre de la calle.

La cabeza le duele, ay no, que no tiene;

antes tenía, antes tenía;

un día lo perdió y no lo encontró más…

no tienes nada de nada, hombre de la calle’

Pero aún así, nos sentimos con fuerzas para gritar la siguiente canción del mismo Quico Pi de la Serra: ‘Fills de Buda’ (1974):

‘Hijos de Buda

Oh, gran filósofo oriental,

perdónanos por todo el mal

que te haré nombrándote aquí;

pero tu que eres sabio me entenderás,

tu que siempre dormiste al raso.

Al hombre que sabe cómo va el mundo,

para no sufrirlo no quiere verlo

y chupa al amo como todos,

tiene un culo de infinita cabida:

hijos de Buda

Por la ramera autoridad

de los que son más ricos que nosotros,

los santos de un Dios justificado

que tiene la cara bien gorda:

hijos de Buda.

Para los que jugamos con una noche,

matando horas sin consciencia,

después de miedo se hacen pipí en la cama

gracia divida que han recibido:

hijos de Buda.

Por los derechos naturales humanos

de resistencia al invasor,

sepan los americanos

que tienen la guerra perdida:

hijos de Buda.

A los Iscariotes del siglo veinte,

llenos de cañones y de medallas

buitres de ciudad asesinos,

tenéis la bolsa bien llena:

hijos de Buda.

Para los inventores de la muerte

hecha de ingenios de toda clase

adiós, me voy a rezar al huerto,

haced a los judíos, buena recibida,

hijos de Buda.

Como colofón a este pesimista escrito, y para animarnos, me parece importante recordar que:

Las batallas no siempre las gana el más fuerte, o el más veloz; tarde o temprano el hombre que triunfa es aquél que cree que puede triunfar’ (Vincent Thomas Lombardi, 1913 – 1970), pues, como he indicado citando a Víctor Hugo: ‘No hay nada como un sueño para crear el futuro’.