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NO oficialidad del catalán en las instituciones europeas

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Como dice el refrán, ‘antes se coge a un mentiroso que a un cojo’, y ayer se confirmó, nuevamente, el engaño continuado de Pedro Sánchez, su procrastinación, como señalé en un escrito anterior, y vuelvo a incidir en el presente.

La oficialidad del catalán, euskera y gallego en las instituciones europeas fue asumida por Pedro Sánchez, ya que esa petición formó parte de los acuerdos pactados entre Junts y el PSOE para investir como presidenta de las cortes, a Francina Armengol, del partido de Sánchez.

Desde entonces, hace más de un año, hemos visto algunas intervenciones del ministro de exteriores español, José Manuel Albares, ‘defendiendo’ su uso en las instituciones europeas; pero sin la debida implicación de Pedro Sánchez ante sus homólogos, como sí que hizo, incluso aceptando el trágala de Giorgia Meloni (jefa del gobierno italiano) para intercambiar nombramientos, y conseguir que Teresa Ribera (PSOE) pudiese ser nombrada vicepresidenta de la comisión europea. Pero el reconocimiento de esas lenguas está paralizado, ya que no ha vuelto a la mesa de los 27, desde el pasado mes de febrero.

El primer semestre del 2025, asumirá la presidencia rotatoria el primer ministro polaco, Doland Tusk (por cierto, nada ‘amigo’ de los independentistas catalanes, como nos demostró en 2017, prometiendo diálogo, y ya vimos como acabó todo, pues el diálogo no existió) Ahora bien, cada cosa en su lugar y, tras más de siete años, su función es otra, y veremos.

Pues, anteayer (12/12), el embajador de Polonia ante la UE, Agnieszka Bertol, a respuesta de unos periodistas, comentó que la oficialidad de estas tres lenguas debe tratarse en el Consejo de la UE, si hay voluntad entre todos los estados miembro. Pero señaló que el gobierno español no ha solicitado al ejecutivo polaco que se aborde este tema durante su presidencia, por lo que no parece que esa oficialidad sea una realidad a corto plazo.

Y tras esas declaraciones, la Moncloa, de forma inmediata (al hacerse público su ridículo) filtró ayer a La Vanguardia (la voz de su amo en Catalunya), la carta que había enviado ayer, instando formalmente a Polonia, para que continuase impulsando la petición de reformar el régimen lingüístico de la UE, e incorporar esas tres lenguas. Insistiendo en su cooficialidad, de acuerdo con la constitución española.

Pero ya hemos visto que la presidencia española de la UE, durante el primer semestre del 2023, tampoco sirvió para nada, sobre este tema; si bien señaló que el coste preciso, lo asumiría el estado español (evitando, así las reticencias de otros países, como el sueco)

Albares, en una reunión del pasado 4 de diciembre, con la maltesa Roberta Metsola, presidenta del parlamento europeo, argumentó la petición, diciendo:

‘No es un asunto político en el sentido de política partidista, sino un asunto de identidad nacional española’, y ‘que el catalán pueda utilizarse en el Parlamento Europeo no debería verse como una victoria de un os españoles sobre otros, sino como un avance a favor de nuestra identidad nacional plurilingüe, que está en nuestra Constitución y que está en nuestras calles’.

Y, como señaló Marçal Sintes, en su genial e ilustrativo artículo, titulado ‘La ‘fórmula Albares’ para la lengua catalana’:

‘Según Albares, el catalán, como el gallego y el euskera, forman parte de la identidad nacional española (…) Albares podría argumentarlo diciendo que España es un país diverso y que, como ministro, tiene el deber de defender esta diversidad, o podría apuntar que el catalán es una lengua española o una lengua de España, y que por eso ha de ser incorporada en la UE; o, acogiéndose a la Constitución, señalar que en España hay diversas nacionalidades y que la lengua propia de una de estas nacionalidades es el catalán (el término nacionalidades quiere decir naciones).

Pero Albares lo impugna todo e insiste que la identidad nacional española incluye el catalán, es decir, que el catalán es identidad nacional española. España es Catalunya, y eso no es ceñirse a la Constitución, esto es otra cosa.

Albares afirma que la lengua (y con la lengua hemos de suponer que también la cultura catalana, etc.) y al mismo tiempo, niegas la nación.

De hecho, la posición de Albares dibuja una especie de trade-off (compensación) o solución intermedia.

Así, por un lado, a los catalanistas (a los catalanistas que consideran que Catalunya es una nación, se entiende) les ofrece la asunción como lengua propia, y, en consecuencia, la defensa del catalán por parte de España a cambio de la renuncia -o elisión, o disolución- de la nación.

Por otro lado, a los españolistas (a los españolistas de Catalunya, se entiende) les propone que asuman la catalanidad (la lengua, la cultura, etc.) a cambio de borrar la plurinacionalidad y, por lo tanto, a cambio de una España nación única, incuestionable, a salvo de cualquier invocación del derecho de autodeterminación por parte catalana.

Naturalmente, lo que plantea Albares, nacido en Madrid el 1972, tiene un recorrido político escaso, dado que ni catalanistas ni españolistas, creo, están dispuestos a aceptar el sacrificio que supone un pacto como el que plantea el ministro (unos deberían renunciar a la nación; los otros se verían forzados a acoger y celebrar la diversidad como propia, consustancial, de la españolidad)

A pesar de todo, la propuesta tiene dos virtudes. Una favorece al propio Albares, pero la otra presenta un ámbito general. La primera es que permite al gobierno socialista interpelar incisivamente al PP, descolocándolo dialécticamente, para que asuma el esfuerzo en favor del catalán. La segunda virtud de la fórmula es que resulta conceptualmente provocadora intelectualmente estimulante, cosa que hoy día, hablando de políticos, no solo es infrecuente, sino completamente excepcional’.

(Ara, de ayer, 13 de diciembre)

Como he dicho, estas observaciones me parecen muy clarificadoras y didácticas.

Muchos pensamos que su constitución y los políticos españoles pueden decir misa, Catalunya es una nación milenaria y un estado, que perdió esta última condición por la conquista por las armas de los borbones en 1714, mientras que el reino español es un estado que nunca será una nación, como muestra su historia.

No queremos, ni podemos, limitarnos por su constitución, elaborada por sus siete padres, atemorizados por la presión militar y policial, o acomodados franquistas, como el asesino Manuel Fraga Iribarne (1922 – 2012), que muy bien retrató Lluís Llach en su canción ‘Campanades a morts’ (campanadas a muertos, de 1977), que acabó llamándoles ‘asesinos de razones, de vidas / que nunca tengáis reposo en vuestros días / y que en la muerte os persigan nuestras memorias’.

Por eso no pueden negar nuestras características intrínsecas, esenciales y específicas; y una de éstas es nuestra lengua, el catalán.

Por todo lo expuesto, el estado español no conseguirá eliminarnos, ni reducir el catalán a una lengua regional / residual / folclórica / familiar, de su reino. Soportamos los 40 años de persecución y prohibiciones franquistas, tenemos una imponente capacidad de resiliencia, por lo que el catalán nunca formará parte, ni conformará, la identidad española.

Por más que Pedro Sánchez multiplique sus ‘habilidades’ de trilero y de procrastinador:

De trilero, como la gallina, en la fábula de ‘la gallina y el cerdo: comprometido o involucrado’

’Una gallina y un cerdo paseaban por la carretera un día, cuando la gallina le dijo al cerdo: oye cerdo, ¿qué te parece si nos asociamos y abrimos un restaurante? Me parece buena idea, dijo el cero, ¿cómo le llamaríamos?, y la gallina, después de pensárselo, dijo, ¿por qué no le llamamos ‘huevos con jamón’?; el cerdo contestó y dijo, pensándomelo mejor, creo que no voy a abrir un restaurante contigo, pues, de ser así, yo estaría comprometido, pero tú solamente estarías involucrada’.

(https://search.app/MMjW1zwiF)

Y eso es lo que hace Pedro Sánchez, respecto al reconocimiento del catalán, sólo se involucra, y aún, mínimamente; mientras que, cuando le interesa, por su investidura o por el nombramiento de Teresa Ribera como comisaria europea, entonces sí que se compromete, y a fondo, aunque sea tragando los sapos de Meloni.

De procrastinador, como el barquero de la fábula de ‘el barquero y la procrastinación’:

‘En la orilla de un río había un barquero que se dedicaba a pasar personas de un lado a otro, era el único que había en muchos kilómetros, por eso, siempre estaba muy solicitado. Un día, una pareja de granjeros se acercó al barquero y le pidieron para cruzar, ya que tenían que vender una oveja en el mercado de la ciudad. El barquero los subió y ellos vieron como entraba algo de agua en el bote, mientras remaba el barquero les dijo que no se preocuparan, que eso había pasado siempre y que algún día los arreglaría. Los dejó en la otra orilla y le pagaron.

Otro día, una bella muchacha le pidió al barquero que le llevara a la otra orilla y él accedió con gusto. Mientras él entonaba una canción a la vez que remaba, la joven se percató que los remos estaban en muy mal estado, y ella se lo advirtió, pero el barquero le dijo que no se preocupara, que ya los arreglaría en su momento, ahora podían seguir así. La muchacha llegó a la otra orilla y le pagó.

En un día algo gris y que el río subía algo crecido, un noble de la provincia se acercó al barquero y le pidió sus servicios, aun con el mal tiempo, el barquero aceptó. Ambos se subieron en la barca y comenzaron a cruzar, el ró estaba muy revuelto, entraba mucha agua en el bote y uno de los remos se partió. La barca comenzó a dar tumbos sin control y acabó chocando contra unas piedras del río. Ambos cayeron al agua y el barquero, como pudo, llegó a la orilla, pero el noble, al no saber nadar, se ahogó.

Al cabo de unos días, unos guardias le enseñaron una orden del rey en la que se acusaba al barquero de negligencia y asesinato de un noble. El barquero no creía lo que escuchaba y no quería ir con los guardias, pero acabó yendo por la fuerza.

En el juicio los granjeros y la muchacha hicieron de testigos dando testimonio de que la barca estaba deteriorada. Tras aquello, el rey dictó sentencia y el barquero fue condenado a muerte, colgado de una soga en la plaza central.

Moraleja: no dejes las cosas para mañana, porque nunca sabes cuándo pueden cambiar las circunstancias y puedas necesitar de aquello que llevas tanto tiempo posponiendo’.

(https://search.app/SRLtocAVdukthJp8A)

Y Pedro Sánchez, con el catalán, la financiación singular, el traspaso íntegro del control y gestión de la inmigración, etc., hace como el barquero, y, hasta que no tropieza con un serio escollo, como ahora el aviso del político polaco, o ve que no podrá aprobar los presupuestos, no hace nada, pero, aún así, cuando choca con la realidad, lo hace de forma general, sin comprometerse: enviando una simple carta o, prometiendo el reconocimiento de la singularidad de las 17 comunidades autónomas, y condonando el 20 % de la deuda de todas ellas; y, así, cree que cumple con los acuerdos pactados con Junts, confundiendo la forma con el fondo del problema.

En definitiva, que, si no hemos aprendido con todos esos maltratos, si todavía hay alguien que pueda confiar en la palabra de Pedro Sánchez, que se lo haga mirar, pues ya es patológico.

Así que solo nos queda una solución, LA SOLUCIÓN: LA INDEPENDENCIA.