Siguiendo con mi escrito de ayer (4/11), el presente lo titulo negando la ‘Ley Campoamor’, reforzando mis observaciones del mencionado escrito, pues, avergonzado por las respuestas y posiciones políticas sobre la gestión de la riada valenciana (provocada por una DANA), me parece preciso reincidir en el tema.
Hoy hemos visto la película ‘Jurado número 2’ (Juror Nº 2) dirigida este 2024, por Clint Eastwood, basada en una novela de Jonathan Abrams, y, en primer lugar, debo reconocer la lucidez del director, de 94 años de edad, ya que nos demuestra que el ‘edatismo’ es un mero prejuicio, pues, cuando hay calidad (y la salud no lo impide o merma), afortunadamente, se mantiene.
En ese thriller se presenta la tensión personal de un miembro del jurado popular, ante un juicio sobre un asesinato, del que él fue el culpable, por lo que pretende buscar argumentos para no condenar al acusado, si bien, al final, cede, por la presión social y el temor a las propias consecuencias. El desenlace, asimismo, muestra una cierta moralina sobre la preponderancia de la justicia americana, personificada por la fiscal, interpretada por la siempre magistral Toni Collette.
En realidad es una película similar a ’12 hombres sin piedad’ (12 Angry Men), dirigida en 1957 por Sidney Lumet (1924 – 2011), o ‘Anatomía de un asesinato’ (Anatomy of a murder), dirigida en 1959 por Otto Preminger (1905 – 1986), pero con la novedad de que uno del jurado es el autor del delito, lo que da un mayor dramatismo, claro.
Pues bien, durante el visionado de esta película, no me he sacado del pensamiento, el paralelismo con la crisis provocada por la riada valenciana, que, de momento, ya ha ocasionado 211 muertos, y un número indeterminado (oficialmente) de desaparecidos.
Ayer vimos que ya se presentaron las primeras denuncias contra Carlos Mazón, president de la Generalitat Valenciana y el Pedro Sánchez, presidente del ejecutivo central. Pero, según algunos jueces, la mala gestión, de por sí, es difícilmente encausable criminalmente, ya que influyen gran cantidad de informaciones y matices, que dificultan una clara imputación.
Y ahora, vemos que el PSOE y el PP se lanzan acusaciones, pues todos buscan obtener beneficios electorales o, cuanto menos, reducir los costes al respecto. En esa misma línea podemos catalogar las millonarias peticiones de las ayudas, por parte de Mazón, y los ofrecimientos de medios militares, por parte de Sánchez. Siempre tarde y cínicos.
Así como lo bulos al respecto, uno, por ejemplo, del propio ministro de interior Grande Marlaska, ya que ahora se afirma que Pedro Sánchez no recibió ningún golpe, como el propio ministro dijo (así que el ‘aturdimiento’ fue por otras causas desconocidas)
Asimismo, son vergonzantes, las acusaciones cruzadas respecto a la responsabilidad de la emisión de la alarma, y a su gestión, que han llevado al responsable de la UME (unidad militar de emergencias), y al de la AEMET (agencia estatal de meteorología), a contradecir al president Mazón, que, además de mal gestor, ha demostrado desconocer sus propias responsabilidades al respecto.
Otro aspecto relevante es la disputa sobre la responsabilidad de la visita regia, pues la Moncloa la atribuye a la Zarzuela, y ésta se escuda considerando que la seguridad depende del ministerio de interior.
Así, a partir de ahora, vemos que los muertos, los desaparecidos, la reconstrucción, etc., pasan a ser temas secundarios, pues, en lugar prioritario, está la atribución de la culpa, que todos quieren eludir, obviamente.
Y este es el paralelismo con la mencionada película, ya que, las apariencias y la realidad, la sentencia y la justicia, en fin, la inmoralidad y la moralidad, con frecuencia están en diferentes planos, paralelos. Y, de acuerdo con la geometría, en cada plano ‘viven’ los diferentes personajes, en sus distintas ‘realidades’. Pero la realidad objetiva es innegable.
Y en esa diferente visión y teatralización, cabe señalar, asimismo, la gestión efectuada ayer por el represor Salvador Illa, que, tras escenificar repetidas sesiones de trabajo y seguimiento de la DANA y su previsible incidencia en Catalunya, ayer tardó varias horas a cursar el aviso de la alarma, como me explicó una amiga de Castelldefels (Barcelona), una de las localidades más afectadas, pues a las 07.00 h, llovía intensamente y las calles ya estaban inundadas, y el aviso de la alarma les llegó a las 08.30 h.
En Barcelona recibimos el aviso de alarma a las 10.31 h., por una lluvia que no fue nada extraordinaria, por suerte.
Efectivamente, la meteorología no es una ciencia exacta, pues la naturaleza no es cuadriculada. Y esto lo sabemos y comprendemos todos.
Asimismo, es comprensible que, viendo las repercusiones de la mala gestión del gobierno valenciano, Illa (155) no quisiera asumir riesgos, y pecase con exceso de prevención, ya que interrumpir todos los trenes de cercanías de toda Catalunya, por la afectación en el Baix Llobregat y Barcelonés, fue un exceso de celo.
Efectivamente, que las alarmas, en gran medida, acaben en nada, es preferible, claro.
Pero de eso, a actuar tarde en las zonas afectadas, y con un exceso de prevención en toda Catalunya, no justifican las ‘auto-medallas’ que se impuso el gris Illa, justificando que ‘los catalanes apostamos por tener un territorio (nunca reconocerá que somos un País) seguro, como ha hecho su gobierno, respondiendo con velocidad y agilidad (…) y anunció que revisarán las actividades en zonas inundables (…) por lo que estaba satisfecho de la forma que su gabinete ha gestionado la emergencia (…)’.
Es vergonzoso que consideren una emergencia la situación de ayer en Catalunya, cuando, en realidad, fue una tormenta (150 litros /m2, por ejemplo en El Prat), importante, claro, pues se produjo en un espacio breve de unas pocas horas, pero, de ahí a ser considerada una emergencia para parar toda la red viaria del País, y recomendar a la ciudadanía del Barcelonés, Baix Llobregat y Maresme, a reducir sus movimientos, es una medida desproporcionada, máxime viendo el descontrol ya que las universidades cerraron pero, los colegios e institutos no; y que los principales centros hospitalarios suspendieran sus programaciones…
En definitiva, que todos los políticos aprovechan la desgracia, para ‘arrimar la ascua (*) a su sardina’, es decir, para aprovechar las ocasiones en beneficio propio
(*) materia sólida combustible.
No queremos que la supuesta seguridad sea la coartada para limitar libertades, como vimos con la pandemia del Covid; pues es preciso recordar que el reino español fue el ‘campeón’ en imponer el confinamiento de la ciudadanía, con unos resultados que, desgraciadamente, también estuvieron en la cola europea.
En todo país europeo, las infraestructuras están adecuadas; pero, aquí, con la infrafinanciación, tienen una fragilidad extrema. Y ese es el verdadero núcleo del problema.
No es normal que, a las primeras gotas, fallen los semáforos en Barcelona, que las líneas de Metro se inunden, así como algunos tramos viarios.
Por eso, me parece correcto que el gobierno del represor Illa considere revisar las construcciones en zonas inundables, esto es básico (y deberían buscarse responsabilidades a los que autorizaron esas construcciones); pero, el nudo gordiano es la financiación, para garantizar unas infraestructuras propias del primer mundo, y acordes con los impuestos que históricamente pagamos los catalanes.
Y claro, en el reino español, si quieren dar una imagen de normalidad, el primer responsable debería ser el rey, ya que, según su constitución, en su artículo 56, explicita que ‘arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones (…)’ , pero ya vimos que pasaron más de cinco años con la renovación del poder judicial bloqueada, y el rey se mantuvo ausente (supongo que ya le iba bien que la derecha fuese la favorecida por el bloqueo), y con la DANA valenciana, vemos que, se ha limitado a buscar la foto en Paiporta (Valencia), pero, en absoluto, se ha dedicado a ‘arbitrar y moderar’ en el conflicto existente entre el gobierno central y el autonómico, ambos interesados en acusarse mutuamente, dejando en segunda instancia el buscar las soluciones reales que los afectados necesitan.
Y, el colmo de los colmos, es ver que el desastre de la gestión por parte de Carlos Mazón, la aprovechen los españolistas, para atacar el sistema autonómico; y, como apuntó el propio Pedro Sánchez, mucho me temo que acabaremos pagando ‘justos por pecadores’, como es habitual en la metrópoli madrileño-castellanizada.
Y, en esa línea, está el president Illa (155), así que, como se dice vulgarmente, ‘a cada bugada perdem un llençol’ (perdemos una sábana en cada lavada), y con un presidente servil y gestor burocrático de una autonomia a la baja, podemos tener claro que acabaremos perdiendo, con el previsible nuevo ‘café para todos’.
Y, desgraciadamente, la mayoría de los catalanes lo asumirán, resignada o gustosamente.
Este es y será nuestro futuro, pues nos falta una fiscal, como el de la película mencionada, que anteponga la justicia a su propia carrera personal. Pero esos sueños peliculeros, siempre distan muchos de las realidades.
Por todo eso, no debemos aceptar y conformarnos con la repetidamente citada Ley Campoamor, debemos salir de los engaños relativistas, pues la realidad objetiva, al menos en esta ocasión, es clara.